Rodolfo Bueno
El Presidente Donald Trump aclarara el panorama mundial a cien años del fin de la Gran Guerra (I), cuando critica a Macron por proponer que Europa tenga sus propias Fuerzas Armadas. Escribe: “El Presidente Macron de Francia ha propuesto que Europa construya su propio ejército para proteger a Europa contra EE.UU., China y Rusia. Muy insultante… Sin embargo, fue Alemania la que estuvo detrás de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo resultó eso para Francia? Ellos habían empezado a estudiar alemán en París antes de que EE.UU. se presentare.” Se burla de la baja aprobación que Macron tiene, de tan sólo un 25%, y del alto desempleo, de casi el 10%, exalta el nacionalismo francés, “gente muy orgullosa y con razón”, le aconseja, “haz a Francia otra vez grande” y afirma querer una Europa fuerte, lo que es “muy importante… Queremos ayudar a Europa pero tiene que ser justa. Ahora mismo la carga (mantenimiento de la OTAN) recae en su mayor parte sobre EE.UU.”.
Así, sin nada de diplomacia, borra la aspiración europea de convertirse en un imperio, como propone el Ministro de Economía francés, Bruno Le Maire: “hablo de un imperio pacífico que tenga poder tecnológico, económico, financiero, monetario y cultural, que juegue su papel en el escenario internacional”. Le Maire le pide a Europa no tener miedo y actuar por cuenta propia, sin contar con EE.UU., y expresa la necesidad de que este continente se proteja de “las sanciones ilegales estadounidenses contra Irán y se interponga en el camino del gobierno de Donald Trump”, porque Europa es soberana y decide por sí mismo con quién comerciar.
Sus palabras concuerdan con la propuesta del Presidente Macron, de crear el Ejército de la Unión Europea, que proteja los intereses de los estados europeos, y con la de la Canciller alemana, Angela Merkel, que dijo en la Eurocámara en Estrasburgo: “Un Ejército común europeo… sería un buen complemento de la OTAN porque nadie cuestiona la interconexión clásica entre la Unión Europea y la Alianza Atlántica… Ahora se debe trabajar en la idea de la creación de un verdadero Ejército Europeo”.
Lo que todos ellos callan es que la OTAN se creó para mantener el dominio de EE.UU. sobre Europa y su existencia se justificó con el infundio de que pretendían defenderla de una hipotética agresión de la URSS. Al dejar de existir el supuesto agresor, la OTAN ha perdido su razón de ser; pero existe, está instalada en las fronteras de Rusia, y EE.UU. pretende que Europa cubra los gastos, como un tributo destinado a sostener al ejército de ocupación.
No deja de sorprender que la postura de Trump fuera apoyada por la presidente del partido Agrupación Nacional, Marine Le Pen, que dijo: “Creo que un ejército es un elemento de la soberanía de un país, pero la soberanía europea no existe, Europa no es una nación, no tiene un pueblo”; enfatizó que “la paz requiere que cada nación conserve su ejército y lo autorice o no a participar en una acción militar común”; calificó la actitud de Macron de grave error, inútil y belicista, por mencionar a Rusia, China y Estados Unidos, naciones no actúan contra Francia, porque “el único peligro que hoy amenaza a nuestro país es el fundamentalismo islamista”. Concluyó que la política exterior de Macron se reduce a amenazas e insultos, su mundo está colapsando y “él se encuentra cada vez más aislado en la arena internacional”.
La posición nacionalista de la señora Le Pen se asemeja a la de Stephen Kevin Bannon, que hasta el 18 de agosto del 2017, cuando lo despidieron, era Jefe Estratega de la Casa Blanca. Después ha hecho campaña y ha ayudado a casi todos los políticos de la derecha europea. Bannon cree que ellos, junto con el ruso Vladímir Putin, el chino Xi Jinping, el japonés Shinzo Abe, el hindú Narendra Modi y el estadounidense Donald Trump, así como líderes similares de Egipto, Filipinas, Polonia y Corea del Sur, son parte de un cambio global hacia el nacionalismo.
Algunos piensan que Bannon, que en las pasadas elecciones presidenciales de Estados Unidos dirigió de manera magistral la campaña republicana, está trabajando en Europa para propagar las ideas nacionalistas de Trump. De ser así, la Unión Europea se convertiría en una especie de escarapela, vacía de contenido, y los movimientos nacionalistas europeos tomarían el poder en poco tiempo; no en vano en estos días crecen como la espuma.
Lo más grave es que todo esto se produciría cuando el Presidente Trump cumpla la amenaza de sacar a EE.UU. del Tratado INF, firmado en 1987 por Washington y Moscú, que prohíbe a ambos disponer de misiles nucleares terrestres de alcance corto, medio e intermedio (entre 500 y 5.500 kilómetros), lo que pone en riesgo la vida de la humanidad, pues la seguridad colectiva dejaría de funcionar. Luego, Trump agregó que EE.UU. incrementará sus capacidades nucleares hasta que “entren en razón” otros países como Rusia y China. ¿Cuál será esa razón que nubla a nuestra razón? ¿No serán sólo exigencias monetarias del Pentágono?
Ojala, el encuentro entre Trump y Putin conduzca a un diálogo constructivo que conserve y garantice el cumplimiento total del INF, lo que es muy importante para la seguridad del mundo. Se debe partir de que una nueva guerra no la ganaría nadie y si alguien la ganara, su ganancia sería cero, pues el cien por ciento de cero es cero. Pero si esta ecuación la conocen tirios y troyanos, entonces, ¿por qué las amenazas de Trump? ¿Será parte de su juego político? Ojalá así sea, caso contrario, al resto, que forman parte de esa manada de locos persuadidos de que ganarían la guerra porque se desarrollaría en Europa y no les afectaría a ellos, se les debe recordar las palabras de Putin: “Nosotros, como víctimas, iríamos al cielo y ellos reventarían”.
Según Einstein, la Cuarta Guerra Mundial se daría a palos y piedras, pero esta guerra no se va a dar porque nadie va a sobrevivir a la Tercera, que sería la última.