Asombrado por una nota publicada en Infobae el viernes 28 de Agosto, cuyo título decía: “Impuesto a la riqueza: un gravamen exclusivamente argentino” me puse a investigar si también en ese tema somos excepcionales y extravagantes, rasgos éstos que durante tanto tiempo nos condenaron a salir de este mundo.[1] Afortunadamente, con la llegada del gobierno de Cambiemos retornamos al mundo pero me temo que con la propuesta de Alberto Fernández que será sometida a discusión en Diputados volvamos a ser expulsados del mundo, tal vez sin chance alguna de retornar a él. Superado el estupor inicial traté de investigar el asunto con la secreta esperanza de que algún otro país pudiera subirse a compartir el podio con nosotros con un impuesto como el nuestro o algo equivalente. He aquí el resultado de mi desesperada búsqueda.
Comencé por Zimbabwe, uno de los países favoritos de los deslumbrantes publicistas neoliberales de la Argentina que en sus profundas intervenciones siempre nos comparan con esa nación africana, pero no; ningún gobierno de Zimbabwe jamás propuso algo tan absurdo. Proseguí recorriendo la lista de países desastrosos (según aquellas lumbrras) y, esperanzado, entré a bucear los datos de Eritrea pero tampoco encontré nada. Seguro que en Myanmar propusieron algo tan desatinado como el impuesto a la riqueza, me dije, pero no. Ni miras de ello. Estaba a punto de abandonar la empresa que ratificaba el carácter incurablemente estrafalario de la Argentina cuando en mi buscador saltó una alarma informando que había un país cuyo gobierno sí había tenido la pésima idea de aplicar un gravamen a los ricos. Mientras me sumergí en el océano de la Internet me asaltaban lacerantes dudas: ¿Con quién me encontraría? Tomé ánimo, hice un clic y ¿quién apareció? ¡Guau! nada menos que el Reino Unido. ¡No lo podía creer, debe haber un error!, me dije, víctima de largos años de escolarización colonizada. Si empieza con R seguro que debe ser Rwanda, no puede ser el flemático y muy conservador gobierno de Su Majestad quien haya caído en el mamarracho argentino. Revisé bien y sí: en el apogeo de una precursora borrachera populista la señora Margaret Thatcher aplicó en tres ocasiones impuestos extraordinarios a las ganancias de las grandes empresas. No fue algo tan leve como congelar por cuatro meses los carísimos precios que pagamos en la Argentina por los malos servicios que prestan los oligopolios que controlan la Internet y la comunicación sino algo mucho más radical. O sea, un gobierno conservador británico ¡nos gana por izquierda! Veamos. En 1981 la Thatcher creó un impuesto del 2.5 % sobre las tenencias en cuentas corrientes de los bancos por las “ganancias excesivas” que habían cosechado. Su bancada conservadora casi se desmayó en el parlamento pero,a pesar del griterío, los bancos tuvieron que pagar y al final de cuentas sus ganancias resultaron ser tan inmensas que afectaron apenas a la quinta parte de ellas. Es decir, como en la Argentina, aúllan denunciando que serán despellejados vivos por el Estado pero luego lo único que perdieron fue la quinta parte de sus ganancias. En 1982 su gobierno observó que las empresas que explotaban el petróleo del Mar del Norte reportaban ganancias extraordinarias y les aplicó también un impuesto que le aportó al fisco un inesperado ingreso de 4.300 millones de dólares. Y en 1997, con la sombra de Hugo Chávez comenzando a proyectarse al otro lado del Atlántico, el nuevo gobierno de Tony Blair (New Labour) arremetió contra las otrora empresas públicas privatizadas por los conservadores: la British Gas, British Telecom, BBA (energía eléctrica) y Powergen (energía renovable) y les aplicó un impuestazo que le aportó al Estado 9.000 millones de dólares, fondos que se destinaron a financiar un programa de fomento del empleo.[2] Años después, en el 2009, el gobierno Laborista de Gordon Brown propuso al Parlamento una legislación según la cual todo banco que operase en el territorio del Reino Unido debería pagar un impuesto del 50 % sobre los bonos y premios concedidos a sus empleados siempre y cuando éstos fueran por un monto superior a 41.000 dólares. La iniciativa se convirtió en ley y los bancos tuvieron que pagar lo establecido.[3]
Al proseguir la búsqueda surgieron más evidencias de la necesidad y la justicia de aplicar un impuesto especial, sea a las grandes fortunas como a las ganancias extraordinarias. Reuven Avi-Yonah, director del Programa Internacional de Impuestos de la Universidad de Michigan e insospechado de estar infectado por el “virus populista” lo dijo con todas las letras.: “Es inadmisible que algunas corporaciones se beneficien. La mayoría está perdiendo por la pandemia y todos nosotros, los contribuyentes, estamos gastando dinero para ayudar a la gente que más lo necesita” ¿Quién debe ser gravado? La respuesta no deja lugar a dudas: aquellas empresas cuya rentabilidad “se ha disparado desde que el coronavirus se propagó por el mundo.” Prominentes en ese ramo figuran las cinco gigantescas tecnológicas de la información y la comunicación: Apple, Facebook, Alphabet (Google), Amazon y Microsoft y la “big pharma”, las grandes empresas farmacéuticas. Estamos en guerra, afirma Avi-Yonah, y sería inmoral avalar con la pasividad gubernamental el “enriquecimiento oportunista” que facilita la pandemia.[4]
Termino aquí porque mi buscador me está abrumando con nuevos datos sobre países que tomaron –o están en estudio- iniciativas semejantes a las del impuesto a la riqueza: Reino Unido, España, Italia, Noruega, Bélgica, Suiza, Rusia, Brasil, Perú, Chile y Ecuador, mientras Bernie Sanders y Elizabeth Warren están tratando de impulsarlas en Estados Unidos. Los vociferantes sicarios mediáticos y charlatanes que inundan las pantallas o las páginas de los grandes medios no pueden desconocer todo esto. Queda una duda:¿será ignorancia o se trata de mala fe, de la manipulación informativa de un “periodismo de guerra” para que algo tan justo, razonable y necesario como un impuesto que afectaría apenas a las doce mil personas más ricas de este país sea presentado como un atropello a la propiedad privada y los derechos individuales? Lectores: ¡tienen la palabra y háganse oír!
[2] Los incrédulos pueden chequear estos datos en https://www.theguardian.com/business/2009/dec/09/windfall-tax-labour-conservative-tactic
[3] Ver más en https://www.ambito.com/economia/gran-bretana-fija-impuesto-50-los-bonos-banqueros-n3597530
[4] Cf. Cecilia Barría (BBC News Mundo), 10 Agosto 2020
https://www.bbc.com/mundo/noticias-53618080
©️ 2020 Atilio Boron