Por Pedro Pierre

Comencemos por los datos de las elecciones de domingo pasado. Eran habilitadas a votar unos 13,7 millones de personas.  Contrariamente a todos los pronósticos, el presidente candidato obtuvo el 56 por ciento de los votos, mientras Luisa González se quedó solo con el 44 por ciento. Curiosamente el ausentismo y los votos blancos y nulos tuvieron un porcentaje muy bajo, alrededor del 10%. ¡Fraude, sí ha habido y ‘en grande’, por las numerosas irregularidades que aparecen por muchas partes! Rafael Correa comenta: “¡El resultado es estadística y electoralmente imposible!”

Ahora, preguntémonos quiénes ganaron en las elecciones pasadas. La realidad es que ganó sólo el 10% de los que votaron por Noboa, o sea, el 10% de un partido fantasma que se construyó sobre el odio, la mentira y el engaño. Este 10% representan unas 600,000 personas: Son los que controlan el 90% de los bienes y las riquezas del país. Estos son Daniel Noboa y sus empresas familiares que representan la mayor fortuna del país. Con él ganaron los grandes empresarios y sus socios; entre estos últimos están los llamados ‘ponchos dorados’ indígenas. Ganaron los banqueros con sus paraísos fiscales, los grandes medios de comunicación y su perversidad, los narcotraficantes, los jefes de las bandas delincuenciales, los gringos que harán del Ecuador su patio trasero…

Perdió el 90% de los que votaron por Noboa, porque no se van a beneficiar del programa de gobierno de Noboa, que no es para ellos. Perdieron los pobres que votaron por él porque se van a empobrecer más con el neoliberalismo fortalecido por la votación. Perdieron los desempleados porque el neoliberalismo no crea empleos. Perdieron los artesanos, los pequeños negocios y comercios porque los grandes centros comerciales los están eliminando. Perdieron los jubilados porque se va a privatizar el Seguro Social. Perdió la clase media en general que se olvidó dónde nació, porque se seguirá disminuyendo los presupuestos de la salud, la educación y los múltiples bonos electorales. Perderán todos lo que votaron por Luisa porque se va a perseguir sus dirigentes y mentalizadores, por odio y calumnias. Los perdedores somos el 90% del país que estamos mal y que vamos a estar peor, porque demasiados han caído en la trampa que les puso el 10%.

Ahora, más que pérdidas materiales y sociales, se ha perdido la dignidad. De alguna manera, todos somos responsables de la situación catastrófica en la que nos encontramos. He aquí algunas de las razones que han provocado esta catástrofe nacional en que nos encontramos. Desde 8 años hemos dejado que crezca el monstruo de la maldad entre nosotros: no la hemos desterrado y ha ido creciendo hasta derrotarnos en las urnas. Eso comenzó con la aceptación de la traición del presidente Moreno: traición a su programa de gobierno, traición al partido de la Revolución ciudadana que lo patrocinó, traición a la mayoría de los ecuatorianos que votamos por él. No solamente no lo desterramos, sino que en un referéndum malicioso lo confirmamos para que se desbarate el Estados y sus mayores instituciones… Y Moreno terminó pactando con las bandas delincuenciales. Repetimos esta complicidad y cobardía al elegir al banquero Lasso que se llevó el dinero del país a sus paraísos fiscales y terminó pactando con los narcotraficantes. Volvimos a perseverar en la vergüenza al elegir a ricachón Noboa nacido y crecido en los Estados Unidos, creyendo ingenuamente que los ricos nos van a salvar…

En esta maldad acumulada está el machismo de muchas mujeres que no fueron capaces de votar mayoritariamente por aquella que hubiera sido la primera mujer presidenta del Ecuador, porque se lo merecía. La maldad creció con la desconfianza de los Indígenas cuyos sufragios demuestran su desprecio por la alianza con los mestizos y prefirieron a apoyar al patrón y al amo de turno. Faltó la valentía de la jerarquía católica que, en su cobardía, insolidaridad con los pobres y complicidad con el neoliberalismo, no fue capaz de decir lo que afirmó el papa Francisco: “En Ecuador se vienen vientos de cambio de la mano de una mujer que pondrá fin a la violencia”.

Quienes alimentan cotidianamente esta maldad desde más de 8 años son los perversos grandes medios de comunicación comerciales que promovieron el odio, la mentira y el engaño. También colaboran a esta maldad una inmensa mayoría de jóvenes y adultos jóvenes que se dejan manipular por el celular y la inteligencia artificial, estos ídolos modernos que crean esclavos sumisos, deshumanizados e incompetentes para construir un nuevo Ecuador de paz, fraternidad y justicia. Esta maldad ha sido fortalecida por la mayoría inconsciente de los bautizados cristianos que traicionan a su maestro y Señor, Jesús de Nazaret, por no creer en los pobres, no optar por ellos y no solidarizase con sus causas, cuando este Jesús se hizo pobre y eligió a los pobres para ser su Iglesia y construir el Reino de Dios. Cristianos a quienes poco o nada les importan la pobreza de Jesús y el Reino: votan mayoritariamente por fortalecer el neoliberalismo que fomenta en culto al dinero y a la riqueza, olvidando que “el dinero es el estiércol del diablo”, según lo Padres de la Iglesia y el papa Francisco.

¿Dónde encontraremos caminos de resistencias y salidas alternativas? En nuestros héroes y mártires nacionales y latinoamericanos, en nuestra fe cristiana y en particular en el ejemplo de Jesús con los 2 discípulos de Emaús que se habían quedado en la muerte del crucificado. Gracias al ‘Hijo de Dios peregrino’ con ellos, descubrieron la fuerza invencible de la amistad, la memoria liberadora de los antepasados, el compartir fraterno y la celebración esperanzadora. Hoy la vida y el amor de hombres y mujeres ‘peregrinos’ vencerán… si lo apostamos colectivamente sobre mas vida y más amor.

Por RK