Por Juan Cárdenas
Mientras el Banco Central prende sus alertas por la recesión económica que sufre el país,
aunque luego obligaron al gerente a dorar la píldora con lo de “ la recuperación”; cuando
el Banco Mundial nos asigna apenas el 0,7% de crecimiento para este año, por debajo
hasta de Haití que carece de gobierno y mucho menos de Venezuela, cuya economía se
recupera pese al bloqueo yanqui; acá, en medio de una violencia que no da tregua, con
asesinatos, sicariatos, femicidios y fugas de peligrosos sujetos de las cárceles custodiadas
por militares; mientras nos ahoga la carestía de la vida por el incremento del IVA y el
aumento del precio de los combustibles; sin trabajo ni empleo, sin capacidad de compra
mucho menos de ahorro, con una nula inversión pública que atienda la salud, educación,
protección social y un mínimo de bienestar para la gente; cuando nos domina el
desaliento, el señorito se da el lujo de abrirse frentes contra todos los que no piensan como
él, o sea casi contra todos. En su desesperación por la “cuesta abajo en la rodada” hasta
en sus encuestas, sale sacándose la camisa contra todos los que le caen mal. Con el
cuchillo entre dientes no se gobierna, jovencito.
Vino a Guayaquil con su gabinete para que aplauda, quién más, la condecoración a sus
ministras, justo cuando irán a juicio político. La Mininterior se pasó de lista, respondiendo
a una periodista que le preguntó sobre los planes de seguridad, que en ese momento ella
estaba de festejo. En otras palabras, que no pregunte pendej… Desubicada la señora, ya
lo dijo que no le tiene miedo ni al diablo ni a su cola, que no le tiene ningún respeto a la
Asamblea Nacional. ¿Es esta una reacción democrática? Acaba de ponerse el último clavo
en su interpelación. Y la canciller también. Ellos de fiesta, mientas el país agoniza en un
lamentable abandono que no se soluciona torturando las cifras del BCE con la pretensión
de desvirtuar la recesión que sentimos en el estómago vacío de un pueblo desengañado
por las promesas demagógicas de un régimen ausente, en su burbuja de privilegios. Él sí,
satisfecho, porque cumplió su plan de vida y sus metas económicas de acumular en
abundancia. A él y a su grupo del 2% del total de la población, que vino para hacer buenos
negocios, les fue muy bien.
Conmovedora la súplica de rodillas de una pobre y angustiada madre en Cuenca, ante un
sorprendido gobernador sin respuestas, clamando por la diálisis para su hijita que se
encuentra en peligro de muerte. ¿Por qué no le atienden?: porque el gobierno no paga a
los prestadores externos de salud. Con sólo el valor de las gigantografías colgadas de ida
y vuelta en el puente de la unidad nacional, se hubiera aliviado en parte la deuda con las
proveedoras de diálisis. Pero no, “esa gente” está en campaña y de farra. No les
molesten… Bueno, tampoco es que tengan corazón. Sólo bolsillo.