Por Gonzalo J. Paredes
Mis amigos dicen que lo fui, que no aposté a lo acontecido ayer en las elecciones seccionales. Aquiles Álvarez, un desconocido en la vida política del país, alcanzará a sentarse en el sillón de Olmedo. Nunca fue funcionario del gobierno de Rafael Correa (a diferencia de Andrés Arauz), pero se posicionó como la carta arriesgada de la Revolución Ciudadana después del rompimiento con Jimmy Jairala. En primera instancia, el objetivo era obtener una votación importante en Guayaquil que le permita a Marcela Aguiñaga alcanzar la prefectura del Guayas. No es que sea incrédulo, pero todo daba para reivindicar las prefecturas de Pichincha y Manabí, y ganar la del Guayas y Azuay. Entonces, ¿qué pasó en Guayaquil?
La violencia de la ciudad de Guayaquil
Guayaquil es la ciudad más violenta de la zona 8 y del país, las estadísticas así lo revelan y lo sufren los miles de familias que viven en las zonas periféricas: Monte Sinaí, Pascuales, Bastión, etc. Por esto, cada vez que la alcaldesa Viteri exponía que no está dentro de su competencia la seguridad de la ciudad le provocaba profundas estocadas a su partido político y socavaba su popularidad. Los ciudadanos no gustan de las excusas y justificaciones, y menos cuando son de tipo legal, quieren respuestas inmediatas a sus necesidades, mucho más cuando estás se tratan de vida o muerte.
El status quo de los socialcristianos
¿Alguien sabe qué hizo Jaime Nebot, líder del Partido Social Cristiano (PSC), en esta última campaña electoral? El cacique no tuvo una persistente presencia en los recorridos de la ciudad y la provincia. Menos aún, despreció, como la mayoría de sus contemporáneos, el uso de las redes sociales. La pregunta es: ¿cómo los socialcristianos llegaban a los más jóvenes que ya no están inmersos en facebook y twitter?
Por otro lado, las direcciones y jefaturas del Municipio de Guayaquil no se renovaron. No fue una administración que se abriera a nuevos movimientos y representantes existentes en la ciudad. Solo por dar un ejemplo, Gloria Gallardo continuaba organizando los eventos más importantes del cabildo. Asimismo, ¿se acuerdan en qué consistió “Madera de Guerrero” en la administración de Jaime Nebot?
La “liberación” de la alcaldesa
Si bien es cierto que los ciudadanos pretenden tener autoridades que sean transparentes, cercanas y más humanos, eso no quiere decir que hagan alarde de sus extravagancias, tatuajes, gustos sinuosos y, peor aún, de su opulencia. Quizás, si la situación de la ciudad fuera otra, la ciudadanía reivindicaría la “liberación” de la alcaldesa. Sin embargo, la violencia y marginación de la ciudad chocó con la “transformación espiritual” de Cynthia Viteri.
Correa, da para mucho más.
En 2018, Jorge Ortiz, el ex presentador de noticias de Teleamazonas, señaló que “a Rafael Correa le va a suceder lo mismo que a Bucaram, no volverá al poder y se desgastará fuertemente en los próximos años”. Sin embargo, a la luz de los hechos, se equivocó fuertemente. No solo vuelve, antes que lo haga ha conquistado algo que durante su permanencia en el poder no alcanzó: la Alcaldía de Guayaquil. Rafael Correa no ha necesitado trasladarse a las ciudades colombianas limítrofes con Ecuador, tal como informó el diario El País, para luchar por el proyecto político de él y de muchos. Solo tuvo que recurrir diariamente a twitter y, de vez en cuando, tiktokear. Los problemas de Velasco Ibarra y de Abdalá Bucaram nunca serían los de Correa.
Además, el discurso de los USD 70 000 millones está caído, Glas está libre, tiene burós políticos, dentro y otro fuera del país, países alineados ideológicamente que lo apoyan, pero por sobre todo un proyecto político altamente valorado por la mayoría de la población. Estas condiciones permiten endosar votos que no cualquier líder político pueda hacer, peor aun cuando el candidato sea un desconocido.
Por lo tanto, el rol de Aquiles Álvarez será exclusivamente administrar Guayaquil y sopesar que ese casi 40 % viene exclusivamente de ex presidente. Cualquier otra intención llevará a la ciudad al caos y a la desidia, de la cual esta dice haberse liberado, y desgastar en los próximos años a la plataforma política que lo cobijó.