Por Xavier Flores
La facción de derecha de nuestra tormentosa política tenía a mediados del 2020 tres opciones para las elecciones del año venidero, todos aniñados/millonarios guayacos. Su carta principal, el capo di tutti capi de la facción, decidió no participar*. Quedan Álvaro Noboa (si lo dejan) y Guillermo Lasso**.
G. Lasso la tiene difícil en esta elección (v. ‘Tres razones para que Lasso sea tercero’). La gran ventaja de Álvaro Noboa sobre Guillermo Lasso es que resulta más difícil vincularlo a Noboa con el Gobierno de Lenin Moreno. Hoy, ni la gente de su movimiento, ni su mentor Larrea, ni nadie, desea asociarse con Lenin Moreno: es el apestado, jediondo a caca, de la política nacional, y se huye de él como de la peste. Pero en la memoria popular, Lasso está asociado a Moreno. ¡Y cómo lo jode!
Álvaro Noboa, en cambio, tiene la desventaja de no ser sordomudo. Creo que si se vistiera con una camiseta de mangas largas que le cuelguen de sus bracitos y se comunicara por señas, a la manera de Tontín, al candidato Alvarito le fuera mucho mejor. Así sería un subnormal simpatiquísimo, que por no poder hablar se haría él un favor. Esto, porque el mayor enemigo de este hombre es él mismo, pues en su entusiasta boboalegrismo no puede ni hablar de forma coherente, ni tan siquiera leer un teleprompter.
En conclusión, Nebot se dio chapeta, a Lasso lo jode Moreno y Alvarito se marca solo (por no ser un sordomudo). Y es la derecha ecuatoriana en su laberinto, cuya única salida parece ser una derrota si no corre a salvarla el maleable sistema electoral.
* Su no participación era previsible, v. ¿La tercera? Y de su no participación, por cierto, surgió el primer laberinto de su facción, v. ‘La derecha ecuatoriana en su laberinto’, y su fracasada solución, v. ‘La tregua’.
** En mi opinión, Isidro Romero es un chimbador para torpedear a Lasso, acusándolo de co-gobiernista. ¡Y cómo lo jode!
Tomado del blog de Xavier Flores