“Porque esta gran humanidad ha dicho ¡Basta! y ha echado a andar. » Fidel Castro Ruz, 4 de febrero 1962. La Habana
Hoy 4 de febrero, se conmemora el 58 aniversario de la Segunda Declaración de La Habana donde Fidel señala el camino de los pueblos de Nuestra América.
Hoy 4 de febrero, el Presidente de los EEUU desde el podio de su congreso, lanza bravatas y amenazas contra Cuba y los pueblos del mundo. Con el aire de un Mussolini de cabello rubio, exponiendo la quijada igual que el Duce italiano, Trump se vanagloria de haber asesinado al General Iraní Qassem Soleimani, exhibe como títere de circo al impresentable Guaidó y se rodea de militares quienes respaldan su discurso guerrerista contra todos, contra toda la humanidad, incluyendo migrantes por supuesto. Peligroso, grave, antidemocrático que reforzará la represión fascista en el mundo entero y las corrientes nacionalistas y xenófobas de los gobiernos de las oligarquías. Muy peligroso Trump.
Nancy Pelosi, la líder demócrata en el congreso de los EEUU, rompe el discurso entregado por Trump y con ese gesto muestra la posición de los Demócratas ante los ojos de los votantes estadounidense.
Cincuenta y ocho años después, como El Cid Campeador, que según el Poema del 1200, continúa cabalgando aún después de haber partido, Fidel resurge con su voz proclamando la lucha y el derecho de los pueblos a conquistar su destino. La Segunda Declaración de La Habana, vuelve para irritar a los tiranos y a guiar a los patriotas, a los defensores de la justicia, de los derechos humanos y de la Patria Grande.
«Resistiremos en todos los campos: resistiremos en el campo de la economía; seguiremos avanzando en el campo de la cultura (…) la patria no trabaja para hoy, la patria trabaja para mañana. Y ese mañana lleno de promesas no podrá nadie arrebatárnoslo, no podrá nadie impedírnoslo, porque con la entereza de nuestro pueblo lo vamos a conquistar, con el valor y el heroísmo de nuestro pueblo lo vamos a conquistar.» Declara Fidel y así lo creemos y así lucharemos en toda Nuestramérica. Así lo muestran hoy los chicos chilenos, los muchachos colombianos, los jóvenes y viejos ecuatorianos, los peruanos anticorrupción.
Así señalan el camino los 54 asesinados por la represión en estas jornadas de lucha americana. Así se viene el camino boliviano para recuperar la democracia plurinacional. Ningún Plan Cóndor detendrá esta marcha y la unidad es y será el camino para conquistar la segunda y definitiva Independencia.
Por diferentes caminos, los pueblos hemos buscado nuevas formas de combatir la brutal desigualdad y de encontrar la redistribución de la riqueza de nuestros países, para beneficio de todos. Desde Jacobo Árbenz en 1954, Salvador Allende, Juan Velasco Alvarado, Juan José Torres, Omar Torrijos o Jaime Roldós, diferentes caminos, buscando rumbos de multilateralismo y soberanía, de justicia y e igualdad. Y toda esta nueva fase con Chávez, Lula, Kirchner, Fernández, Lugo, Zelaya, Correa, Evo, Daniel.
Este clamor popular fue ahogado de manera brutal o con trucos judiciales y mediáticos, desde el norte de México hasta el sur de Chile y Argentina.
Sin excepción todos nuestros países pasaron y pasan, por olas de represión en contra de la democracia y en defensa de los privilegios de unos pocos. Las sucesivas invasiones Estadounidenses, los golpes de Estado contra los procesos democráticos o progresistas, la violación sistemática de los Derechos Humanos, de los derechos de todas y todos. Nada de ello se olvida, todo acumula fuerzas en nuestro Continente. La democracia no es del gusto de los oligarcas ni de las grandes transnacionales, extractoras, industriales o financieras. Los milmillonarios aumentan y la miseria también, a la misma velocidad.
Hoy 58 años después, seguimos batallando y Cuba continúa siendo la roca inamovible que, a la entrada del Caribe, resiste los peores embates del bloqueo de los Estados Unidos.
Seguimos batallando junto con su pueblo, con Venezuela y Nicaragua. Hoy aparecen México y Argentina como retornadas esperanzas. A los 58 años, una vez más las palabras de Fidel siguen marcando el rumbo y Cuba sigue siendo el ejemplo fraterno y solidario, de que es posible mantener muy en alto las banderas de la dignidad y no dejarse avasallar por el imperio, dando ejemplo a las cancillerías genuflexas.
Cada uno de los procesos de cambio es y será diferente, y a pesar de esta ofensiva voraz, los pueblos siguen su marcha de la dignidad con inmensos costos individuales, pero caminando en defensa de las conquistas del Estado de Derechos.
No Señor Trump, ya los conocemos, no nos dan miedo sus bravatas. Parece que nuevamente el costo será alto y los mediocres se aprovecharán de sus amenazas para hacernos el camino más duro y doloroso, pero ello no asusta a los pueblos de Nuestramérica. Por lo pronto los electores en los Estados Unidos tienen la responsabilidad de votar contra usted.
Los pueblos europeos tienen la responsabilidad de salirse del camino guerrerista y exigir a sus gobiernos el retorno a la democracia, el respeto a Venezuela y el reconocimiento al Presidente legítimo Nicolás Maduro. El respeto a Nicaragua que se le avecina una nueva ofensiva, el respeto a Bolivia poniendo fin a la farsa y patraña de la OEA.
Las Naciones Unidas hoy deben cumplir un papel de escudo protector de los Derechos Humanos con mucha decisión y fuerza. Sin vacilaciones. Debemos salvar al Planeta, primero de los locos, ignorantes y mediocres peligrosísimos como Trump.
Debemos ponernos al lado del reclamo de los jóvenes y adolescentes en defensa de nuestra Tierra.
Todos tenemos la responsabilidad de mantenernos firmes por la Unidad sin dudar del camino contra el Imperio del Mal que representa lo peor y más siniestro de la humanidad. El egoísmo, la codicia sin límites y la vocación destructiva.
Cuba no está sola, Venezuela no está Sola, Nicaragua no lo está. Estamos los pueblos americanos para salir en la conquista de nuestros derechos. Retomo la Frase histórica de la Segunda Declaración de la Habana. Nada mejor para entendernos claros.
“Porque esta gran humanidad ha dicho ¡Basta! y ha echado a andar. » Fidel Castro Ruz, 4 de febrero 1962. La Habana