Por Juan Montaño Escobar

Cuando cambia el compás del tambor

también debe cambiar el paso de la danza.

Proverbio de nuestras Ancestras

Tuntuneo[1] uno

Uno de estos días un hermano me sorprendió repitiendo las fake news de los falsarios medios conservadores ecuatorianos. Fue una emboscada malafesiva de quien debe estar pasando las de Caín en este siglo XXI, en este difícil país nuestro de cada día. Seguro que el brother buscaba opiniones cooperantes para satisfacer sus equivocadas creencias en aquellas vainas ofrecidas por los medios conservadores. A las pesadumbres de ese martes se sumó el cabreo con este impensable Tío Tom. Me estropeó las siguientes horas hasta que otra burundanga la sustituyó. Quedarse con el mal sabor ya no da para este tiempo de miserias y miserables. Así es, hay que buscarles el prisma cimarrón a las sandeces de la actual cáfila gobernante o buscando gobernar en las Américas. Y entendí, a lo Pablo de Tarso, que estos Bolsonaros, Mileis, Roy Gilchrists y demás no son ningún accidente de democracias imperfectas, quizás sí en escala menor, pero la precisión del análisis concluye que fueron inventados adrede y para peor. (Esa incofundible embajada apoya con sus think tanks y visas premium. Suficiente). Sus inventores son el verdadero poder y aún ganan las batallas de clases o de intenciones clasistas, pero elija la denominación según el color de su rebeldía: burguesía, oligarquía, casta, pelucones, plutocracia o babilonia. Estos pequeñísimos grupos (mi coterráneo suscitador de estas líneas no está en sus miradas así levante bandera lambona) vienen por el desquite lapidario: nunca más un Gobierno que les confunda con la ciudadanía común y pagadora de impuestos; nunca más un Gobierno que comprenda y aplique eso de res-publica, como efecto y afecto, en obras ciertas para el país; y aplicar por siempre eso que les chorrea por los poros, el filantropismo pordiosero. Y sus mandarines son de un radicalismo destripador: su fin justifica cualquier medio y el abuso perverso de los medias con cualquier nomenclatura. Misión cumplida: ya no solo entusiasman a cierta gente a gritar que suelten a Barrabás, qué va eso es apenas nada, están en las exigencias políticas que le den para siempre las llaves de la caja de caudales del Estado. Ya sé, ya sé, todo esto se cumple como farsa y tragedia a la vez. Es la historia nuestra, por favor. Y la historia de estos grupos económicos ultra derechizados.

Tuntuneo dos

No es novedad histórica, aunque sí esta perversa innovación: comunicar falsedades, las que sean, con tal descaro que las dudas recaen sobre las verdades. El caradurismo en plan de seriedad ideológica. Esta perversa innovación de la comunicación política (o anti política) es entendida, por los más preocupados, como estrategia híbrida o conflicto híbrido. ¿Qué es aquello para el Ecuador de este tiempo? Es la desestabilización emocional de masas ciudadanas mediante la repetición sin ningún límite de propaganda polarizadora y aun englobando para el descrédito cualquier mínimo resquicio progresista. El objetivo primordial de esta estrategia híbrida no es atraer simpatía, para nada, es recargar la antipatía hacia el progresismo hasta el odio, si hay esa posibilidad. Estos grupos económicos partidizados han creado una pretendida disfuncionalidad del Estado ecuatoriano falseando alevosamente la gobernanza y categorizando cualquier disparate del Ejecutivo como ejercicio de simpatía gubernamental. ¿Me siguen? Es disputa por mente (racionalidad política) y corazón (emocionalidad electoral) de la mayoría de la ciudadanía ecuatoriana. ¿El resultado final de esta trampa comunicacional? La apropiación de los bienes públicos a precio de nada y entregar a sus socios estadounidenses petróleo y minería como satisfacción placentera de su afrentoso sometimiento.

Tuntuneo tres

¡Ecuador es el “reino del cojudismo”!, tituló Francisco Herrera Arauz su análisis del 20 de septiembre del 2024. Cojudismo. O sea ideas desafortunadas, turulecas, zarandetes, insignificantes y castradas. De reino se amplía de la ineficiencia a imperio de la inutilidad. Acaso, ¿esa cojudez es desinteligencia política de sectores ciudadanos o es cansancio anímico popular? El diagnóstico queda en vía de precisarse, aunque tenga parecido con esa melodía Killing Me Softly[2], sin pizca del atractivo romanticismo, por favor. El lujo ostentoso del engaño. El Gobierno de Roy Gilchrist, sin arruga de ¿conciencia?, grita al país que ha creado más de cien mil empleos, que subía el IVA para devolver la seguridad a las ciudades, que lo nuevo del Ecuador son los apagones, que se siente más cómodo fuera del país y etcétera. Caradurismo vs cojudismo. Dudas obligatorias. Ese relato desideologizante fue pensado por los think tanks del “norte revuelto y brutal”[3], fue un chiripazo o es copia corregida y aumentada de otros Gobiernos conservadores americanos. Estas bazingas serían solo sonsonetes fastidiosos e irritantes, pero no, hay bocas que las repiten como verdaderas mentiras. O al revés, mentiras verdaderas. Como las prédicas malafesivas del hermano causante de estas cuartillas.

Tuntuneo cuatro

Esta es una sentencia para los países americanos y su involución conservadora: “parece que los apocalipsis están de moda”[4]. Aunque sospecho que cada país tiene el suyo, preparado a medida, sentires y disonancias (cualesquiera que sean), por el ejemplo, el del Ecuador es coleūtus. No responsabilicen a este jazzman por el latinajo sino a los cojudólogos. Ellos se la saben completa y por capítulos, la cojudología. Y no lo de manual que aplica el banana government.

 Vaya usted a saber si tienen razón y media al trasladar la calle cultural y cimarrona a los silenciosos salones académicos. Claro, sin querer. Esto escribió Byung-Chul Han, en la misma plana, y es cierto: “la democracia es incompatible con el miedo”. Una parte de la ciudadanía ecuatoriana, mayoritaria por cierto, tiene los malos presagios en la punta de la lengua. Y acepta el aguacero de mentiras rancias o frescas, frases surrealistas y promesas fantasmales (es por el impresionismo incombustible). Otra vez el filósofo surcoreano: “los sentimientos de angustia y resentimientos empujan a la gente adherirse a los populismos de derecha”. Ya no quedan dudas, es así. Ecuador pelea la primera fila y las respuestas desde el progresismo e izquierdismo aún no conectan con la mayoría ciudadana, creo que las derechas ultraconservadoras triunfan con sus estrategias comunicacionales híbridas. Las pensaron bien y las aplican mejor, su batalla híbrida es sembrar narrativas creíbles y a la vez absurdas, recargar los discursos y la propaganda política con palabras sensacionales, por ejemplo, corrupción, abuso, narco-cualquier-cosa, etc. Alcanzaron a sedimentar en el corazón de la ciudadanía no un adversario político, sino el peor enemigo posible, es decir, el progresismo y la izquierda. Es la persuasión ideológica con efecto musical de máquina registradora. O angurria sonora de casino. Yo qué sé.

Tuntuneo cinco

El republicanismo ecuatoriano está en situación crítica. Balance rápido: desbarajuste institucional, desgobierno en muchos municipios, caos en las funciones del Estado, por comentar lo evidente. Y lo peor: la sorprendente pasividad de la ciudadanía, porque quizás está atrapada en angustias cruzadas. Un chin por debajo de esta narrativa antidemocrática de los angurrientos grupos económicos gobernantes se presienten los nervios mayores del racismo y machismo-patriarcal; de la exclusividad social y el elogio hipócrita de la mendiguez. “Lo público vale ver…a”, dicen quienes se adhieren a Roy Gilchrist. Miren la paradoja de espanto, serruchar placenteramente la rama que impide caer al abismo. Una de las estrategias híbridas de comunicación fue declarar una dizque guerra interna contra un sector de la delincuencia, porque otro sector recibe los mayores beneficios económicos y continúa, a todo vapor, la lavandería de capitales. (Este es nuestro Ecuador del alma). Y otro party publicitario fue presentar a Roy Gilchrist como rock star con sus chistes pedorros celebrados por la vocería mediática. También por los jodidos de la polarización aberrante.

Uno de los principales mandamientos del cojudismo ecuatoriano es disimular el desconocimiento de las funciones del Gobierno con frivolidades que son atendidas por audiencias no sorprendidas por los dislates. Roy Gilchrist no entiende ni le importa entender a la sociedad ecuatoriana diversa, ni siquiera por el encargo del 52 % de electorado, en el 2023. O la comprende desde la baja filantropía: “yo les ayudo…” O es su cosmovisión de plantación colonial o hacendataria decimonónica. Ahí se las dejo, por ahora.   


[1] Forma coloquial para referirse al sonido del bombo, tambor afropacífico colombo-ecuatoriano.

[2] Asesinándome suavemente. Canción de The Fugees. Compositores: Charles Fox y Norman Gimbel.

[3] “…el camino, que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América al Norte revuelto y brutal q. los desprecia, …” Carta a Manuel Mercado
de José Martí, Campamento de Dos Ríos, 18 de mayo de 1895.

[4] Frase tomada del artículo de Byung-Chul Han, titulado La esperanza más íntima de la desesperación. Publicado en El País digital, 01 SEPT 2024.

Por RK