Tras una década de avances de gobiernos de izquierda en Latinoamérica, el repunte de la derecha en varios países del continente ha sido incontenible. Colombia, Argentina, Brasil y en cierta medida Ecuador, han visto como esta nueva ola de gobiernos de derecha han regresado a la palestra.
Con ello las medidas de lo que la autora Naomi Klein llamó “La doctrina del shock”, es decir, las propuestas implementadas por la escuela de economía de Chicago, con su teórico de cabecera Milton Friedman, (experimento que comenzó en Chile con el régimen del dictador augusto Pinochet). Dicha autora narra cómo se fueron implementando medidas de lo que luego se denominaría neoliberalismo, un programa económico en el que se privilegia a la minoría por sobre la mayoría, o el “capitalismo del desastre”, según Klein. Un modelo que se impone a través del shock, este modo de aplicación se explica, entre otras cosas, por una forma de individualizar, de inmovilizar y por lo cual una persona no tiene capacidad de respuesta. La autora va un paso más allá y lo plantea en un nivel macro, es decir, el capitalismo genera un shock a nivel de la sociedad, en lo colectivo.
Para lograr el shock social se utilizaron diferentes estrategias como las dictaduras, los desastres naturales y las guerras. Así, el sistema capitalista logra generar un procedimiento de privatizaciones, lo que algunos gobiernos disfrazan como concesiones de las empresas públicas –del Estado- a transnacionales, medida que de otra manera no serían posibles si no es por la fuerza; de igual manera, en democracia el partido o los grupos de poder que lo respaldan y logran influenciar a un gobierno, toma medidas impopulares de forma rápida, con ello disminuyen los derechos y beneficios obtenidos antes.
El ejemplo más claro de la forma de consumación de la doctrina del shock es Argentina. Tras la victoria del actual mandatario Mauricio Macri, se decidieron varias medidas de beneficio en favor de las minorías por sobre las mayorías. Una muestra evidente fue su propuesta de poner en manos privadas recursos estratégicos. En 2017 planteó la concesión de las centrales hidroeléctricas a empresas privadas. Esto fue acompañado con “medidas de austeridad” impuestas por el FMI, un actor importante dentro de la historia del neoliberalismo en Latinoamérica.
Colombia de igual manera presenta este tipo de propuestas de corte neoliberal; con la victoria de Iván Duque se abrió la posibilidad de la entrada de capitales extranjeros, que puedan manejar los recursos estratégicos del país, esto fue expuesto en la propuesta de la privatización de Ecopetrol, lo que no tuvo acogida. También se ha buscado privatizar sectores como la minería, telecomunicaciones y claro, generar medidas tributarias que beneficien a las empresas como también modificaciones en materia de derechos laborales, otra imposición del FMI para préstamo de dinero.
Dentro de este voraz avance de los gobiernos de derecha el Presidente de Brasil Jair Bolsonaro, proponía también la liquidación o venta de casi 150 empresas pertenecientes al Estado brasileño.
Estas estrategias de los gobiernos no son del todo nuevas, el desprestigiar lo público por encima de lo privado, y, por tanto, a pesar de generar un malestar general en la población ésta no reacciona, porque ha sido previamente controlada con el susto de la crisis o el shock, como resultado de pasados experimentos de ejecución de programas neoliberales que ya ha tenido su historia de desastres en Latinoamérica.
Pese a tener un obscuro pasado con el neoliberalismo y con ello una profunda debacle política y social, Ecuador con Lenín Moreno como cabeza de gobierno, ha retomado estas políticas antipopulares y de reducción de derechos a las mayorías; el gobierno ha advertido de una próxima receta del FMI y cómo la cumplirá al pie de la letra. Las propuestas de reducción de personal, venta de empresas públicas y concesiones (o privatizaciones) han obligado al gobierno a firmar un ‘acuerdo técnico’.
Como Naomi Klein señala, estas fórmulas generan problemas sociales, políticos y económicos; pero tras este conjunto de medidas, las poblaciones quedan en estado de shock, por lo que éstas no responden de forma contundente contra estas imposiciones.
Por ejemplo: tras el anunció del envío de “ayuda humanitaria” a Venezuela y, por ende, una posible intervención militar, acompañada de una ingenua comunidad internacional que apoya al autoproclamado Presidente interino Juan Guaidó, vemos cmo el neoliberalismo ha regresado a Latinoamérica, un sistema que ya dejó devastados a varios países en el pasado, pero que ahora con nuevos rostros regresa al continente.
Las medidas económicas del neoliberalismo y sus desastres en la región han sido documentados en varios trabajos de académicos importantes dentro de cada uno de los países que implementó sus recetas, el retorno del FMI con sus imposiciones en los planes de gobierno presentan el regreso de un modelo económico que prima al capital sobre las personas, que reduce derechos laborales.
Frente a esto, solo podemos apelar a la historia, recordar los desastres económicos generados y apoyar la resistencia de aquellos entes de la sociedad civil que se niegan a aceptar las medidas de privatización, es importante que desde los distintos espacios de la sociedad se levanten voces de respuesta frente a las recetas del FMI y digamos a los gobiernos de nuestros países como la cantante chilena Ana Tijoux dice: “no queremos más tu doctrina del shock”.