Por Luis Varese
Todo el procedimiento estaba preparado de antemano. Un candidato agente de la CIA (vean por favor el carnet a nombre de Edmundo Gonzáles Urrutia, que lo acredita) una Corina Machado delincuencial, lumpenesca en el lenguaje y en la acción, que clama por la intervención extranjera; la Embajada yanki coordinando, el Departamento de Estado pidiendo entrega de actas a las 48 horas cuando la ley da 30 días (en México ayer, 2 meses y medio después de las elecciones, el Instituto Nacional Electoral, recién confirmó la elección de Claudia Sheinbaum como Presidenta).
Los medios de comunicación masivos, a nivel mundial, listos en la línea de carrera, preparados para gritar FRAUDE, en el momento que el patrón lo indique. La Unión Europea y su Vocero representante de petroleras, Josep Borell, condenando las elecciones y la inefable OEA clamando por una revisión acta por acta a las 48 horas y lista para declarar fraudulentas las elecciones.
Las bandas delincuenciales que tuvieron objetivos muy precisos dañando escuelas, centros de salud, hospitales, autobuses, estaciones de metro. Ciudadanos de oposición en las calles.
Ese guión con alguna variante, se conocía de antemano.
Lo imprevisto fue el jackeo, de una parte del programa de votación computarizado, realizado desde la República de la ex Yugoeslavia Macedonia, que retrasó llegar al cien por ciento del conteo.
Pretendieron un golpe de estado tal como lo hicieron en Nicaragua en 2018. Con otro detonante, en este caso las elecciones, pero el mismo esquema de utilización de la delincuencia como carne de cañón y el coro de oligarcas gritando fraude a través de los parlantes de la prensa internacional y los aliados de EEUU.
Sin temor, la dirección política de la Revolución Bolivariana se lanzó a esas elecciones. Se preveía la violencia y todo lo que a renglón seguido, ocurrió.
Hoy día hay 2029 detenidos, probablemente muchos de ellos hayan participado por ser arrastrados en la turba. Unos serán juzgados y absueltos y otros condenados, como ocurre en todo estado de derecho. Entre ellos deberán estar los cabecillas pagados y entrenados en sus países de migración, según informan las autoridades. Nada de rasgarse vestiduras a nombre de los derechos humanos.
Por supuesto los autores intelectuales están tranquilos bebiendo sus cocteles en Washington, Miami y Madrid, algotros en Bogotá o Lima.
El Presidente Maduro obtuvo el 51% de votos. Su contrincante el 42%. A este sector descontento hay que prestarle atención. Evidentemente queda mucho trabajo político por hacer y no podrá descuidarse. Pero la economía venezolana se va recuperando a pesar del robo de sus bienes en el exterior, a pesar de las más de 900 medidas de bloqueo y de la afectación brutal de sus ingresos.
El emperador bajó el pulgar y arrepentido, lo tuvo que poner, temblando, en posición horizontal, neutra.
Anthony Blinken, secretario de estado de los EEUU, reconoció a Gonzáles como Presidente, luego, cuando el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, mencionó que pondría a disposición de los BRICS los bloques de petróleo y de gas comprometidos con los EEUU, el pobre Biden y el propio Blinken retrocedieron y dijeron que Gonzales era ganador de las elecciones, pero todavía no lo reconocían como Presidente de Venezuela. (El que con Guaidó se quema, hasta la cuajada sopla, dirían los Nicas)
Hasta aquí la breve síntesis de lo ocurrido. La agresión contra Venezuela no concluye. Es demasiado lo que está en juego, pero sobre todo es demasiada influencia en el área.
Hacia dónde va el desenlace
A nadie le quepa duda, Maduro es el Presidente de Venezuela y la Revolución Bolivariana continúa, con sus ires y venires, concesiones y radicalizaciones. Maduro anuncia profundización y mayor aceleración en la redistribución de riqueza a través de las políticas públicas y las Misiones.
Es indispensable atender las necesidades políticas y económicas de esos cuatro millones que votaron en contra. Hay que profundizar el modelo socialista venezolano, a pesar de la agresión económica imperial
Los EEUU requieren del petróleo venezolano, pues sus propias reservas, a decir de los entendidos, están en seria disminución y aquí surge una contradicción favorable a Venezuela, los petroleros yankis saben que con Maduro hay estabilidad. Con un gobierno de la lumpenoligarquía no lo tienen tan seguro, pues no sería de ninguna manera una transición pacífica.
Los EEUU afrontan su crisis de hegemonía de manera brutal. Apoyan, financian y sostienen el genocidio, infanticidio en Gaza, como un anuncio de lo que se nos puede venir, a la humanidad entera. Los halcones yankis, quisieran un desenlace militar, pero saben que no será en el corto plazo. Lo planean para más adelante. Han montado una agresión, vía el Esequibo, con Guyana, los petroleros ingleses y estadounidenses, así como el propio gobierno de Guyana, comprometido en la disputa territorial.
El progresismo y sus prioridades
En este marco veamos a Nuestramérica con dos posiciones desde la izquierda. Por un lado Cuba, Nicaragua y Venezuela con proyectos socialistas.
Cuba con una construcción histórica que cumple 65 años y resiste, indómita, un bloqueo imperial inhumano, ilegal y genocida. Enfrenta hoy una guerra cibernética dirigida a los jóvenes y debe afrontar la aceleración de las medidas económicas acordadas en el Congreso del PCC.
Nicaragua con un proyecto Soberanista, redistributivo, casi autárquico y de mucha satisfacción directa para la población en su conjunto. Es el único país que alcanzó la soberanía alimentaria en Centroamérica.
Venezuela que continúa buscando superar las carencias de producción para el autosostenimiento y que va construyendo un modelo económico propio, a pesar del robo directo de sus empresas en el exterior y con medidas coercitivas de bloqueo enormes.
Estos tres países tienen en común una definida opción Soberanista y una clara posición antimperialista y por el multilateralismo. En la batalla por la hegemonía que tratan de imponer los EEUU y la Unión Europea, se vuelven aliados inevitables de los BRICS, como instrumento de financiamiento y comercio y por supuesto de China, Rusia, y los países que desarrollan una política antihegemónica activa.
La sorpresa de Lula y Petro
Pedir que se vuelvan a realizar elecciones en Venezuela, con una supervisión internacional organizada, es de un absurdo inexplicable, desde ningún punto de vista. Incomprensible en Itamaraty, la Cancillería brasilera, cometer semejante desacierto sabiendo que jamás iba a ocurrir. Solicitando qué cosa. ¿Una nueva oportunidad para Machado y CIA? ¿No tienen suficiente experiencia con Bolsonaro y la derecha neofascista de su país? ¿Están provocando una guerra interna? ¿A cambio de qué ha hecho esta propuesta Lula? Porque una declaración de este tamaño debe haber sido un acto muy meditado.
Terrible decisión, tontamente avalada por Petro. Será que creen realmente que concediendo ocupan más espacio, ganan tiempo.
No solamente es grave para su relación tan importante con Venezuela, para ambos países. Es un golpe muy duro para la construcción de la Unidad de Nuestramérica. Romper con Nicaragua, ahora con Venezuela. Desmarcarse de los procesos radicales en qué les beneficia. Qué pretenden demostrar y ante quién. Incomprensible Lula, incomprensible Petro.
Un autogol que favorece a la derecha internacional, al fascismo creciente, a nadie más. Buscar la prolongación de la duda, del conflicto, regalarle tiempo al enemigo. Realmente buscan generar las condiciones para la guerra, es incomprensible o totalmente reaccionario y queremos concederles el beneficio de la duda.
Lula ha lanzado un misil contra Venezuela, y contra Nicaragua, pero también ha contribuido a debilitar los BRICS, la UNASUR, la Propia CELAC, es decir los espacios de confluencia donde podíamos encontrarnos buscando alternativas reales de unidad, por un mundo nuevo, por el multilateralismo.
No los quemaremos en la hoguera del sectarismo, ni a Lula ni a Petro. Pero una pésima decisión jugando a favor del Imperio, muy difícil de rectificar.
En este mismo marco México, a través de su presidente Andrés Manuel López Obrador se desmarcó d estas posiciones, con la tradicional sabiduría de no entrometerse en decisiones internas de ningún país. Una vez más el gobierno mexicano contribuye a la unidad, buscando soluciones autónomas en cada país y para la región en su conjunto.
Maduro gobernará los próximos seis años.
La derecha, el Imperio, seguirá tratando de derrocarlo. El pueblo venezolano seguirá resistiendo y desarrollando su posición antimperialista. Ojalá que no veamos la agresión militar tan anunciada.
América Latina deberá continuar siendo un Continente donde no entierren sus sucias garras el imperio y la OTAN. Debemos seguir siendo un continente de paz.