Por Daniel Kersffeld
1) La primera vuelta electoral tuvo un elemento novedoso: la escena estuvo dominada no por tres sino por cuatro fuerzas. Al correísmo y al frente UNES se les debe sumar CREO-PSC (Guillermo Lasso), Pachakutik y la Izquierda Democrática. Al día de hoy, lunes 8 de febrero, no estará claro quien será el contendiente de Andrés Arauz para la segunda vuelta del 11 de abril: Yaku Pérez, de Pachakutik, tiene el 19,80%, y Guillermo Lasso, el 19,60%. Todavía falta escrutar un 2,5% de los votos generales.
2) Si bien triunfó en la elección con el 32%, el correísmo obtuvo un resultado menor al esperado (más aun, cuando se insistía en que se ganaba en primera vuelta). Por primera vez se percibe el desgaste de la principal fuerza política del Ecuador, sobre todo, si se compara con la elección de 2017 cuando Lenin Moreno obtuvo casi el 40% de los votos en la primera vuelta.
3) Ante el ascenso de Pachakutik y de la Izquierda Democrática (con casi 35% entre los dos), probablemente falló el análisis de que la crisis social, económica y sanitaria del gobierno de Lenín Moreno necesariamente arrastraría votos en dirección al correísmo. De igual modo, se dificultó la seducción hacia el “correísta desencantado”. El resultado apunta en general al mantenimiento del “voto duro”, sin mayor crecimiento en estos años a causa de un escenario político y judicial adverso.
4) Con todo, UNES es la fuerza dominante en Ecuador y capitalizará el primer lugar obtenido en las elecciones para la segunda vuelta a partir de sectores preferenciales a los que intentará sumar. En primer lugar, los votantes de la Izquierda Democrática, principalmente jóvenes sin la carga ideológica del correísmo tradicional En caso de que el contendiente sea Lasso, se buscará a los indígenas de izquierda de la CONAIE, como los liderados por Isa y Vargas en las protestas de 2019. En caso de que el rival sea Pachakutik, sectores acomodados que verían con temor la posibilidad de que el partido indígena acceda al poder. Y en general, se intentará con votantes del resto de candidatos que podrían coincidir con un gobierno de centroizquierda. Lo seguro es que la búsqueda de votos hacia el centro lleve a Andrés Arauz a moderar su discurso.
5) Algo que dijimos hace unos días: la derrota de Lasso es la derrota de un proyecto de la derecha que tampoco pudo salvar la alianza con su histórico rival, el Partido Social Cristiano. La crisis se profundiza si tomamos en cuenta que frente al 19% de 2021, cuatro años atrás ambas fuerzas obtuvieron sumadas el 45%.
6) En caso de acceder al balotaje, Lasso no la tendrá fácil en el armado del “frente anticorreísta”: ni él, ni su fuerza, ni su alianza con el Partido Social Cristiano son convocantes a la hora de crear un dique de contención para que “Ecuador no se convierta en Venezuela”. Podrá encontrar socios en el ala más conservadora de Pachakutik, en una fracción de la Izquierda Democrática, y en referentes minoritarios como Lucio Gutiérrez, Guillermo Celi y César Montufar. Con suerte llegara al 40% en la segunda vuelta: sin duda, Lasso es el mejor contendiente para Arauz porque permite una polarización más clara entre un modelo estatal y social y otro pro mercado y empresarial.
7) Probablemente exista un repliegue de la derecha en los próximos años, con una proliferación de nuevas figuras candidateables como “empresarios exitosos”, “prefectos y alcaldes con importante capacidad de gestión” y “conductores de televisión populares y comprometidos con la realidad del Ecuador”. Frente a la crisis política de la derecha, y hasta que se vuelva a encausar por vía partidaria, es factible que los principales contendientes políticos sean empresarios de las cámaras de Quito y de Guayaquil.
8) El “renacimiento” de Pachakutik tendría dos orígenes: las fuertes protestas indígenas de octubre de 2019, pero también su capacidad para ofrecer un modelo de progresismo social y ambiental “alternativo” al correísmo y diferenciado (pero no opuesto) al modelo de la derecha pro empresarial. Sin embargo, más allá del triunfalismo de su candidato, y de que fue la mejor elección de Pachakutik en más de dos décadas, no hay que perder de vista que obtuvo apenas el 19% y que lo ayudó un escenario electoral de alta disgregación de fuerzas.
9) En caso de ir a segunda vuelta, Pachakutik tampoco la tendrá fácil en el armado del “frente anticorreísta”. ¿Qué tan factible sea pensar que los sectores de centroderecha y de derecha que repudiaron las protestas indígenas de octubre de 2019 voten a Yaku Pérez para que Arauz no llegue al gobierno? Esa es la clave de la elección que viene. Por supuesto, Pachakutik podrá buscar votos entre los desencantados del correísmo, en la Izquierda Democrática, y en partidos sin mayor peso electoral. Probablemente apele al “ciudadano independiente” sin anclajes partidarios, pero con eso sólo no alcanza.
10) El resurgimiento de la Izquierda Democrática es uno de los datos a tener en cuenta en estas elecciones: en las de 2017 obtuvo sólo el 6,7%, en alianza con Pachakutik, y con una figura anquilosada como la Paco Moncayo como candidato a presidente. En esta oportunidad, con un virtual desconocido como candidato (Xavier Hervas), sacó casi el 16% a nivel nacional, unos tres puntos menos que Lasso.
11) Los dirigentes de la Izquierda Democrática ganaron al hacer una apuesta por modernizar a un partido histórico pero sin mayor incidencia, y que apuntaba a convertirse en testimonial (o a desaparecer). Más allá del despliegue territorial, la Izquierda Democrática hoy debe ser leída como la opción de los jóvenes, con el correísmo como principal perjudicado. Prácticamente de la nada, Hervas se convirtió en un contendiente a tomar en cuenta por la alcaldía de Quito.
12) Poco para agregar del resto de los partidos: se confirma la debacle del otrora hegemónico Alianza País, y Pedro J. Freile obtuvo un insospechado 2% que lo convierte en una presa codiciada para la segunda vuelta. En una posición de cierta visibilidad quedaron Isidro Romero, Lucio Gutiérrez y Gerson Almeida, con la primera experiencia de un partido con base evangélica.
13) El 0,82% del ex ministro de cultura Juan Fernando Velazco podría ser leído como el índice de aceptación final del gobierno de Lenín Moreno…