Por Daniel Kersffeld
Entre el 15 y el 16 junio, en la localidad suiza de Bürgenstock, Javier Milei participará en la “Conferencia de Alto Nivel sobre la Paz en Ucrania”, la cumbre en la que el presidente Volodímir Zelenski, presentará oficialmente su propuesta de paz con Rusia, aunque sin la presencia de ninguna autoridad rusa, ni tampoco de algunas de las principales figuras de la política mundial.
Uno de los principales desafíos para Zelenski consiste hoy en evidenciar a sus colegas de Europa y de Estados Unidos que él ha madurado hasta convertirse en un líder internacional, incluso, con amplio impacto en el Sur Global. Y por lo mismo, que la causa ucraniana no sólo tiene incidencia en los países aliados de la OTAN sino que se trata de un compromiso asumido por una creciente cantidad de gobiernos en todo el mundo. Por último, y en términos geopolíticos, buscará aislar a Rusia, intentando demostrar que si Moscú busca la guerra, en cambio Kiev quiere la paz.
Hasta el momento, los números y asistentes a la autoproclamada “cumbre por la paz” parece desmentir el pretendido éxito de la iniciativa ucraniana.
Desde Kiev se ha afirmado que asistirán más de cien gobiernos, aunque las autoridades suizas han estimado que el número real se acerca a los setenta. Además, no se espera que estén presentes las máximas autoridades: en muchos casos, asistirán ministros y secretarios.
Con quien seguro contará Zelenski es con el bloque de gobiernos de la Unión Europea que, con dudas y tensiones entre ellos mismos, brindan su respaldo a Ucrania. Allí estará el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el de España, Pedro Sánchez, y el canciller alemán Olaf Scholz.
Sin embargo, la principal ausencia será del máximo socio político de Zelenski. Desde hace varios días se sabe que Joe Biden no estará presente. En medio del proceso electoral en el que hoy está inmerso Estados Unidos, el mandatario ha preferido retornar de inmediato de la cumbre del G7 que se desarrolla en Italia para asistir a un evento de recaudación de fondos en Hollywood.
En su lugar, irán Kamala Harris, y Jake Sullivan. Pero la presencia de la vicepresidenta y del asesor en seguridad nacional no compensan el faltazo del presidente. Zelenski calificó la decisión de Biden como un “regalo para Putin” y dijo estar claramente “decepcionado”.
Frente a la desconfianza del gobierno en Kiev sobre el nivel real de compromiso de Joe Biden con la cumbre por la paz, desde Washington se comunicó que era injusto dudar sobre el apoyo político, económico y militar de Estados Unidos con Ucrania. El clima receloso entre ambos gobiernos no es un dato que haya pasado desapercibido entre los socios de la OTAN.
La ambición de Zelenski de aislar a Rusia tuvo otro paso en falso en su interés por sumar al gobierno de China. De hecho, trascendió que, a finales de mayo, el ucraniano realizó un llamado personal al Xi Jinping para invitarlo al cónclave. Pero la respuesta de Beijing resultó negativa.
Desde un principio, China había subrayado que una conferencia internacional por la paz debía cumplir con tres elementos fundamentales: el reconocimiento tanto de Rusia como de Ucrania, la participación equitativa de todas las partes y la discusión justa de todos los planes de paz.
Frente al rechazo de Xi Jinping, las últimas declaraciones de Zelenski, ciertamente, no contribuyeron a fortalecer los lazos diplomáticos con Beijing.
El pasado 2 de junio en Singapur, en el contexto de la Cumbre de Seguridad Asiática conocida como “Diálogo Shangri-La”, el presidente ucraniano acusó a China de intentar socavar la cumbre, diciendo que “Rusia, utilizando la influencia china en la región, utilizando también a diplomáticos chinos, hace todo lo posible para perturbar la cumbre de paz”. Como si fuera poco, Zelenski añadió que Ucrania tiene pruebas de que China está ayudando a los esfuerzos bélicos de Moscú.
Las ausencias no terminan ahí. También los gobiernos de Arabia Saudita y de Pakistán han optado por mantenerse neutrales y no asistir, en tanto que el presidente Narendra Modi, de la India, avisó que enviaría a un representante personal.
Las administraciones latinoamericanas mantienen una postura diferenciada en torno a la cumbre, de acuerdo con su alineamiento con los Estados Unidos, pero también con su interés en intervenir en un conflicto lejano o por mantener su neutralidad frente a invitaciones y presiones de todo tipo.
Por motivos distintos, pero finalmente coincidentes, los representantes de los principales países de la región, México y Brasil, no estarán presentes en Suiza. De hecho, y junto con China, el gobierno de Lula presentó el año pasado un plan de paz alternativo ignorado desde Kiev.
Por el momento, sí han confirmado su participación presidentes como Gustavo Petro, de Colombia, Gabriel Boric, de Chile y Daniel Noboa, de Ecuador. Obviamente, intervendrá también Javier Milei, el más interesado en involucrarse en la guerra a partir de su apoyo a Volodímir Zelenski y de su interés en sumar a la Argentina al bloque de la OTAN.
Sin grandes presencias, y con una agenda totalmente parcial, esta cumbre probablemente sea recordada como un débil intento por legitimar las pretensiones de Ucrania, sin una estrategia clara ni mucho menos apoyos clave a nivel internacional.
Tomado de Página 12