Por Juan Proaño Salgado y Jacques Ramírez Gallegos
Estas palabras se escriben en medio de la oscuridad que nos rodea, donde la represión a estudiantes, militarización de comunidades, criminalización de la pobreza, cientos de asesinatos, secuestros y feminicidios, falta de salud, educación y empleo, miles de migrantes expulsados, violaciones de derechos humanos, el asalto armado contra el territorio de un país hermano y la justicia secuestrada por el odio y el dinero, son exhibidos como hechos, situaciones o acciones “normales”, “naturales” del devenir de nuestra anómica sociedad. Nos mienten. El poder neoliberal, sus acólitos y medios de comunicación, gestionan y diseminan el miedo y la confusión para inmovilizar, someter y silenciar a quienes confrontan, con dignidad y razón, su accionar violento y autoritario, y que interpelan colectivamente su indolencia que busca acostumbrarnos al caos vendiéndonos “seguridad”.
El neoliberalismo armado o de guerra ya está entre nosotros, y sin disimulos busca el próximo domingo legitimar, con votos,sus objetivos antidemocráticos. No podemos permitir que se afiance su política de represión y persecución, su régimen de exclusión y muerte. Solo la unidad del campo popular derrotará al fascismo neoliberal. El fracaso de su tramposa Consulta/Referéndum será el triunfo del pueblo, de sus necesidades y demandas de autodeterminación, justicia y bienestar. El régimen neoliberal quedará nuevamente expuesto en su debilidad e ineptitud, como fue con Lasso, más allá de una simulada “gobernabilidad” que se está cayendo a pedazos.
Ecuador debe decirle 11 veces NO a la guerra neoliberal que Noboa quiere instalar en el país, junto con sus asesores civiles/militares nacionales y extranjeros. Su guerra neoliberal “contra el crimen organizado” esconde objetivos de mayor calado: un proceso de militarización estatal y social que, en el marco de una práctica “democrática” formal y procedimental, está orientado a organizar una forma ampliada de control social con medidas de terror y violencia, donde “todo aquello que se oponga a (o se interponga con) los ciclos ampliados de acumulación del capital y sus procesos conexos de concentración de la riqueza material”, terminará formando parte, sin distinciones, del “narco-terrorismo”. Es decir, una guerra neoliberal integral (política, jurídica, económica y mediática),que no solo busca eliminar a sus adversarios para retener el poder sino, fundamentalmente, para radicalizar el saqueo y despojo material en contra del pueblo y los intereses nacionales (pregunta D -trabajo por horas- y E -arbitraje internacional-).
Finalmente, pareciera que en las últimas semanas la legitimidad social y política de Noboa ya no busca estar definida, en términos generales, por una virtuosa gestión de gobierno que resuelve demandas y tensiones sociales democráticamente; sino, por el contrario, su legitimidad estaría dependiendo únicamente de la “gestión militar” (autoritaria, dictatorial) de la sociedad y sus conflictos. El peligro de una distopía reaccionaria es real. Por todo lo mencionado, no caben dudas que el domingo se disputa mucho más que 11 preguntas: ¡NO convertir al país en una hacienda bananera, despótica, militarizada y falaz!
A la guerra neoliberal de NOboa, dile 11 veces NO