Por Félix Roque
Los chilenos votaron y rechazaron el texto constitucional sometido a plebiscito. Rechazaron sepultar definitivamente al dictador Augusto Pinochet. Dejaron libre su espíritu para que continúe como el Ángel de la muerte que canta Silvio Rodríguez , revoloteando en el país austral. Más pudo el miedo al cambio que la valentía por cambiar y tomar un nuevo rumbo.
El rechazo dice que la derecha chilena se unió de manera monolítica y con una campaña de miedo, asustó al electorado diciéndoles que de ganar el “apruebo” les quitarían sus propiedades, los dejarían sin empleos, les quitarían a sus hijos y el comunismo convertiría a Chile en una nación Castro-Chavista.
La victoria del rechazo, contundente además, desde una visión político-realista, representa un duro golpe a los sectores progresistas y, en particular al presidente Boric, a quien sin duda, le han pasado factura por sus devaneos con sectores de la derecha.
Esta victoria derechista les insufla un nuevo aire, los oxigena. El Congreso chileno, dominado por la derecha, va a tratar de arrinconar al gobierno de Boric. Tal vez hasta pidan su dimisión.
Esta derrota de la izquierda chilena recuerda a la sufrida por el chavismo en la Reforma Constitucional de 2007. En el análisis que en su oportunidad hizo el Comandante Chávez se destaca el “error” de haber pretendido reformas no entendidas por el pueblo. Tal vez algo ocurrió en Chile.
Por ahora, las grandes alamedas no se abrieron. Allende lo intentó muchas veces hasta que al final logró triunfar. Habrá que seguir luchando para enterrar definitivamente al pinochetismo.