Al mirar adónde hemos llegado como país uno se pregunta si “hay piloto en el avión”… con el desgobierno y la corrupción campantes. Las denuncias contra el actual gobierno y la empresa privada que lo asesora sobrepasan en dinero todo lo que se ha podido denunciar e inventar sobre la década del ex presidente Rafael Correa. Al no reaccionar individual y colectivamente nos estamos haciendo cómplices de nuestra propia autodestrucción, sin hablar de lo que legaremos a la generación que viene y que son nuestros propios hijos… Esta carrera al suicidio colectivo abarca la destrucción despiadada de la naturaleza. ¿Por dónde está la salida? Ha de ser la solidaridad consciente y organizada.
“¡Que haya arroz aunque no haya Dios!”
Parece que la corrupción nos ha ganado la batalla… y se nos quiere hacer creer que fue el gobierno de Rafael Correa el causante de estos males. ¿O no nos hemos dado cuenta que es la perversidad del sistema capitalista que lleva en sí este cáncer de la corrupción? Mientras se denuncia los 43 millones de dólares donados por Odebrecht y 11 millones regalados por empresas privadas, miles de millones de los bancos y de las empresas ecuatorianas van a parar a los paraísos fiscales… que poco se investigan ni se busca a los evasores. Los corruptos de siempre son estos y las Cámaras de comercio, los importadores y exportadores, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el gobierno de Estados Unidos… Los grandes medios de comunicación comerciales y capitalistas se hacen de la vista gorda. Conforman entre todos un inmenso pulpo que nos agarra de todas partes.
Los escándalos y denuncias de corrupción saltan a la vista semanas tras semanas. No sólo involucran al gobierno de Correa, sino que incluyen al mismo presidente Moreno, al ex alcalde de Guayaquil Jaime Nebot, a ministros, prefectos, centros penitenciales y un largo etcétera. ¿Tendrán la fiscalía, la Corte de justicia, la Asamblea nacional, los jueces tanta celeridad para enjuiciarlos, condenarlos, apresarlos tal como lo hacen con los supuestos corruptos del gobierno anterior? ¿Tendrán independencia, valentía y dignidad para aplicar las leyes a todos por igual? ¿O todo el aparato estatal seguirá levantándonos cortinas de humo para distraernos con un sinnúmero de mentiras y campañas de odio? ¡Cuánto ha gastado el Partido Social Cristiano en la última campaña electoral ya que el Consejo Nacional Electoral no quiso controlar el gasto electoral!
Según las últimas denuncias se nos dice que el gobierno de Rafael Correa no hubiera escapado a este demonio de la corrupción para financiar sus campañas electorales, incluyendo la última donde ganó el binomio Moreno-Glas. Los investigadores nos hablan de 11.3 millones prestados por 11 empresas nacionales y 6 extranjeras. Decimos ‘prestados’ porque lo que buscan es recuperar con creces este dinero tan generosamente prestado a contraparte de futuros y jugosos contratos estatales. Todo esto es triste y condenable. Seguirá la corrupción mientras no nos desliguemos de este maldito sistema capitalista que la fomenta y la organiza con nuestra complicidad. La creación de ‘comisiones especiales’ tanto de la Asamblea como del gobierno no son más que trampas para engañarnos y hacernos creer que se combate la corrupción: ¡Qué cinismo!
Todo este descalabro se da porque no se aplican las leyes que sí existen y castigan duramente tanto a los corruptos como a los corruptores. El Código de la Democracia es muy claro para primero investigar seriamente las denuncias, calificar estas situaciones y castigar a los culpables, sea quien sea. El castigo para las autoridades elegidas con este dinero sucio es la destitución. ¡A ver a cuántos se va a destituir! Las mañas y artimañas junto al ‘hombre del maletín’ parecen más fuertes que la honradez y la transparencia.
¿Somos los cristianos testimonio intachable de honestidad? ¿Nos ayudan nuestros grupos de oración, alabanza, lectura bíblica, devoción marial, solidaridad a ser honrados y transparentes? “No se puede servir a Dios y al ídolo del dinero”, decía Jesús. Parece que globalmente estamos lejos de este ideal. Lo proclama del dicho popular: “¡Que haya arroz aunque no haya Dios!”… y muchas veces no hay ni Dios ni arroz. Que las palabras y ejemplos del papa Francisco no animen a ser hombres nuevos y mujeres dignas afín de salir de la cloaca nacional en la que nos estamos hundiendo para desgracia de la generación venidera.
Dar la vida por la vida
El 5 de junio pasado era el día internacional del Medio Ambiente. Por todo el mundo ha habido conferencias, encuentros, manifestaciones, acciones relacionadas con la protección del Medio Ambiente. Son cada vez más fuertes las alertas que lanzan científicos y asociaciones sobre la destrucción acelerada de nuestro planeta. La mayoría está de acuerdo que no llegaremos, si continuamos así, a 2050, es decir, dentro de 30 habremos desaparecido. Estamos en marcha hacia el colapso progresivo si no empezamos medidas radicales que detienen la actual destrucción planetaria. Cada día desaparecen plantas y animales; la contaminación de las aguas y del aire es cada vez más alta. La destrucción de los bosques, en particular en la Amazonía, va en aumento. La escasez de agua potable va creciendo en todos los continentes. El calentamiento del aire provoca cambios desastrosos en el clima: desregularización de las estaciones climáticas, lluvias torrenciales, ciclones violentísimos, sequías prolongadas, calores insostenibles, terremotos más numerosos y fuertes. ¡Decenas de millones de migrantes huyen de la hambruna y de la violencia!
La mayoría de los gobiernos, por estar en manos de banqueros y financistas, ni los grandes medios de comunicación -de estos mismos- se preocupan de esta situación, ocupados a acumular más y más dinero, poder y armamento. Y los que quieren tomar medidas correctivas están impedidos por las grandes multinacionales de la minería, los abonos químicos, los detergentes, la madera, la carne, el plástico… La ONU (Organización de las Naciones Unidas) organiza reuniones continentales con especialistas y miembros de gobiernos que confirman la situación catastrófica en la que nos encontramos, proponen medidas urgentes e indispensables… Pero la realidad es que no se las aplica ni se las toma en cuenta. La ambición del dinero se ha apoderado de nuestro mundo y, por nuestra indiferencia y pasividad, somos sus grandes cómplices. ¿Cuántos hemos participado de alguna acción colectiva a favor del Medio Ambiente este 5 de junio? ¿Cuántas familias hemos tomado correctivos en nuestra manera de vivir, comer, consumir, movilizarnos…? ¿Cuántos hemos participado de alguna manifestación para parar esta carrera de muerte segura en la que estamos metidos?
Los jóvenes son los que están los más conscientes… porque, de seguir así, morirán a los 50 años. Impulsa estas protestas mundiales una joven adolescente de 16 años, Greta Thunberg, de Noruega. ¿No nos da escalofrío la actual tragedia? ¡Nuestra Casa Común se está incendiando y seguimos sentados mirando novelas y partidos de futbol esperando que otros apaguen en fuego! ¡Que locura: ni por nuestros hijos e hijas somos capaces de reaccionar!
La Iglesia católica, desde 2 años, está preparando una reunión ‘panamazónica’, es decir, en los 9 países de nuestro continente que tienen selva amazónica. Esta reunión tendrá lugar en Roma el próximo mes de octubre. Es el papa Francisco que está fomentando esta iniciativa desde que publicó su ‘Carta Magna’ sobre “El Cuidado de la Casa Común” que ha tenido un impacto significativo frente al suicidio colectivo de la humanidad.
¡Despertemos, unámonos, actuemos, no busquemos sólo pequeños caminos de cambios! Se trata de un cambio urgente de camino, si queremos sobrevivir. Juntos podemos hacer posible que la vida sea más fuerte que la muerte.