Por Pedro Pierre

Después de haber analizado la organización económica y política de nuestro país, veamos ahora cómo funcionan sus ideologías y cuál es la mística que nos habita como ciudadanos conscientes.

LA ORGANIZACIÓN IDEOLÓGICA EN NUESTRO PAÍS

              Hay distintas maneras de organizar la economía y la política de un país. Eso es el aporte de las ideologías, o sea, las diferentes presentaciones de los proyectos y pensamientos que han surgido a lo largo de la historia. Descubramos dónde se difunden las ideologías y qué tenemos que ver con ellas como ciudadanos. Así podremos aprender unos de los otros, de nuestras organizaciones, de los pueblos indígenas, de las religiones. Eso nos permitirá, por una parte, crecer mejor como personas y como sociedad y, por otra, aportar nuestra parte e influir sobre la manera de transformar nuestro país. Las ideologías están al servicio de la sabiduría, o sea, del arte de vivir dignamente y convivir armoniosamente.

              Las ideologías se desarrollan en 5 espacios diferentes: la educación escolar, los medios de comunicación, la cultura, los partidos políticos y las religiones. Miremos primero cuál es la función de cada uno de estos espacios. La meta de la educación escolar es capacitarnos para entender quiénes somos los humanos, a qué estamos llamados, cómo comportarnos colectivamente y que podemos aportar a la sociedad y al mundo en que vivimos. Los medios de comunicación están para informarnos correctamente, ayudarnos a pensar por nosotros mismos, darnos a conocer las bellezas de nuestro mundo y las sabidurías de las civilizaciones, recrearnos… La cultura es el conjunto de las diversas expresiones de los pueblos que conformamos un país y la humanidad entera. Aparecen en la música, el arte, la pintura, la escultura, la danza, los escritos, el teatro, el cine, la radio, la televisión… Colaboran a nuestro desarrollo individual y colectivo. Los partidos políticos están para darnos a entender cómo funciona la sociedad y cómo incidir en ella tanto en lo político como lo económico. Los partidos políticos son los frutos y la prolongación de nuestras organizaciones sociales y populares: Así son los portavoces de nuestras necesidades, nuestras ideas y nuestras propuestas. Las religiones encarnan la dimensión espiritual de las personas, la trascendencia de la vida, lo absoluto del amor que se expresan mediante ritos, liturgias, devociones y símbolos al nivel individual y colectivo: Así colaboran a nuestro desarrollo integral y a nuestra humanización plena.

              Podríamos resumir a 3 las grandes ideologías de nuestra época. Dos son originarias de Europa. Estas privilegian la persona en su dimensión individual. Una es el liberalismo que originó el capitalismo: Antepone el lucro ilimitado sobre las personas mediante la libertad total del comercio. Otra es el socialismo orientado al desarrollo social más igualitario. Promovió el comunismo y el marxismo; este último fue antireligioso por ser el catolicismo unido al capitalismo. La tercera ideología proviene de los Pueblos originarios de Abya Yala. Es la del ‘Bien vivir y convivir’: Prioriza la Comunidad sobre las personas y está al servicio de ellas. El ‘Bien vivir y convivir’ se aproxima a la ideología africana del ‘Ubuntú’ que proclama: ‘Juntos crecemos mejor: Yo existo y yo soy gracias al otro, a los otros y a la naturaleza’.

              Lastimosamente la ideología capitalista vigente lo está trastornando todo por su afán de llevar una minoría de personas a acumular dinero para su bienestar material en perjuicio de las demás dimensiones humanas y a costa del empobrecimiento generalizado y de la destrucción de la naturaleza. Por eso la educación escolar no profundiza en nuestra identidad ni en nuestra misión; los medios de comunicación nos engañan y nos hacen pasivos, sumisos y agresivos; la cultura se transforma en modas pasajeras y superficiales; los partidos políticos se apartan de las organizaciones sociales y nos manipulan, y las religiones nos encierran en lo individual y lo exclusivamente espiritual. Hemos dejado que la globalización planetaria del capitalismo nos ahogue y lo destruya todo con su saqueo de las materias primas y su dominación mediante la represión y las guerras, con sus consecuencias catastróficas: hambrunas, empobrecimiento, calentamiento global, migraciones y muertes masivas.

              Los Pueblos originarios resumen su ideología en 3 deberes: No mentir, no robar y no ser ocioso, y 4 principios: la educación integral es la madre de la sabiduría, la comunión con la naturaleza trae la salud corporal, mental y social, la complementariedad es la fuente de la paz y la energía espiritual alimenta la vida y la fraternidad. El Pueblo de la Biblia tiene 10 mandamientos que son el resumen de su Carta Magna: 1. Dios primero, porque es la fuente de la vida y de la Comunidad. 2. No representa a Dios porque no es a tu imagen. 3. No adora otras divinidades porque no te pueden hacer feliz. 4. No utiliza a Dios para justificar la injusticia. 5. Respeta el sábado porque te recuerda que no eres esclavo de nadie. 6. Respeta a tus padres y a los padres y madres de la Comunidad. 7. No mata porque no eres dueño de la vida. 8. No comete adulterio por respeto a tu mujer. 9. No roba porque te apoderas de la vida de otros. 10. No ambiciona lo de los demás si tienes lo necesario.

              Jesús retomó el proyecto de sus antepasados asentándolo en el protagonismo de los pobres. Lo llamó este Movimiento hacia la fraternidad universal el Reino de Dios: “¡Felices los pobres y los que tienen el espíritu de los pobres porque de ellos es el Reino de Dios!” En continuidad con Jesús, los obispos latinoamericanos retomaron el objetivo del papa Juan 23: “La Iglesia es y debe ser la Iglesia de los pobres” y la invitación del papa Pablo 6°: ‘La Iglesia tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos; el deber a que nazca esta liberación, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total. Todo esto no es extraño a la evangelización”. Por eso, en el Documento de su reunión latinoamericana en Puebla escribieron: “Invitamos a todos, sin distinción de clase, a aceptar y asumir la causa de los pobres como si estuviesen asumiendo su propia causa, la causa misma de Cristo.” Y en el de Santo Domingo (República Dominicana): “La dedicación de muchos laicos de manera preferente a tareas intraeclesiales y una deficiente formación política les privan de dar respuestas eficaces a los desafíos actuales de la sociedad”.

              Trabajemos para que la educación escolar nos haga solidarios unos de otros; los medios de comunicación respeten la verdad; las culturas nos vuelvan creativos. Integremos organizaciones sociales y partidos políticos y hagamos que  las religiones sean espacios de expresión y participación para todas y todos. Así desde nuestras sabidurías aportaremos a la construcción de un país más inclusivo, equitativo y pluricultural.

LA MÍSTICA DE CIUDADANOS CONSCIENTES

              Después de haber analizado la organización económica, política e ideológica de nuestro país, nos detendremos ahora en la mística que nos habita a todos para darle el espacio que se merece en nuestra vida y al servicio de la sociedad. Digamos de entrada que la mística es energía, fuerza de vida, amor y comunión para lograr la verdadera felicidad. Para alcanzar los cambios necesarios sin desanimarnos es necesaria una mística que nos alimenta desde dentro como fuente inagotable de creatividad y sabiduría tanto en lo personal como en lo colectivo y estructural.

              La mística es a la vez nuestra fuerza vital, nuestro impulso amoroso, nuestro deseo de armonía con la naturaleza y el cosmos, y nuestro empeño de comunión con esta energía vital que todo lo sostiene y transforma progresiva y positivamente. Esta energía vital y amorosa, anida en cada uno de nosotras y nosotros, como también en las sabidurías, los cultos y las religiones de los pueblos, en particular de los indígenas, los negros y los pobres dignos.

 Volvamos al corazón de cada religión, o sea, a su mística o espiritualidad. Para los Indígenas, somos una sola unidad de vida y amor con la naturaleza y el cosmos porque Dios está en todo y en todos; entre los Indígenas la Comunidad es primera y al servicio de todos. Para los Negros la fiesta es el encuentro privilegiado con Dios porque es celebración de la fraternidad, la igualdad, el compartir y la alegría. Para los cristianos el Dios de Jesús es padre y madre; su particularidad es que ama a todos, pero da prioridad a los pobres porque son víctimas inocentes del empobrecimiento generalizado; por eso el Reino arranca desde los pobres y desde las y los que se hacen pobres con ellos.

              En las primeras páginas de la Biblia se nos da una visión global del proyecto de sociedad del Pueblo de Jesús, que él llamó el Reino. Este proyecto lo simbolizaremos con un árbol: el Árbol de la Vida en plenitud.

       Dios, como nombre de esta fuente original, está a la raíz de todo el cosmos, o sea, de todo lo que existe. Al crear, Dios comparte lo que es: vida, amor y comunión o comunidad, mediante una creación continua.

Por él y a su imagen, surge la armonía que es un dinamismo de continuidad y progreso del cosmos. Eso es el campo de la ecología integral que nos invita a apoyar este doble proceso de vida: continuidad y progreso. La maldad está en desviarlo o destruirlo. Todo esto es nuestra mística o espiritualidad.

              Luego surgen los 4 elementos y después los vegetales y los animales. Esto es la naturaleza cuyos bienes están para el compartir y el beneficio de todos. Eso es el campo de la economía, o sea, la organización del compartir equitativo de los bienes naturales y producidos. La maldad está en su acumulación.

              Luego surge la humanidad, varones y mujeres, cuyo destino es el convivir. Esto es el campo de la política, o sea, de la organización de convivir armonioso entre las personas y los grupos étnicos de una nación. La maldad está en la dominación de unos sobre otros.

              En los seres humanos está la consciencia de la sabiduría del cosmos que usamos para expresarnos de múltiples maneras y así enriquecernos entre todos y todas. Esto es el campo de las ideologías, o sea, de la organización de las distintas propuestas para dinamizar la economía y la política. La maldad está en el engaño.

La misión de todo ser humano, o sea, su identidad, es colaborar al crecimiento de la vida, del amor y de la comunidad. Los cristianos nos identificamos con esta misión y este proyecto que Jesús llamó el Reino, es decir la realización del sueño de Dios, que es también el sueño del Universo.

Todas las sabidurías de nuestro planeta nacen de la mística que habita el universo desde siempre. Nos toca identificar la nuestra y desarrollarla a servicio de una vida plena, una sociedad fraterna y una felicidad satisfactoria para todas y todos. Esta sabiduría está en cada uno y cada una de nosotras y nosotros, lista para encarnarla en las realidades que nos rodean. Es la comunión de estas sabidurías que nos hará verdaderamente felices.

 Que nos animen las palabras del papa Francisco en su recién viaje a Mongolia: “Todos somos nómadas de Dios, peregrinos en búsqueda de felicidad, caminantes sedientes de amor” … mientras nos confirma en el compromiso político de la fe cristiana: “La vocación más noble de la persona humana es la política. Formemos a nuestros jóvenes para que sean políticos, en el sentido más amplio de la palabra”.

Por RK