Por Jorge Elbaum

El ataque llevado a cabo por Israel el último jueves prorrogó la beligerancia moderada exhibida también por la República Islámica de Irán. Ambos países buscaron exteriorizar su respuesta contenida, para demostrar su disposición a defenderse y advertir a su oponente su deseo de no escalar el conflicto. Se encuentran limitados por una “trampa estratégica” mutua. En el caso de Irán, por las presiones ejercidas por China y Moscú, y en el de Israel, por la prioridad de la operación militar en Gaza, donde despliega fuerzas para una ofensiva terrestre en Rafah, el único territorio en el que aún no ha ingresado con tropas terrestres.

Los riesgos de una conflagración militar global aparecen cada vez más cercanos y factibles. Existen cuatro puntos álgidos de conflicto en el que las grandes potencias se encuentran enfrentadas: En Europa Oriental, donde Moscú está derrotando a la OTAN; en el cercano Oriente, donde la República Islámica de Irán desafía la primacía estratégica de Israel y Estados Unidos; en el Sahel africano, donde se enfrentan las fuerzas neocoloniales europeas contra las unidades de la Federación Rusa; y en el sudeste asiático, donde Washington intenta interferir o amenazar los intercambios comerciales de la República Popular China. Los cuatro conflictos son interdependientes. Se articulan en el marco de una disputa global en la que se enfrentan dos modelos de gobernanza internacional. Por un lado, el que pretende darle continuidad a la hegemonía unilateral de la OTAN y, por el otro, el que busca actualizar la lógica multilateral, basada en el respeto a las soberanías nacionales, soportado por los BRICS y el Sur Global.

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Frente a la posible limitación de la escalada bélica, la confrontación volverá a ubicarse en los terrenos de la guerra híbrida que incluye la manipulación mediática, la utilización de la Inteligencia Artificial (IA) y la propaganda. En la última semana, The Intercept difundió las características del programa provisto por Google a Israel, conocido como ‘Lavender’, capaz de lograr el seguimiento y la detección de celulares de gazatíes cuyos intercambios de mensajes los hacían sospechosos de pertenecer a Hamas. Dicha plataforma de seguimiento fue utilizada para ejecutar a sus portadores. Empleados de Google, agrupados en el colectivo No Tech for Apartheid, cuestionaron dicho programa en Estados Unidos y fueron inmediatamente despedidos.

Semanas atrás, además, se filtró una recomendación interna del diario New York Times, en la que se le exigía a sus redactores evitar –a la hora de referirse al conflicto en Cercano Oriente– la utilización de los términos “genocidio”, “limpieza étnica” y “territorio ocupado”. Los intentos por ajustar la realidad a determinados intereses continúan confirmando la validez del apotegma de Karl Von Clausewitz: “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas por otros medios”.

Tomado de Página 12

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