Por Atilio Boron
Hace exactamente sesenta años Ernesto Che Guevara pronunciaba un extraordinario -y también profético- discurso en el marco de la reunión del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES) de la OEA que tenía lugar en Punta del Este, Uruguay. Es un texto largo, que no puedo reproducir íntegramente aquí, pero que recomiendo muy enfáticamente como material de estudio a toda la militancia antiimperialista.* Un discurso claro, concreto, rotundo, sin una pizca de retórica, como debe ser.
Comparto un pasaje referido a un punto de la propuesta del CIES en donde, según su parecer “se establece un programa de medidas en América Latina para la regimentación del pensamiento, la subordinación del movimiento sindical y, si se puede, la preparación de la agresión militar contra Cuba.”
Debemos reconocer que seis décadas después ese programa de la derecha, impulsado y financiado por el gobierno de Estados Unidos, ha sido tremendamente exitoso. El “pensamiento único” prevalece abrumadoramente en los medios de comunicación, cada vez más concentrados, y en el mundo académico con muy escasas y aisladas excepciones. Y esto no fue obra del azar sino resultado de un plan (eufemismo amable e inofensivo que se utiliza para no hablar de conspiración) que según Guevara tenía por propósito “la movilización, desde ahora mismo, de los medios de difusión y propaganda latino americana contra la Revolución cubana y contra las luchas de nuestros pueblos por su libertad.” Y, además, “la constitución, en reunión posterior, de una federación interamericana de prensa, radio, televisión y cine, que permita a Estados Unidos dirigir la política de todos los órganos de opinión de América Latina, de todos —ahora no hay muchos que estén fuera de su esfera de influencia, pero pretende de todos modos controlar monopolísticamente las nuevas empresas de información y absorber a cuántas sea posible de las antiguas.”
Esto fue exactamente lo que sucedió. Al igual que Fidel el Che supo descifrar con gran precisión el plan de ataque del imperialismo y sus aliados en el crucial terreno de las ideas y los medios de comunicación. Por eso dije más arriba que su discurso era “profético.” Basta con echar hoy día una mirada a los grandes conglomerados multimediáticos en América Latina para comprobar su elevado nivel de concentración, la notable coordinación de sus prioridades noticiosas –de lo que es noticia, una declaración de Maduro; y lo que no lo es, el enésimo asesinato de un líder popular en Colombia- y de sus líneas editoriales, todo lo cual coloca en manos de la oligarquía mediática la capacidad de desestabilizar o acabar, lawfare mediante, con cualquier gobierno incómodo o insumiso ante las órdenes de Washington.
Concluye el Che su reflexión diciendo que en esa reunión se ha anunciado “con toda tranquilidad…. que se pretende, señores delegados, establecer el Mercado Común de la Cultura, organizado, dirigido, pagado, domesticado; la cultura toda de América al servicio de los planes de propaganda del imperialismo, para demostrar que el hambre de nuestro pueblo no es hambre, sino pereza ¡magnífico!” Pocas veces una pieza oratoria como la del Che lejos de envejecer adquiere tan asombrosa actualidad con el paso del tiempo.
Tomado de REDH