Lo que esta sucediendo es inaudito e inverosímil. Según el análisis realizado por The Oxford Martin School, Ecuador tiene el mayor “número de muertes en exceso” por cada millón de habitantes en el mundo.

A diferencia de otros estadísticos más conocidos, la “mortalidad en exceso” refiere al número de decesos que están por encima de aquello que podría esperarse bajo condiciones normales. Por eso, ese indicador epidemiológico es usado para medir “el impacto de una crisis en la mortalidad cuando no todas las causas de la muerte pueden ser determinadas.”

Ocultar cifras o maquillarlas no sirve de nada. Tampoco sirven cadenas nacionales para repetir que “A Ecuador lo sacamos todos”. Esto es pura demagogia insensata. Lo que desconcierta es, sin embargo, la actitud de quienes auspician el espectáculo. ¿Por qué lo hacen y hasta cuándo?

  1. La peor crisis económica de América Latina todavía no comienza

En una entrevista para el Financial Times, el director del Banco Mundial para América Latina, Carlos Jaramillo, señalo que esta región experimenta la peor crisis económica registrada “al menos en los últimos 120 años” y destacó que estaba muy preocupado por lo que esto significa “en términos de pobreza, desempleo, ingresos y desigualdad, la cual siempre ha sido un problema en esta región.”

Conforme pasa el tiempo, las proyecciones económicas se vuelven más lúgubres porque comienzan a basarse en datos preexistentes. Una caída del comercio internacional no menor al 11% es un hecho que el Fondo Monetario Internacional admite con mayor soltura y que debería ser altamente preocupante para quienes gobiernan países que exportan bienes sin mayor valor agregado.

En Ecuador, sin embargo, semejante inquietud no existe. El gobierno, las cámaras empresariales, sus políticos y sus periodistas, simplemente, actúan como si los problemas fuesen a resolverse por sí solos, en alguna forma, algún día.  Eso, lamentablemente, no sucederá.

  • La ideología no basta para explicar la pasividad del gobierno

Los políticos neoliberales asumen que una economía capitalista no puede colapsar pues se arreglará a sí misma, salvo que sucedan acontecimientos “no económicos” extraordinarios. Y eso es, precisamente, el COVID-19 y sus múltiples implicaciones. Por ello, a estas alturas, sería un craso error imaginarse que los neoliberales criollos no pueden ni siquiera apreciar eso.

Como lo demuestra la renuncia de Jaime Nebot a la actividad política (visible), la ceguera ideológica no basta para explicar la ausencia de políticas para evitar una recesión cuyas consecuencias serán sentidas por millones de jóvenes cuyas vidas educativas o laborales apenas están empezando y serán truncadas. En la semana anterior, aquel político socialcristiano evidenció que SI percibe lo que se viene y por eso renuncia una vez más a postularse como candidato a la presidencia.

En su calculo de costos y beneficios, hacerse cargo del “Ecuador en Ruinas” no será un negocio rentable en los próximos años. Más rentable será manipular los procesos políticos detrás de bambalinas, reestructurar la economía y el Estado mediante una asamblea constituyente, controlar el Poder Legislativo… y seguir haciendo negocios por lo bajo como siempre.

Con o sin una segunda ola de contagios masivos, nuestra economía será devastada por las inercias estructurales históricamente acarreadas, por la ausencia de una moneda propia y recursos fiscales… y, obviamente, por la deuda externa que el gobierno de Lenin Moreno contrajo para mantenerse en el poder y repartir favores efímeros. Eso lo sabe bien la derecha criolla. Pero, ¿acaso no se requiere de un “buen ambiente” macroeconómico para acumular capitales?

  • Un poco de sentido común seria suficiente. No se les puede pedir más.

Meses atrás, las redes sociales filtraron el audio de una reunión en la cual economistas ortodoxos le recomendaban a Moreno un conjunto de políticas sistemáticas y secuenciadas en tres fases. ¿Por qué el gobierno no implementa aunque sea el primer paso de ese recetario para suavizar la recesión que se avecina? ¿No entendieron el mensaje de sus asesores internacionales?

Cuánto más tiempo demore la pandemia en ser controlada, mayores impactos sufrirán los productores y los trabajadores. ¿Acaso desconocen lo que está sucediendo en aquellos países cuyos gobernantes se apresuraron en decretar el retorno a las actividades económicas normales?

El horizonte de la permanencia temporal de la pandemia está expandiéndose y ensombrece la recuperación económica. En Estados Unidos, por ejemplo, la “gripecita” no terminó en abril como vaticinaba Trump… ni en junio como esperaba Trump. En este momento, según las estimaciones más prudentes, la dinámica urbano-rural de la pandemia permite apreciar que seguirá actuando hasta noviembre por lo menos… Y esto es lo más probable en un país cuyo presidente ya no habló en el último informe técnico sobre el COVID-19… posiblemente para no seguir perdiendo más votos.

En Ecuador, en un país cuyo gobierno no tiene ni la mitad del presupuesto de New York, ¿podrá la pandemia ser controlada hasta noviembre?

  • Un mensaje básico para el gobierno cuántico y sus mentores

“Si una economía no puede parar”, entonces, ¿por qué no implementan unas pocas acciones relativamente sencillas para evitar que eso suceda?

Si lo que quieren es que las actividades económicas sigan realizándose con “normalidad”, entonces, por lo menos, hagan convenios con empresas, universidades o países para la producción masiva de mascarillas, guantes o respiradores artificiales. 

Por lo menos, hagan algo en anticipación de lo que se viene. Ya no esperamos más de Ustedes. Seria absurdo pedirles que comprendan una curva multimodal o que renuncien a sus avaricias.

Por lo menos hagan algo sencillo y factible. Ya no esperamos más de Ustedes.

Por Editor