Por Luis Varese
“Porque mi Patria es hermosa como una espada en el aire…” Javier Heraud. Palabra de guerrillero.
Esta no es una batalla cualquiera, esta es la lucha por la Patria.
Veinticinco o tal vez treinta, compatriotas asesinados al día de hoy 22 de diciembre. Asesinados por ejercer el derecho a protestar contra un gobierno cívico militar que nadie eligió y contra un Congreso que repudia el 80 por ciento de los ciudadanos. Se protesta contra ello y se buscan y proponen salidas. Los movimientos regionales de la Sierra y de la Amazonía se han levantado. Este es un momento insurreccional sin una dirección política única, es inútil que se pretenda buscar “terroristas” o acusar a uno u a otro. Esta es la humanidad aplastada que se levanta y que expresa su hartazgo ante la prepotencia vergonzante de la lumpenoligarquía que nos gobierna.
El Perú entero mira asombrado la ausencia total de la institucionalidad destruida en los 30 años de neoliberalismo. El objetivo de desestructurar el país, el Estado y sus organizaciones fue alcanzado por el plan CIA, Montesinos, Fujimori. Hoy ese proceso se está cobrando la desgracia que representa.
La Patria no es el escudo, ni la bandera, ni los límites territoriales. La Patria es el conjunto de peruanas y peruanos que la conformamos. Es el conjunto de pueblos, nacionalidades, culturas, conocimientos que tenemos, que somos como peruanos. El amor a la Patria es el amor a la gente y el respeto por nuestras culturas. El amor a la Patria es la construcción del futuro para los que vienen. Es la distribución de la riqueza de nuestro territorio para buscar y encontrar el bienestar de las peruanas y los peruanos. Eso es el amor a la Patria y la defensa de la Soberanía.
Hoy aparece violentamente en nuestra memoria, el libro de Alberto Flores Galindo, Buscando un Inca. Identidad y Utopía en los Andes. Reaparece el mito de Inkarri. Reaparecen Juan Santos Atahualpa, Túpac Amaru, Micaela Bastidas, Tita Condemayta.
Qué terrible nos es obtener igualdad ciudadana, derechos colectivos, respeto por las autonomías, equidad de género. Cuánta sangre, cárcel y tortura nos cuesta cada vez. Nuevamente los militares y policías ensangrentando nuestras calles, nuestra tierra, en defensa de los intereses extranjeros. De los intereses de los peruanos que venden la Patria al mejor postor. Esos militares y policías que deberían defender la Patria.
El movimiento se ha iniciado, tal vez las balas logren detenerlo por un tiempo; tal vez la crueldad de oficiales entrenados por los EEUU, logre retrasar el desenlace. Pero el movimiento se ha iniciado, y no se detendrá. Puede que la rueda gire más rápido o más lento, pero gira. Y gira en el sentido de la historia.
Tres hechos ocurridos, paralelamente a las masacres, han llamado la atención a nivel internacional. En primer lugar el asilo de la esposa y los dos hijos menores del Presidente Pedro Castillo y la declaración de Persona non grata contra el digno Embajador de México.
El derecho al asilo en una embajada es una conquista latinoamericana desde el Siglo XIX. La Convención de 1954 de Caracas sostiene que: No se da asilo a aquellos que han cometido delitos comunes, procesadas o sentenciadas. Ojo procesados o sentenciados. El Estado que concede el asilo determina la naturaleza del delito.
La ignorancia demostrada por periodistas y entrevistados sobre este derecho es monumental, pero lo peor no es la ignorancia, lo peor es que se habla de Pedro Castillo y su familia, como si fueran delincuentes de la más baja ralea. No fueron juzgados. Los niños debían salir con la mamá. El derecho al asilo del cual han disfrutado varios peruanos (Víctor Raúl Haya de la Torre entre ellos, estuvo 6 años en la Embajada de Colombia 1949 a 1954) nunca generó tanta prepotencia y vulgaridad por parte de una Cancillería como la actual.
La declaración de persona non grata del Embajador, es una respuesta dictada por los EEUU, y su política exterior, que está empeñada en romper todo orden legal. Ni Pinochet expulsó al embajador Mexicano o al Sueco, que se jugaron por centenares de perseguidos. Vergüenza de esta Cancillera Gervasi.
El segundo hecho que llama la atención en los comentarios de la prensa internacional, es que no haya una dirección, un caudillo, una representación visible y única. Son los movimientos sociales, que se han venido dando en los últimos años y que hoy adquieren una dimensión mucho más grande y una dimensión nacional mucho más efectiva. Lo que insurgió es la cólera ciudadana contra la burla a la voluntad popular, contra el vil grupo de congresistas.
Son las direcciones de provincia y departamentos, de sindicatos y organizaciones campesinas y barriales que convocan y dirigen; incluso son grandes movimientos espontáneos auto convocados que se han manifestado en las calles. Con ellos habrá que dialogar y construir un gobierno de transición.
El tercer elemento que llama la atención es la brutalidad de la respuesta policial-militar. El “terruqueo” (acusar de terrorista a cualquier ciudadano) tiene éxito. Se sienten orgullosos de matar pues piensan que están librando al país del terrorismo o peor aún del “comunismo internacional”. Matan a “los nadie”, matan a los mineros, a los pobladores barriales, a los estudiantes, a los campesinos. Matan a los “serranos” que no existen más que como mano de obra barata y como molestia durante los paros regionales. Así piensa el que ordena disparar, así piensa la lumpenoligarquía, y lamentablemente así piensa el soldado que dispara. Se impone el racismo y el clasismo que predominan en las relaciones sociales y políticas.
Tratemos de resumir las motivaciones de coyuntura. En el 2023, a decir de los principales analistas, se deben renovar importantes contratos mineros con las transnacionales. Esto no estaba garantizado con Castillo (aunque no sabemos si los hubiera renovado o no). El cierre del Congreso y el referéndum por la nueva Constitución o el regreso a la constitución de 1979, cierra la puerta abierta y garantista al neoliberalismo y al libre mercado, de esta Constitución fujimorista.
El mecanismo utilizado es el diseño estadounidense para derrocar a los gobiernos progresistas o de izquierda. Desprestigio vía la prensa contra los dirigentes y presidentes. Judialización de ellos y de su entorno, larga campaña de satanización contra la izquierda. El mismo, idéntico, esquema contra Lula, Correa, Evo Morales, Cristina. El que vendrá muy probablemente contra Petro. Diseño único, flexible y efectivo de los think tank yanquis. No nos olvidemos.
Las motivaciones que hoy ocurren y son históricas (no de coyuntura)
Doscientos años de dominación de la burguesía criolla sobre la población indígena. Esto no es una versión antropologista o historicista. Es una situación real que hoy, se convierte en política.
El Perú, como un país aún no resuelto, busca la creación de una respuesta integral, que incorpore pueblos, nacionalidades, culturas, saberes, formas de participación diversas, con propias formas de democracia. Esto ocurre en un momento de Krisis mundial. Un momento de tomar decisiones, de romper con el statu quo y caminar hacia un futuro. Es un momento de Revolución al que tanto temen los que están acomodados con y en el Poder. Puede que se retrase, puede que hoy sea el desenlace. Es el tiempo de la Pachamama y del Abya Yala.
Las dirigencias individuales o partidarias que aparecen son: por la extrema derecha, un fascismo rugiente encabezado por los señores Aliaga, Montoya, la señora Chirinos y la inefable Keiko Fujimori. La lumpenoligarquía en su expresión más conservadora y brutal. Sólidos representantes de los EEUU, de la CIA, de Montesinos y de algunas de las mafias del narcotráfico.
Por otro lado aparece el señor Antauro Humala, con un discurso que fluctúa entre un indigenismo conservador y un nacionalismo oscuro y retrógrada.
Pero la realidad nos muestra un tercer espacio, muestra a las dirigencias regionales, locales, de base, con militantes de otros partidos de la izquierda, del centro y de jóvenes y viejos sin partido que aman a la Patria y creen en su derecho de ser representados y escuchados.
Los que defienden el agua, la tierra, la semilla, su libertad, nuestra libertad. Esos existen. No son una ilusión, son los que salen a las calles y caen y mueren en defensa de todas y todos nosotres.
Qué queda por delante
La guerra solamente le interesa a las oligarquías. En nuestro caso a la lumpenoligarquía que nos gobierna. Consolidan su poder basado en las armas. Debilitan las propuestas constructivas de reformas necesarias, basan su seguridad en la vía militar.
Qué podemos hacer: seguir en la batalla. Conseguir los objetivos del cierre del Congreso, del referéndum por una Asamblea Constituyente, del Gobierno de transición. Ganar los espacios democráticos. Esto en la batalla por el Estado y el gobierno.
Si no se alcanzan estos acuerdos, probablemente vendrá una balcanización del país y muchas más muertes.
En el marco de la Identidad y Utopía Andina, de la que habla Alberto Flores Galindo, puede venir también la creación de espacios autonómicos que permitan democracias locales y avances en el fortalecimiento de las opciones comunitarias propias, a esto se arriesga la intransigencia de esa burguesía ignorante que sigue dando la espalda al país.
La rueda sigue girando y va en el sentido de la historia. La lucha por la Patria y por la Patria Grande es nuestro futuro y destino.