Por Cristóbal Rodríguez Guerra
UNA CONFESIÓN QUE HORRORIZA A UN PAÍS ENTERO
La confesión de cuatro de los diecisiete militares procesados por la detención, tortura, asesinato y desaparición de los niños SAÚL ARBOLEDA, JOSUÉ ARROYO, ISMAEL ARROYO Y STEVEN MEDINA, oriundos del barrio obrero Las Malvinas, en Guayaquil, marca un antes y un después en la historia criminal del Ecuador contemporáneo.
Estamos frente a un crimen de Estado. Y no lo decimos desde la conjetura, sino desde los hechos: niños capturados por militares de la FAE, llevados a Taura, torturados, ejecutados, desaparecidos e incinerados.
COMO EN LOS TIEMPOS DE FEBRES CORDERO
Estos crímenes recuerdan el tenebroso legado del expresidente León Febres Cordero, autor intelectual de la desaparición de los hermanos Restrepo y del asesinato extrajudicial de militantes del Alfaro Vive Carajo. Hoy, con Daniel Noboa en el poder, esa sombra vuelve a caer sobre el país. Ya son al menos 30 LAS PERSONAS DESAPARECIDAS bajo su régimen, y la cifra podría seguir aumentando.
TORTURA Y EJECUCIÓN: LOS TESTIMONIOS DE LOS MILITARES
Durante la reconstrucción de los hechos, realizada los días 27 y 28 de abril, cuatro militares acogidos a la COOPERACIÓN EFICAZ detallaron el horror: correazos, llaves de lucha, amenazas con disparos, pisoteos, grabaciones burlonas con celulares, y el brutal momento en que dos de los niños fueron lanzados de cabeza desde una camioneta, provocando lesiones fatales.
En ese trayecto macabro que inició en Guayaquil y terminó en un sector rural de Taura, los cuerpos calcinados de los menores fueron encontrados el 24 de diciembre. Un crimen planificado, ejecutado y silenciado por el aparato represor del Estado.
UNA RESPUESTA OFICIAL CÍNICA Y DESALMADA
Hasta hoy, el presidente Daniel Noboa NO HA MENCIONADO NI UN SOLO NOMBRE DE LOS NIÑOS ASESINADOS, ni ha enviado una nota oficial de condolencias a sus familias. Peor aún, sus ministros de Defensa, del Interior y de Gobierno intentaron durante semanas minimizar el hecho con declaraciones inconsistentes, evasivas y hasta ofensivas para los dolientes.
¿Dónde está la justicia? ¿Dónde está la ética institucional? ¿Dónde está el castigo para los culpables? ¿Dónde está la vergüenza del régimen?
LA ASAMBLEA Y LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES DEBEN ACTUAR
Este no puede ser un crimen que pase al olvido, ni mucho menos quedar impune. Exigimos que la ASAMBLEA NACIONAL inicie JUICIOS POLÍTICOS INMEDIATOS a los ministros que encubrieron estos actos, y que los ORGANISMOS INTERNACIONALES como la CIDH, ONU y UNICEF tomen cartas en el asunto. No se puede hablar de democracia ni de estado de derecho con niños quemados en las cunetas y militares encubiertos desde el poder.
LAS FUERZAS ARMADAS NO SON INTOCABLES
Las Fuerzas Armadas y la Policía no son entidades divinas ni están por encima del pueblo. Son APARATOS ARMADOS DEL ESTADO CAPITALISTA, y si cometen crímenes de lesa humanidad, deben ser juzgados como tales. No hay disciplina militar que valga cuando el resultado es un niño torturado y arrojado al fuego. No hay patriotismo que justifique una bala disparada a centímetros de una criatura.
NUNCA MÁS
El pueblo debe levantar la voz. Las organizaciones sociales, los movimientos populares, los medios alternativos, todos debemos decir ¡NUNCA MÁS! Ni un niño más, ni una desaparición más, ni un crimen de Estado más sin justicia.
SAÚL, JOSUÉ, ISMAEL Y STEVEN SON NUESTROS HIJOS. Son los hijos del pueblo pobre, el mismo que pone los muertos mientras otros se van de gira internacional, se toman selfies en funerales o hacen negocios con gobiernos genocidas.
Si no lo decimos ahora, si no actuamos hoy, mañana serán más. Y entonces será demasiado tarde