César Paz-y-Miño

Llevo años investigando y estudiando el cáncer y cada vez me sorprendo más sobre la serie de teorías falsas y tergiversaciones sobre su origen, la última y la más insólita, la del presidente ecuatoriano, que por decir menos, fue ruborizante el escuchar una serie de argumentaciones confusas, entremezcladas y falsas sobre el cáncer. Más triste fue escuchar que la práctica médica alrededor del cáncer sea menospreciada.

La primera causa de morbi-mortalidad en Ecuador es el cáncer (como entidad gnoseológica). Muchas instituciones y personal de salud sacrifican su tiempo y esfuerzos para combatirlo. Si el estado o quien lo representa, que es el llamado a liderar las políticas públicas sobre esta enfermedad, no se siente satisfecho con lo que ocurre con el cáncer en el país y con sus médicos, es el momento de definir una política clara y equitativa de atención a estos pacientes y una reforma al sistema nacional de salud acorde a su interés, pero nada de esto hemos visto en mi país.

El cáncer desde el punto de vista genético y genómico presenta variaciones importantes en su molécula primordial, el ADN. Hoy se conoce que para su origen se necesita una inestabilidad del genoma, traducido en roturas de cromosomas, luego evasión del sistema de reparación del daño al ADN, esquive de la muerte celular programada (apoptosis), para pasar a la instauración del daño en los genes de cáncer (oncogenes) o genes supresores de tumores, en un medio modificatorio comandado por los micro ARN, todo esto mediado por precisas interacciones moleculares con el medio interno y externo, la llamada epigenética. Solo así el cáncer se instaurará en 8 días o 20 años. Esto al menos nos enseña el empirismo racional, aquí no hay magia ni obscurantismos.

Una vez dados los cambios moleculares, poco se puede hacer poniendo marcha atrás y volviendo por el mismo camino. Hoy sabemos que para activarse un cáncer se necesita la interacción de varios genes en conjunto (cuórum genético), que puede ser entre dos a 400 genes. Las medicinas actuales han revolucionado las terapias al entender las bases genéticas y genómicas del cáncer y cada vez son más efectivas, y poco tiene que ver la meditación.

En el Ecuador necesitamos apoyo para la investigación sobre el cáncer, entender las variantes étnicas y el comportamiento diferencial, conocer las respuestas genéticas a la quimioterapia, desarrollar medicamentos propios, tener a disposición de la población fármacos modernos para curar, plantear ensayos clínicos, encontrar la cura en nuestra biodiversidad, pero poco o nada se hace de esto en el país. El cáncer es más que una teoría descabellada, hay que entenderlo en su base genética y genómica, dejando a los que saben, los médicos su entendimiento y tratamiento.

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