Por Víctor Manuel Guerra Mosquera

Compartimos con usted, amable lector, nuestro asombro e indignación ante la campaña de comentarios, opiniones y exhortaciones “conciliadoras” que desde la prensa y las redes virtuales (incluso “progresistas”) se está construyendo en torno a la “necesidad de darle gobernabilidad” al “nuevo” gobierno de la banca, en una actitud que reproduce el síndrome de la mujer violada, quien, luego de ser sistemáticamente maltratada, golpeada, humillada y violada por el macho agresor, apenas este vuelve con su discurso “renovado” de “cambio”, ella, de manera acrítica y autodestructiva, vuelve a creer (CREO), es decir, a abstraerse de la realidad de los hechos y, de manera absolutamente irracional, vuelve a darle “el beneficio de la duda”, porque “quizá haya cambiado” o porque “espera que cambie”. Y así, toda la vida…, en un círculo vicioso sadomasoquista que no tiene fin…, seguramente porque ella cree que “la fe mueve montañas”, pero, claro, no la relación violador-violada, que solo cambiará revolucionando dicha relación, rebelándose, sublevándose contra ella y el agresor.

Lo mismo le está ocurriendo al Ecuador, y siguiendo el mismo procedimiento irracional y autodestructivo: creyendo = no razonando (CREO), abstrayéndose de realizar un análisis histórico de la realidad, de lo que constituye la banca y sus socios empresariales, financieros y mediáticos en tanto encarnación del capitalismo, que no tienen ningún interés común con los trabajadores, salvo el de extraerles plusvalía, beneficio, utilidad, ganancia, lo cual no se modificó nunca ni un ápice, ni durante la pandemia, en que con usura criminal nos siguieron cobrando las comisiones por servicios financieros (en los cajeros automáticos, por ejemplo) y los intereses por los préstamos (solo aplazaron los cobros por unos meses), pero ellos sí se borraron los intereses, multas y recargos adeudados al fisco con la mal llamada “Ley de fomento productivo…”, desfinanciando al Estado y destruyendo las políticas públicas.

Salvo que hayamos enloquecido, el banquero sigue siendo banquero; sigue perteneciendo a una clase cuyos intereses son esencialmente opuestos al de las clases trabajadoras, la burguesía financiera parásita, beneficiaria del Feriado Bancario y que ha obtenido millonarias utilidades incluso en plena pandemia; el mismo que impuso su plan de gobierno durante los últimos 4 años mediante traición, complicidad y chantaje con el régimen de Lenín Moreno; el mismo que aupó con violencia la represión de Octubre de 2019 y felicitó con admiración a María Paula Romo; el mismo que con el PSC y otros aprobaron la ruinmente llamada “Ley humanitaria…”, con la que nos desangraron a los trabajadores; el mismo que guardó silencio cómplice ante la persecución y judicialización neofascista a medios de comunicación como Pichincha Universal y aun a autoridades elegidas por el voto popular, como Paola Pabón… ¿Deja de ser violador el violador porque dice “ya no lo volveré a hacer”? ¿Deja de ser la burguesía y el capital lo que son porque nos dicen que son otra cosa? Hasta los Evangelios nos advierten: “por sus obras los conoceréis”.

Ni el accionar de las personas, menos todavía el de las clases opresoras (como el de los violadores), los debemos comprender y afrontar por lo que ellos crean o digan de sí mismos, menos aún por lo que nosotros creamos; hay que comprenderlos y afrontarlos con base en el análisis material, real, crítico de los hechos históricos recientes y pasados.

¿“Darle gobernabilidad”? ¡Eso es igual que las mujeres violadas llamando a volver a casa a los violadores! ¡Que la burguesía empresarial y financiera devuelva todo lo saqueado! ¡Que se dé paso al juzgamiento urgente por los delitos de lesa humanidad! ¡Que se deroguen todas las leyes que destruyeron la vida de los trabajadores y asaltaron los bienes públicos! ¡Que se dé paso inmediato y urgente a la reparación por los asesinados, mutilados y judicializados de Octubre de 2019! ¡Que se dé paso a la reparación por los más de 50.000 muertos por el uso genocida de la pandemia!

Nosotros no nos engañamos, por eso reiteramos: como la mujer violada frente al agresor, solo nos liberaremos de la opresión del capital luchando organizadamente contra él y sus representantes.

¡Pachakutik, la sangre de nuestros hermanos clama Justicia!

Por Editor