J. Fernando Garzón O.
Se conocieron en el Club Rotario de Quito y tienen amigos comunes. Hoy son principales autoridades del poder ejecutivo de Ecuador. El 24 de mayo de 2017, día de posesión del presidente Lenín Moreno, Carlos Pérez García fue ungido como ministro de Hidrocarburos. Él vivió una niñez entre viviendas de enquinchado de cemento del Ancón patrimonial en la región costera y los primeros pozos petroleros en Ecuador de la empresa británica Anglo Ecuadorian Oilfields. Pérez se graduó en EE.UU. y fue ingeniero de operaciones en la NASA, renació en la empresa petrolera Schlumberger y a partir de 1982 se integró a la segunda empresa de servicios petroleros en el mundo -la Halliburton- habiendo sido Gerente Regional para América Latina y Gerente General para Ecuador desde el 2002 hasta el 2015.
La Halliburton adquirió fama mundial y poderío, a raíz que Dick Cheney la dirigió hasta el año 2000, y desde el 2001 al 2009, fue el 46º vicepresidente de Estados Unidos de Norteamérica en la presidencia de George W. Bush. Ellos propiciaron la falsa acusación contra Irak, de posesión de armas de destrucción masiva, para justificar la madre de las guerras y de los negocios de las multinacionales, donde la Halliburton fue la principal contratista.
En el año 2004, auditores del Pentágono acusaron a Kellogg Brown&Root -subsidiaria de construcción e ingeniería de Halliburton- de haber obtenido sin licitación un contrato para restaurar y operar los pozos petroleros por 7 mil millones USD, otorgado el 20 de marzo de 2003 antes de la invasión militar a Irak. La empresa en el 2001 obtuvo un contrato para apoyo logístico, combustibles y alimentos para las fuerzas militares norteamericanas desplegadas en Medio Oriente por 5 mil millones de dólares. Rosa Towsend del diario El País de España en la edición del 22 de julio de 2004, comentó que el Congreso de EE. UU. investiga el patrón de fraude, abusos y despilfarro de la Halliburton en Irak. Lo cierto es que Richard «Dick» Bruce Cheney recibió 36 millones de dólares de indemnización cuando dejo la dirección de la Halliburton en el 2000, y siguió recibiendo compensaciones por 394.548 dólares registradas en el 2004, estando en funciones de vicepresidente de los Estados Unidos de América.
He ahí el interés del capital vinculado a las oportunidades por conflictos militares; o en palabras de Noam Chomsky: “Las grandes corporaciones han emprendido la lucha de clases, son auténticos marxistas, pero con los valores invertidos”.
En América Latina no hay conflictos militares aún. Los conflictos son otros, con una intervención supervisada y apoyada estratégicamente desde poderes hegemónicos del norte y con cuatro subsistemas identificables en Ecuador: 1.- Judicialización de la política. 2.- Imposición de un modelo neoliberal a ultranza. 3.- Reducción agresiva del Estado. 4.- Conformación de un Bloque de Poder dependiente, con autoridades de estado, propietarios de medios y empresarios monopólicos.
A poco de ser posesionado, el ministro de Hidrocarburos Carlos Pérez García induce a la judicialización de la política el 15 de agosto del 2017, exigiendo la intervención de organismos de control para revisar los contratos de repotenciación de la estratégica refinería de Esmeraldas. Y, el 22 de mayo de 2018, solicita al Contralor Subrogante auditar los 8 proyectos hidroeléctricos de Ecuador, adelantando críticos juicios de valor.
La reducción del Estado como mensaje mediático, encubrió la concentración de los sectores estratégicos de la economía en el ministerio de Hidrocarburos, que fusionó por decreto ejecutivo No. 399 los ministerios de Electricidad y Energía Renovable y de Minería. En conjunto estos tres ministerios representan más del 10 % del PIB de Ecuador y el 38 % del presupuesto del Estado.
La atracción neoliberal de eliminar los subsidios a los combustibles, se concretó cuando el ministro Carlos Pérez promovió la revisión de precios de combustibles y el 21 de agosto de 2018, por decisión presidencial, se incrementó el precio de la gasolina Súper a 2,98 USD y el 10 de septiembre de 2018 se incrementó el precio del diésel de uso industrial y artesanal. La joya de la corona de la noche neoliberal, retornó por decreto ejecutivo el 15 de julio del 2018, con la reforma al reglamento de la Ley de Hidrocarburos, que viabilizó los contratos de participación, por los cuales, parte del petróleo extraído pasa a ser propiedad de las transnacionales, paradójicamente en un periodo presente de crecimiento sostenido del precio del petróleo.
El modelo de intervención analizado en lo nacional y en el ámbito de las políticas públicas y privadas de la producción del petróleo, se articula en lo regional, a la generación de oportunidades de los señores de la guerra, ante el impacto regional de un magnicidio ya frustrado contra las principales autoridades de Venezuela, este 4 de agosto de 2018; o la intervención política-militar, para acceder a los contratos de producción y explotación de sus reservas exorbitantes de petróleo, como lo hizo la Halliburton en Irak. A esto le precede el decreto ejecutivo injerencista del entonces presidente Obama que declaró a Venezuela el 9 de marzo de 2015, de “amenaza para la seguridad nacional” de EE.UU., facilitando una posible intervención militar de EE.UU. y sus aliados europeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte-OTAN; organismo militar que además acogió a Colombia con sus siete bases militares norteamericanas, como socio global. Le preceden también, las veleidades idiomáticas del Secretario de la OEA y los grupos ad hoc de gobiernos que intentan subrepticiamente preparar, en algún momento, el acuerdo militar del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca – TIAR.
Es urgente, un llamado a la conciencia para que las autoridades de Ecuador de buen corazón y con probidad notoria, que no quieran incriminarse éticamente, sean emplazadas ante un evidente conflicto de intereses entre su origen empresarial y su rol ministerial, para que actúen en consecuencia, ¡ahora!