Por Soledad Benítez
Estos días, el periodismo llamado de “investigación”, en coalición con los sectores políticos y el gobierno, que representan al capital, han utilizado todo su poder, en un afán desesperado frente a las próximas elecciones, han usado como estrategia la mentira, la calumnia, la campaña sucia, por tomarse la alcaldía de la capital del Ecuador y por llegar a la presidencia con su candidato Lasso.
Han posicionado el correismo vs anticorreismo, ¿POR QUE?, es más fácil jugar con las emociones de los seres humanos la ira, el odio, el desprecio, contra un enemigo que han construido, al que le han atribuido ciertas características negativas, como los nazis lo hicieron en su tiempo contra los judíos, por eso había que exterminarlos (leer Humberto Eco – «Construyendo al Enemigo”), la historia se repite… y con esto lo que logran es fragmentarnos para debilitarnos, crear desesperanza, tener a la juventud en la inercia, a la clase media en el desaliento y a los pobres en el conformismo.
El debate está en el proyecto de país que queremos y orientar el curso del proceso, un proyecto alternativo al capitalismo (Lasso), que promueva la justicia, la reducción de la pobreza, la conquista de los derechos, la felicidad de todos; no la felicidad de unos a costa de la infelicidad de otros …
Hoy la lucha no debe ser un sector contra otro (una clase contra otra), sino de toda la sociedad ecuatoriana contra un modelo perverso cuya razón de vida es la acumulación de la riqueza. La lucha es de la vida contra la muerte; de la solidaridad contra la alienación, el egoísmo, el individualismo; de la humanización contra la deshumanización, de la esperanza contra la desesperanza…
Los concejales de Compromiso Social Revolución Ciudadana les invitamos a ser promotores de la unidad del pueblo, seamos capaces de entusiasmar a millones de hombres y mujeres para luchar por un objetivo común, hacer posible la garantía de una vida digna, para todos y para cada uno, el BUEN VIVIR.
No caigamos en el engaño más pernicioso de estos grupos de poder. La idea de que todo es voluntad individual. La política, por tanto, no funciona bien, por culpa de los corruptos. Esta visión distorsionada de la realidad encubre los mecanismos que por detrás de las relaciones personales, constituyen el engranaje estructural de la dominación de la élite y de la sumisión y la exclusión del pueblo.