Por Robert Marchán Brito

El 16 de septiembre de 2024, el Presidente de la República, Daniel Noboa Azim anunció que
había enviado a las Asamblea Nacional un Proyecto de Reforma parcial a la Constitución con la
finalidad de permitir nuevamente el asentamiento de bases militares extranjeras en el territorio
nacional. Lo que está expresamente prohibido por la Constitución del año 2008 y que fue
aprobado mediante referendo por todos los ecuatorianos. Lo hace en medio del incremento sin
control de la inseguridad y sobre todo después de que se han anunciado el inicio de cortes de
electricidad en todo el país, en principio camuflados en supuestos trabajos de mantenimiento, pero
que finalmente se han visto obligados a admitir que es por la crítica situación del sistema de
generación eléctrica, afectado por la negligencia criminal de los gobiernos de Lenin Moreno, de
Guillermo Lasso, por inacción y de Daniel Noboa quien a pesar de haber conseguido aprobar en
enero de 2024 una ley, pomposamente llamada “Ley no más Apagones” que iniciaba con un
proceso de privatización del sector eléctrico, no ha logrado contener lo que desde el inicio de su
gestión sabía que se venía para el país. Negligencia que nos ha llevado a una situación que ronda
lo catastrófico.
Pero el objetivo de este artículo no es tratar sobre la crisis eléctrica, su objeto es recordar la triste
historia de nuestro país al ceder su soberanía con la instalación de bases extrajeras a los Estados
Unidos de Norteamérica en territorio nacional, sus motivaciones geopolíticas y sus consecuencias
internas; así como, tratar de desmantelar la retórica que se ha montado y que busca que la opinión
pública sea favorable a estos despropósitos, por parte de personajes de la élite que nos gobierna
que piensan en inglés y que se sienten más identificados con los intereses norteamericanos que
con las verdaderas necesidades ecuatorianas.
En principio deberíamos preguntarnos por qué razón una gran cantidad de los sujetos que nos
gobiernan en la actualidad son nacidos en Estados Unidos…? La respuesta es simple, lo hacen
con la finalidad de aprovechar lo que se conoce como “Lus Soli” (derecho al suelo), que permite
que todo niño nacido en suelo de USA adquiera la nacionalidad inmediatamente; salvo los hijos
de embajadores y dignatarios extranjeros en misión diplomática. Es decir, ya no solo nos
gobiernan élites de cipayos cuyos intereses se alineaban a los extranjeros como en el pasado,
ahora nos gobiernan personas que realmente se creen, y tienen pasaporte que lo demuestra, que
son ciudadanos de Estados Unidos antes que del Ecuador.
1941 LA PRIMERA INCURSIÓN MILITAR EXTRANJERA EN EL ECUADOR
La historia latinoamericana y entre ella la ecuatoriana ha estado estrechamente relacionada con la
emergencia de Estados Unidos como potencia en desarrollo en el siglo XIX y en la primera parte
del siglo XX, y como potencia mundial sobre todo a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial,
lo que nos ha obligado, por alineamiento cipayo de las élites a ser funcionales a los intereses de
los Estados Unidos, o también por la fuerza militar con un sinnúmero de intervenciones directas
o veladas. Entre los múltiples ejemplos encontramos el continuo interés de Estados Unidos a una
parte importante de nuestro territorio, las Islas Galápagos. Está ampliamente documentado el
interés sobre las islas ya desde 1883 cuando el Senado de Estados Unidos declaró a las Galápagos
como “tierra de nadie”, poniendo en duda la soberanía del Ecuador y fomentando su ocupación
por su parte.
En 1910 Estados Unidos ofreció al Ecuador 15 millones de dólares de la época (alrededor de 500
millones actuales) a cambio de una permanencia de 99 años, que si se llegaba a aprobar implicaba
el control de las islas por parte de ese país hasta el 2009. Pero la construcción del Canal de Panamá
y la necesidad de controlar su seguridad aumentaron el interés de Estados Unidos por tener algún
nivel de control o facilidades en las islas. Ya durante la Primera Guerra Mundial, el gobierno de
ese país ejerció presiones sobre el gobierno de Leonidas Plaza Gutiérrez para obtener la venta o
arrendamiento de las islas; incluso el historiador Octavio Latorre, sostiene que en 1920 los
Estados Unidos prepararon la invasión de las islas Galápagos, lo que finalmente no se consumó
en esa época.
Pero con motivo de la Segunda Guerra Mundial y la necesidad de garantizar la seguridad del
Canal de Panamá, Estados Unidos ocupó militarmente, sin mediar un acuerdo escrito conocido,
las Galápagos y construyó una gran base en la Isla Baltra y tuvo presencia en la isla Isabela, entre
otras. Luego el 24 de enero de 1942 y el 2 de febrero de 1942 se firmaron acuerdos que
posibilitaron el uso de las islas y también la construcción de una base de Estados Unidos en la
ciudad de Salinas en la península de Santa Elena. La Segunda Guerra Mundial terminó en 1945
pero los militares de Estados Unidos se quedaron ocupando esas bases hasta diciembre de 1948.
Durante ese período de ocupación no pagaron ni un solo dólar por el uso de esas facilidades, y
cuando se retiraron destruyeron la mayor parte del equipamiento y de la infraestructura existente,
incluso tirando al mar una gran parte de los equipos que no se pudieron llevar de regreso. Es
decir, la ocupación de ocho años del territorio nacional no trajo absolutamente ningún beneficio
para el Ecuador, puesto que incluso todos los requerimientos de alimentación o servicios eran
provistos directamente desde el territorio de Estados Unidos o de la zona del Canal de Panamá.
Lo que si dejaron los norteamericanos tanto en Galápagos como en Salinas fueron enormes
pasivos ambientales por la destrucción de la naturaleza y la contaminación que ocasionaron que
incluso hasta el día de hoy es posible ver en Baltra y en Salinas.
Como podemos ver, esta ocupación militar del territorio ecuatoriano no se dio por ninguna
necesidad o requerimiento del Ecuador, tampoco nos trajo ningún tipo de beneficio para el país,
solo obedeció a las necesidades e intereses de los Estados Unidos y cuando estas necesidades
cambiaron, no dudaron en devolver aquello entregado, sin siquiera dejar disponibles las
instalaciones que habían sido construidas, menos pagar siquiera una renta por la ocupación.
2da OCUPACIÓN MILITAR, EL FOL DE MANTA
Para 1998 se habían dado dos hechos trascendentes en la realidad geopolítica mundial y regional;
por una parte, la caída de la Unión Soviética y del socialismo real que había dado como resultado
el nacimiento de un mundo unipolar donde los Estados Unidos, el vencedor de la Guerra Fría, se
constituía como el único gran poder mundial y que estaba ahora empeñado en poner un poco de
orden en su patio trasero, Latinoamérica. Por otra parte, el Ecuador y el Perú habían tenido en
1995 el último de sus enfrentamientos militares por disputas territoriales que había dado como
resultado la firma de la paz en 1998.
En ese contexto, con los viejos conflictos limítrofes extinguidos, a los Estados Unidos le
interesaba sobre manera tres objetivos estratégicos en la región: 1. Poner fin a la vieja disputa
interna en Colombia que era el último remanente del marxismo (supuestamente vencido) en las
Américas, destruyendo a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y los otros
grupos de izquierda. 2. Limitar el flujo de migrantes que salían de las costas de Ecuador debido a
la situación económica a la que nos había llevado el gobierno neoliberal de Jamil Mahuad. 3.
Limitar el flujo de cocaína que partía de las costas de Colombia y en menor grado de Ecuador
hacia Estados Unidos. Para alcanzar estos objetivos Estados Unidos había firmado con Colombia
el “Plan Colombia” y el “Plan Patriota” cuyo objetivo era el terminar con las FARC; y por otra
parte, lograr el establecimiento de un FOL (Foreign Operations Location) en Ecuador puesto que
le daba la capacidad de operar con aeronaves de reconocimiento e inteligencia en toda Colombia
y en el Pacífico sin tener que extremar medidas de seguridad como le ocurría en las bases que
ocupaba en Colombia.
En este contexto, y ante un gobierno débil e impopular que había llevado al Ecuador a una enorme
crisis económica, los Estados Unidos no tuvieron que esforzarse mucho por presionar a ese
gobierno que más bien vio en la posibilidad de ceder un espacio en la Base Aérea Eloy Alfaro,
propiedad de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, como una forma de congraciarse con ese país y
alcanzar algún tipo de apoyo que le permitiera su sobrevivencia. En este marco y contra el criterio
de las FFAA que querían obtener algún tipo de beneficio del acuerdo, el Gobierno del Ecuador
firmó el acta que cedió ese espacio (no una base, sino un espacio dentro de una base ecuatoriana
existente), para los Estados Unidos, sin que medie en contraparte ningún beneficio para el país, y
como en los años cuarenta sin siquiera cobrar un arriendo por esas facilidades.
Al contrario de lo que se ha tratado de posicionar, la presencia de los norteamericanos en Manta
no generó ningún tipo de beneficio ni para el Ecuador ni para la ciudad de Manta, más bien
produjo un incremento de las condiciones de inseguridad y delitos en ese período. Los
norteamericanos, que nunca superaron los trescientos hombres y mujeres, solo tuvieron como
objetivo el dar soporte logístico a las aeronaves de ese país que aterrizaban en la base Eloy Alfaro
de la FAE, y que operaban recabando inteligencia en el sector, nunca tuvieron ningún interés por
proporcionar algún tipo de seguridad a la población, solo a ellos mismos, para lo cual incluso los
alimentos y el agua eran traídos directamente a ese lugar por aviones y buques norteamericanos.
Este maltrato al país, incluso fue aceptado por los líderes militares de Estados Unidos en diversas
conversaciones cuando hacían lobby para lograr la extensión del acuerdo que terminó en el año
2009 y que no fue renovado por el gobierno en ese momento en el poder, ante el rechazo
generalizado de la población que se materializó en el Referéndum de aprobación de la
Constitución de 2008 donde se prohibía el uso del territorio ecuatoriano para la implantación de
bases extranjeras.
Más bien existieron sospechas fundadas que no han sido desmentidas de que los aviones que allí
operaron, realizaban detecciones y en coordinación con embarcaciones de la Guardia Costera del
USA, interceptaban y hundían a embarcaciones de bandera ecuatoriana que efectuaban
movimientos de migrantes hacia ese país. Otro hecho que nunca ha sido aclarado a cabalidad fue
la participación de esos aviones en el ataque a la localidad de Angostura en territorio ecuatoriano
llevado a cabo por supuestas aeronaves colombianas con la cooperación de aviones
norteamericanos incluso aquellos que operaban en el FOL, violando la soberanía territorial del
país y los mismos acuerdos que dieron viabilidad al FOL.
Tal como ocurrió en los años cuarenta, y al contrario de la narrativa que se ha tratado de instalar,
el Ecuador no logró ningún beneficio de esos diez años, ya que nuevamente ni siquiera pagaron
una renta por el uso del espacio que se les había cedido. Al final y en su retirada, se llevaron
absolutamente todas sus facilidades, dejando solo las pocas instalaciones que habían construido
y unos pocos vehículos utilitarios.

  1. INTENTO DE OCUPACIÓN MILITAR
    El tercer intento de entregar la soberanía y el territorio ecuatoriano a fuerzas de Estados Unidos
    por parte de las élites neoliberales y con nacionalidad norteamericana, dio inicio hace ya algún
    tiempo con un realineamiento total a los intereses geopolíticos de ese país. Ya desde el año 2018
    el gobierno de Lenin Moreno permitió el uso de las instalaciones del aeropuerto de la isla San
    Cristóbal a las Fuerzas Militares de Estados Unidos, el mismo Ministro de Defensa de ese
    gobierno, el General Oswaldo Jarrín, manifestó que Galápagos era “un portaviones natural” para
    ser usado para los intereses de Estados Unidos.
    En el gobierno de Guillermo Lasso se firmaron dos acuerdos importantes para viabilizar este
    proceso de entrega de soberanía y alineamiento. Por una pare, el “Acuerdo Relativo a Operaciones
    Contra Actividades Marítimas Transnacionales Ilícitas” que le permite a las fuerzas de Estados
    Unidos operar en todo el territorio marítimo ecuatoriano bajo el supuesto de realizar operaciones
    marítimas combinadas con la Armada del Ecuador, cuando en realidad esta última autoriza a la
    primera a llevar a cabo incluso abordajes e inspecciones en el mar territorial y en zona económica
    exclusiva a cualquier nave que considere sospechosa. Por otra parte, el “Acuerdo Para el Estatuto
    de las Fuerzas” que autoriza el libre flujo de personal de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos
    en el territorio nacional sin ser sujeto a inspecciones ni siquiera de aduana, total inmunidad incluso
    para contratistas de ese país, libre contratación de pertrechos, no pago de impuestos, uso del
    espectro radioeléctrico, telecomunicaciones y frecuencias, entre otras ventajas unilaterales.
    La culminación de este intento concertado y planificado de ceder la soberanía nacional a favor de
    intereses extranjeros es el anuncio de Daniel Noboa de buscar una reforma parcial de la
    Constitución para eliminar la prohibición expresa de la posibilidad de asentar bases extranjeras
    en territorio nacional, bajo la justificación engañosa y falaz de que esto servirá para mejorar la
    seguridad de los ecuatorianos, una afirmación que no se sostiene si miramos la experiencia en
    cualquier parte del mundo donde se encuentran los intereses de Estados Unidos.
    Como vemos, lo que pretende el gobierno de Daniel Noboa no es más que la culminación de un
    esfuerzo concertado que busca el total alineamiento del Ecuador a los Estados Unidos, esto dentro
    de un marco geopolítico marcado por un creciente deterioro del poder de aquel país y de su
    influencia en el mundo, también es una desesperada acción por parte de un gobierno en medio de
    terrible crisis de diverso espectro, que al igual que lo intentó Jamil Mahuad, busca desviar la
    atención para que la población, presionada por la circunstancias de seguridad, le dé un espaldarazo
    y se olvide de lo terrible que es su gobierno neoliberal y de las consecuencias negativas que está
    trayendo para gran parte de la población.
    Lastimosamente la mayoría de la gente, que no es consciente de la realidad geopolítica ni de la
    situación internacional, puede caer fácilmente en la idea de que los norteamericanos van a venir
    al país a realizar algún tipo de acción en favor de los intereses de la totalidad de los ecuatorianos,
    sin darse cuenta, como he tratado de demostrar, que los norteamericanos no actúan más que en
    función de sus propios intereses y que su interés geopolítico actual no tiene nada que ver con la
    realidad ecuatoriana, solo obedece a la necesidad que tienen los estadounidenses en asegurar a los
    gobiernos de esta parte del planeta su alineamiento y subordinación, y sobre todo el mantener el
    control de las rutas del pacífico sur a fin de negarle el acceso a su gran oponente geopolítico actual
    que es China, en el marco de la trasformación de un mundo unipolar a un nuevo orden que
    probablemente será multipolar en el futuro próximo y dentro del cual los países pequeños como
    el Ecuador deben decidir si se alinean tras alguno de estos poderes o por el contrario buscan
    mantener su independencia y soberanía para tratar a cualquier poder de manera independiente.
    Por lo visto el total alineamiento del país a los intereses de Estado Unidos, es algo que se está
    produciendo con relativa facilidad puesto que han logrado poner en el poder a ciudadanos que
    obedecen sin ningún cuestionamiento a sus intereses más no a los del Ecuador y de su gente, y
    por otra parte, tienen el apoyo incondicional de una máquina de desinformación y falacias que
    van construyendo los medios masivos de comunicación que pertenecen a esas “élites nacionales”
    que de nacionalistas no tienen nada.

Por RK