Por Pedro Martínez Pírez
Quienes de alguna forma apoyamos el accionar de la ONU recordamos que el 2 de noviembre fue proclamado como el Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas.
Y como Presidente de la Comisión de Prensa de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas, donde siempre recordamos al último periodista asesinado en Cuba, quiero este lunes rendir tributo al joven ecuatoriano Carlos Bastidas Argüello, quien fue asesinado en La Habana el martes 13 de mayo de 1958, a pocos meses del fin de la dictadura de Fulgencio Batista.
El periodista Carlos Bastidas, de 23 años de edad, fue asesinado por un sicario de la tiranía batistiana llamado Orlando Marrero, a quien se conocía como Gallo Ronco, un matón de pésimos antecedentes que actuaba como subordinado del General de Brigada Pilar García, Jefe de la Policía Nacional del dictador Batista.
Era evidente que los servicios secretos de la tiranía sabían que Carlos Bastidas había estado durante aproximadamente dos meses en la Sierra Maestra, desde donde colaboró con las transmisiones de Radio Rebelde utilizando el seudónimo de Atahualpa Recio, e hizo patente sus simpatías por la lucha que allí libraban los guerrilleros comandados por Fidel Castro.
Carlos Bastidas coincidió en la Sierra Maestra con el periodista argentino Jorge Ricardo Masetti, fundador en 1959 de la Agencia Prensa Latina, quien en su libro titulado LOS QUE LUCHAN Y LOS QUE LLORAN, asegura que el joven periodista ecuatoriano se enamoró de la Revolución Cubana.
Los autores del asesinato de Bastidas, el sicario Orlando Marrero y su jefe el general Pilar García, encontraron refugio seguro en la ciudad de Miami en los primeros días del triunfo de la Revolución, junto a otros criminales que actuaron al servicio de la tiranía de Batista, algunos de los cuales integraron la Brigada 2506, derrotada en abril de 1961 en las arenas de Playa Girón.
El asesinato de Carlos Bastidas Argüello fue uno de los sangrientos hechos que sirvieron de aval para que la dictadura batistiana ascendiera el 10 de agosto de 1958 al rango de General de Brigada a Pilar García, de quien los revolucionarios cubanos decían que con nombre de mujer este sicario tenía alma de criminal.
La mayoría de los asesinos y corruptos que sostuvieron durante 7 años el régimen de Batista lograron fugarse de Cuba y buscaron y encontraron refugio en los Estados Unidos.
Por eso, y para que no se pierda la memoria histórica, evoco hoy el Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas. Es nuestro homenaje al joven ecuatoriano Carlos Bastidas Argüello, cuyos restos reposan en el cementerio principal de La Habana, y es un digno continuador del prócer Eloy Alfaro.