Por Juan Cárdenas
¿Se acuerdan del juicio político en contra de Lasso en la Asamblea Nacional por acción e insistencia de la Revolución Ciudadana? Superando los sospechosos comedimientos de los defensores del banquero, cotizados en el mercado de oportunistas y traidores, se le sentó en el banquillo de los acusados: y viéndose perdido, decretó la muerte cruzada y disolvió a sus jueces para impedir que el juicio culmine con una votación que se perfilaba por la destitución. Instalada la nueva Asamblea, ésta se dispuso a culminar con el resto del debate y votación; pero surgieron los reparos pseudo legales, más por miedo que por convicción, de los acomodaticios de siempre, los del “si, pero…” y condicionaron sus votos ya no para la condena, sino para una resolución que declare al interfecto responsable político del delito de peculado, que rechaza además la muerte cruzada y dispone que la documentación del proceso se remita a la Fiscalía y a la Contraloría para el inmediato inicio de los procesos penal y administrativo, en su orden.
Ahora bien, en ejercicio de la facultad legislativa de fiscalización, la Revolución Ciudadana presentó la solicitud de juicio político a la Fiscal General, con fundamento en las causales previstas y en mérito a las pruebas que adjuntaron. Solicitar no significa resolver. Serán las razones de los interpelantes y la defensa de la interpelada las que orienten la decisión del Pleno. Entonces no hay lugar para amenazas ni proclamas, cual si se tratara de una campaña electoral. Más bien sería la oportunidad para que la aludida muestre sus dotes oratorias de persuasión y convencimiento. Ya lo hizo ante el finado Trujillo…
Están equivocados quienes afirman que Lasso fracasó en su desgobierno. No señores, a él le fue muy bien. En apenas dos años atesoró la bicoca de más de 21 millones de dólares para su patrimonio; y a sus panas los banqueros les fue mucho mejor todavía, porque batieron el récord histórico de sus utilidades. ¡Qué ironía!: ellos felices de haber hecho el gran negocio de sus vidas, con lavado de dinero sucio incluido; en cambio el pueblo muriéndose de hambre y de miedo. Le fue mejor de presidente que de banquero, aunque para el caso es lo mismo: extrema derecha privatizadora, neoliberalismo puro.
El flamante derogó, según él, la “tabla de drogas”. Eso se llama populismo penal. No es verdad que el presidente Correa haya dictado la dichosa tabla; existen umbrales de consumo, emitidos por la OMS como marco referencial para que los países apliquen sus políticas antidrogas, para diferenciar entre traficantes y consumidores. Se dieron cuenta de la metedura de pata y ya están planteando protocolos con dicha finalidad. Se han levantado voces potentes en el país para no penalizar una enfermedad de adicción; pero son los pobres quienes se hacinarán en las cárceles, pues los ricos guardarán su dependencia entre las murallas de sus mansiones. Una vez más castigan la pobreza…
De yapa la Vice se siente traicionada porque Daniel ha buscado gobernabilidad con los correístas. Ese ha sido un delito de lesa estupidez. No le quedó más que asignarle funciones a larga distancia. Velasco Ibarra se quejaba de que el vicepresidente era un conspirador a sueldo. Mentirosita la dama: que no le invitaron al almuerzo oficial: si le invitaron; que ya sabía que el acuerdo era para que venga Correa; un guineo más tarde: no sabe para qué es la alianza en la Asamblea. Claritas las orejas de la “saca ojos”, ¡para que la Patria se vaya al diablo!