Por Luis Herrera Montero
Advertir sobre los peligros de tropezar tres veces con la misma piedra es un acto de responsabilidad ciudadana. El dicho popular, en referencia, nos alerta para no repetir errores que deberían fácilmente evitarse. Lástima que esa sabiduría popular no fue asumida en las elecciones últimas de agosto, por parte de ciertos sectores de la población ecuatoriana, que sufragaron por Daniel Noboa y permitieron su acceso a la segunda vuelta electoral. Urge esta vez estar alertas, sería muy grave reiterar en el error que llevara a Lasso, otro millonario, a la presidencia de nuestro Ecuador. No merecemos vivir más tiempo en el terror nacional.
Es necesario tener en cuenta el peligro real de que otra oligarquía se instale en el poder, pues se continuaría con el modelo neoliberal, el único causante de todo lo que hoy acontece como desgobierno, pobreza extrema y violencia e inseguridad generalizadas. La mayoría del pueblo sabe que toda la función social del Estado se encuentra destruida. A causa de la pésima gestión de clases pudientes del país, representadas por Moreno y Lasso. La diferencia es que hoy asoma un rostro más joven, que no es más que una careta cubriendo el mismo fondo, igual de perjudicial y tormentoso para el futuro inmediato del pueblo ecuatoriano. Un gobierno de representantes adinerados solo puede sostener a oligarquías demagógicas, con intereses opuestos a la democracia.
Amplios sectores de nuestra ciudadanía denunciamos que el gobierno de Guillermo Lasso constituiría el continuismo de Lenín Moreno. Hoy decimos lo mismo de Daniel Noboa, quien llegó el 2021 a ser asambleísta por la provincia Santa Elena, a través de la agrupación política “Ecuatoriano Unido” fundada por Edwin Moreno, hermano del expresidente. Se puede sostener lo mismo cuando su candidatura presidencial cuenta con el apoyo de la lista 35, sector antes denominado Alianza País, que fuera la tienda política que traicionara el ideario de sus fundadores y que reposicionara al neoliberalismo en el Estado y, con este, la reproducción de la tragedia nacional; basta ver los altos niveles de impopularidad de Moreno y Lasso, para saber que debemos impedir el triunfo de Noboa.
El binomio de Daniel Noboa es una empresaria también con proyectos oligárquicos. Verónica Abad fue militante de CREO en el 2017. La historia la repiten; Lasso tuvo como binomio a Borrero, un integrante de las familias adineradas de Cuenca; ahora Noboa apela a una mujer con sueños de lucro empresarial, como muestra de intenciones nada fuera de sus intereses privados. La política para estos seres solo sirve para engrosar sus cuentas bancarias a nivel nacional e internacional.
Sería una ingenuidad imaginar una real ruptura de Daniel Noboa con su padre. En anteriores campañas de Álvaro Noboa, se evidenciaron prácticas de clientelismo insultante para el pueblo ecuatoriano; el obsequiar productos y ofrecer atenciones médicas gratuitas para familias necesitadas, como una estrategia para ganar votos, no es más que repetir costumbres definidas como demagogia y politiquería. El hijo, además de repetir esta estrategia, ha sido un comunicador más hábil en medios y en redes sociales.
Las clases sociales adineradas son incapaces de contar con un proyecto de fortalecimiento público. Sus propuestas se limitan a vender sus intereses privados como democracia. De ahí que concuerdan en propuestas para privatizar la educación, la salud y el seguro social, por un lado, y en desmantelar la institucionalidad estatal bajo la mentira de concebir el progreso en calidad de sinónimo de inversión y productividad que no la gestan, por otro. En un sentido antipatriótico, se dedican tan solo a fomentar negocios rentables para enriquecimientos desmedidos y el incumplimiento de las obligaciones tributarias. Desde esas intenciones, obviamente les es problemático el tema los derechos laborales, los derechos sexuales y reproductivos, y el derecho a la integridad y dignidad humanas.
Ecuatorianos y ecuatorianas no cabe olvidar las severas crisis que atravesamos antes con el neoliberalismo, a través de los salvatajes a bancos y el asalto a los ahorros de la población durante el miserable feriado financiero. Actualmente, la situación ha degenerado en procesos de alta evasión tributaria, narco-economía, terror paramilitar, destrucción de los servicios públicos, desatención de las instancias para la gestión oportuna de riesgos naturales, incrementos del desempleo, la pobreza y extrema pobreza, inseguridad, violencia y muerte en el sistema penitenciario y en toda la sociedad ecuatoriana, entre otras situaciones. Estos problemas se pueden solucionar si se plantean y ejecutan proyectos integrales en oposición al modelo neoliberal, el responsable de colocarnos en una difícil terapia intensiva, de la cual no saldremos sin reales cambios.
Las iniciativas gubernamentales deben implicar necesariamente una reingeniería para la recuperación del rol social de la institucionalidad del Estado, así como la motivación permanente de reales procesos de participación ciudadana y corresponsabilidad social para reconstruir el país. Estos contenidos son definitivamente ajenos a las percepciones, conocimientos e intereses de los monopolios económicos del país, de ahí que sus proyectos de gobierno sean oligárquicos, demagógicos y peligrosamente teatralizados con caretas que encubren las verdaderas intenciones. En la segunda vuelta debemos votar en contra de todo tipo de oligarquía y engaño protagonizado por adinerados. Dile no al binomio Noboa-Abad. El pueblo unido jamás será vencido