“Si no estás prevenido ante los medios de comunicación, te harán amar al opresor y odiar al oprimido”.
Malcom X
La administración Trump ha dado la orden de atacar a TeleSUR. La disposición forma parte de la estrategia de guerra del imperialismo contra los pueblos latinoamericanos. Su propósito es el de silenciar a esta multiplataforma informativa que se ha constituido en la contraparte de la hegemonía estadounidense en el campo de la comunicación, así como de los intereses de las oligarquías y del sionismo criminal, debido al rol fundamental que cumple para difundir la verdad de los hechos y acontecimientos históricos y noticiosos que se dan en el mundo, con una visión crítica, un sentimiento de rebeldía ante las injusticias y una investigación seria de la realidad concreta.
Entre el 11 y 12 de enero de 2020, el autoproclamado presidente de la República Bolivariana de Venezuela desde el 24 de enero del año pasado, Juan Guaidó, cumpliendo las disposiciones emanadas desde EE.UU., publicó en su cuenta de Twitter mensajes en los cuales daba a conocer el objetivo de la Casa Blanca de apoderarse de TeleSUR. En sus tuits declaró que este medio “ha sido utilizado para promover la desestabilización de la región, respaldar grupos terroristas, atentar contra la democracia, mentir sobre Venezuela y defender a la dictadura de Maduro”.
El 15 de enero de 2020, Guaidó firmó un “decreto” en el que dejó señalado que “TeleSUR Venezuela es el brazo ejecutor de las políticas del régimen de Nicolás Maduro orientadas a la violación de los derechos humanos relacionados con la libertad de expresión”, por lo cual disponía “la reorganización del medio, llevar adelante un inventario de sus activos en el extranjero y establecer los mecanismos para tomar el control de la señal en Venezuela y en los países donde opera TeleSUR”.
En dicho documento, Guaidó nombra a Leopoldo Castillo para presidir la comisión de reorganización y a Larissa Patiño como coordinadora general.
Castillo, conocido como el “Matacuras”, según una investigación llevada a cabo por el Senado de los EE.UU. en 1990, fungía como agente al servicio de ese país cuando ejercía como embajador de Venezuela en el Salvador en la década de los 80, en el siglo XX. A Leopoldo Castillo se lo señala como partícipe de la “Operación Centauro”, plan diseñado para asesinar religiosos a los que se les acusaba de estar vinculados con la guerrilla salvadoreña.[1] Este oscuro personaje trabajó en Globovisión, canal de propiedad de Alberto Federico Ravell, desde el cual Castillo se convirtió en uno de los principales actores mediáticos en el golpe de Estado perpetrado contra el presidente Hugo Rafael Chávez Frías, el 11 abril de 2002.
Radicado actualmente en Miami, Castillo tiene un programa propio en el canal EVTV, el cual transmite desde el sur de la Florida programas y noticias contra el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y favorables a la política intervencionista estadounidense en América Latina y el mundo.
EVTV actúa como vocero de Guaidó, por lo cual no sorprende la designación de este personaje para llevar adelante el robo de TeleSUR, el mismo que ha anunciado que el nombre de este medio será cambiado, que operará desde Miami y que tendrá el financiamiento principalmente de los EE.UU., todo lo cual deja claro la línea editorial que será impuesta si llegasen a concretar la destrucción del medio latinoamericano.
Larissa Patiño fue gerente de opinión de RCTV, otro de los canales implicados en el golpe de Estado contra el Comandante Hugo Chávez, quien no renovó la frecuencia a dicho medio por su permanente instigación golpista.
Patiño fue gerente de comunicaciones del partido Primero Justicia, así como gerente de opinión y vocerías del comando Simón Bolívar de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), agrupaciones de la derecha venezolana opositoras al gobierno bolivariano.
Estos son los personajes nombrados por Guaidó que quieren echar abajo TeleSUR.
El “decreto” emitido por el autoproclamado debe ser tomado con seriedad, puesto que se trata de una orden emitida por el gobierno de EE.UU. que busca, con el apoyo de los gobiernos aliados en América Latina y el mundo, impedir el trabajo de TeleSUR mediante la intervención y bloqueo de su señal, así como con la apropiación ilegal de sus bienes en el extranjero como su sede en Ecuador y la restricción del trabajo de los periodistas y corresponsales del medio latinoamericano en los países donde ejercen su labor.
En estas circunstancias es necesario hacer una reflexión profunda sobre los alcances de la guerra comunicacional que el imperialismo estadounidense lleva adelante para sostener su hegemonía, mediante el uso permanente de la mentira y el embrutecimiento constante de la mente de las personas.
¿Quiénes imponen una única visión del mundo?
En entrevista sostenida el 17 de enero de 2020 con TVVenezuela, en Miami, Leopoldo Castillo dijo: “En la democracia no hay una única línea editorial, no hay una única verdad, no hay una única razón, hay pluralidad”.
Mediante esta argucia, Castillo acusó a TeleSUR de ser un instrumento de propaganda al servicio de una dictadura y una ideología, y no un medio informativo plural, democrático, que respeta la libertad de expresión.
Por ello, para demostrar que el nuevo medio estará al servicio de la democracia y la libertad y que no será un instrumento ideológico, ha planteado: el cambio del nombre de TeleSUR (no es del Sur es de América, ha dicho, tal como lo es La Voz de las Américas, administrada y dirigida por el gobierno de EE.UU.), el establecimiento de la sede del nuevo medio en la ciudad de Miami (ícono del sistema capitalista y su embrutecedora forma de vida, además de refugio de corruptos, golpistas y terroristas al servicio del imperialismo) y el financiamiento principal por parte EE.UU. (que obviamente será quien fije la línea editorial, al constituirse en el principal proveedor de dinero).
Las falacias esgrimidas por los enemigos de TeleSUR quedan evidenciadas ante la realidad de los datos que exponen el nivel de concentración de los medios en manos de empresarios multimillonarios que defienden los intereses del sistema capitalista, el cual es la antítesis de una sociedad democrática, no solo por los niveles de desigualdad existentes a nivel mundial, sino también por las políticas represivas, violatorias de los Derechos Humanos que los gobiernos puestos al servicio del capital, han llevado adelante.
Las evidencias confirman lo expuesto:
La OXFAM señala que el 1% más rico de la población posee más del doble de riqueza que 6.900 millones de personas, mientras que los 22 hombres más ricos del planeta tienen más riqueza que todas las mujeres de África, en tanto que existen 258 millones de niñas y niños sin escolarizar.[2]
En cuanto a los niveles de represión ejercidos desde el Estado contra los pueblos que se levantan para luchar precisamente contra las injusticias sociales, las cifras demuestran también la condición antidemocrática del sistema capitalista y los gobernantes que defienden los intereses del imperialismo y los grupos oligárquicos:
En Chile, 230 jóvenes han perdido un ojo producto de los disparos premeditados hechos por los carabineros para marcar a quienes desde noviembre de 2019 protestan contra el gobierno de Piñera.
En Ecuador, el gobierno de Moreno reprimió brutalmente las manifestaciones llevadas a cabo en el mes de octubre de 2019 contra la promulgación del decreto gubernamental 883, mediante el cual se aumentaba el precio de la gasolina extra y el diésel, dejando como saldo 10 muertos, 1340 heridos y 1192 detenidos como resultado del “uso progresivo de la fuerza” desplegado por la policía ecuatoriana contra el pueblo.
En Bolivia, policías y militares dispararon contra el pueblo indefenso en Sacaba y Senkata en el mes de noviembre de 2019, amparados en el decreto emitido por la presidenta del gobierno de facto, Jeanine Añez, mediante el cual se les autorizaba el uso de cualquier medio para reprimir, a la vez que se les amparaba legalmente al disponer que se encontraban exentos de responsabilidad penal, por el cumplimiento de sus funciones.
TeleSUR ha informado de estos hechos. Por ello quieren silenciarla.
En cuanto a los medios de comunicación masiva, es importante conocer quienes tienen el control sobre los mismos para así saber cómo se maneja la información, qué direccionalidad se le da, qué concepciones sobre el mundo se difunden y qué mensajes se pretenden instalar en la mente de las personas.
Algunos datos permiten comprender el nivel de concentración de los medios que funcionan como el instrumento ideológico del sistema capitalista.
Ted Turner, Rupert Murdoch, Carlos Slim, Emilio Azcarraga, Ricardo Salinas Pliego, Agustín Edward Easman, Héctor Magneto, Carlos Ardila Lülle, Gustavo Cisneros, Sumner Redstone son los nombres de algunos de los multimillonarios propietarios de gigantescas corporaciones mediáticas puestas al servicio del aparato de propaganda del imperialismo y las oligarquías.
Son en estas megaempresas que se elaboran las producciones cinematográficas, televisivas, musicales e impresas que serán distribuidas en el mundo entero.
Disney, Pixar, Marvel, Paramount Pictures, Universal, se encuentran entre las principales productoras de películas, con ingresos de billones de dólares: Avengers Endgame obtuvo una ganancia de 2.8 mil millones de dólares, El Rey León recaudó la cifra de 1.6 mil millones de dólares, mientras Toy Story 4 logró alcanzar la cantidad de 1.07 mil millones de dólares. Solo en el año 2019 Disney ganó 10 mil millones de dólares.[3]
American Broadcasting Company (ABC), Cable News Network (CNN), National Broadcasting Company (NBC), CBS, Univision, Telemundo, Televisa, TVAzteca, Venevisión, Canal RCN dominan el espacio televisivo, destacándose por la producción de programas informativos y de noticias, siendo estas elaboradas en las principales agencias del mundo cuya sede está en EE.UU. o en Europa como Associated Press, Reuters, EFE, Agence France Press o Deutsche Presse-Agentur.
Como en la época de William Randolph Hearst, la prensa sigue dirigida por grandes magnates que controlan periódicos en el mundo entero, los que, al igual que lo hizo el empresario californiano en el siglo XIX, en la guerra entre España y Cuba y la posterior intromisión de los EE.UU. en la isla caribeña, con el pretexto de defender sus intereses, tienen como objetivo azuzar las conflagraciones mediante el uso de la mentira, la tergiversación, descontextualización y ocultamiento de los hechos.
Un ejemplo constituye la publicación de fotos falsas en diversos periódicos sobre la supuesta represión de las fuerzas del orden en Venezuela. El periódico falangista ABC, de España, en una nota de Ludmila Vinogradoff, titulada “El bochinche venezolano”, con fecha 18 de abril de 2013, publicó una imagen en la que se ve a unos policías arrastrando a una mujer, hecho acontecido en Egipto y no en la nación sudamericana.[4]
Sobresalen por el rol que cumplen en el proceso de desinformación y tergiversación de los hechos que suceden en América Latina y el mundo los periódicos estadounidenses Wall Street Journal, el Diario de la Américas, El Nuevo Herald, The New York Times. En América Latina El Heraldo de Honduras, El Tiempo y El Espectador de Colombia, El Comercio y El Universo de Ecuador, El Clarín de Argentina, El Mercurio de Chile, El Universal y El Nacional de Venezuela, Página 7 de Bolivia, son algunos de los periódicos que, a través de sus páginas, atacan a gobiernos progresistas de la región, estigmatizan a líderes sociales y políticos contrarios a los intereses de las clases dominantes y atacan al socialismo como modelo alternativo al sistema capitalista.
Imaginados a sí mismos como defensores de la libertad de expresión, estos medios se han agrupado en distintas organizaciones cuyo objetivo no ha sido la defensa de un periodismo libre, independiente, crítico, implicado con intereses de los pueblos, sino, por el contrario, la defensa de los empresarios, de los patronos que imponen lo que ellos consideran se debe escribir y publicar: La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y el Grupo de Diarios Américas (GDA), son una muestra de ello.
Quienes dicen abogar por la libertad de prensa y expresión, lo que protegen es la libertad de empresa, las ganancias que puedan obtener y su posicionamiento ideológico mediante la transmisión de sus opiniones alejadas de la realidad social, pero publicadas como verdades absolutas.
En cuanto a las redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter, presentadas como ejemplo de democratización de la comunicación, también están bajo control y vigilancia de un ciberejército puesto al servicio de los EE.UU. El Gran Hermano tiene la potestad de censurar publicaciones y ordenar el cierre de páginas que, supuestamente por violar las normas de funcionamiento de dichas redes, se oponen al sistema dominante.
El 11 de abril de 2019 la página de Facebook del expresidente Rafael Correa fue cerrada, bajo el argumento de que incumplió las normas comunitarias. La persona que estuvo detrás de esta decisión fue Diego Bassante, jefe de política pública de esta red social para la región andina. El 28 de mayo del mismo año Bassante se reunió con Lenín Moreno en Carondelet para establecer acuerdos de cooperación. La presencia de Correa en Facebook, donde contaba con 1.5 millones de seguidores, resultaba incómoda para EE.UU. y el gobierno ecuatoriano.
Moreno no ha podido dar respuesta a las denuncias que pesan contra él y su entorno familiar sobre el depósito de millones de dólares en una cuenta offshore en Panamá, caso conocido como INA Papers.
El 11 de septiembre de 2019 las cuentas de Twitter de algunos medios de comunicación cubanos fueron sorpresivamente suspendidas, justo en el instante en el que el presidente Miguel Díaz Canel hablaba por la televisión cubana para explicar al pueblo las medidas adoptadas frente al agravamiento de la crisis energética que Cuba atravesó en ese momento como resultado de los ataques llevados a cabo por el gobierno estadounidense.[5] Las cuentas del programa Mesa Redonda Informativa, de Cubadebate, de Radio Rebelde y Granma fueron bloqueadas, así como las de Raúl Castro y su hija Mariela. La respuesta de Twitter fue de que hubo una violación a las normas de uso de la red.
La necesidad de luchar por un Nuevo Orden Mundial de la Comunicación e Información está vigente:
En 1973, en Argel, en la IV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, se planteó la necesidad de avanzar hacia la constitución de un Nuevo Orden Internacional de la Comunicación. Hasta esa fecha la tesis que se había impuesto en el seno de la ONU y en la UNESCO fue la expuesta por EE.UU. a través de su embajador, Archibald Macleish, conocida como el free flow of information: “Hasta 1970 la doctrina de la UNESCO se basó en la tesis norteamericana según la cual no debía irse más allá de la inclusión en el Acta Constitutiva del free flow of information, entendido como supresión de todas las limitaciones a las empresas para constituirse y funcionar según sus propios criterios, permitiéndoles difundir libremente noticias y opiniones”.[6]
Dos fuerzas contrapuestas se enfrentaron desde ese momento: las que defendían la democratización de la información y la comunicación y las que entendían la comunicación como un negocio, como una empresa para obtener ganancias.
En 1976 se celebró en San José de Costa Rica la Conferencia sobre Políticas Nacionales de Comunicación en América Latina y el Caribe, en la cual se estableció que:
los gobiernos deben forjar políticas democráticas, mediante consultas y conciliación de intereses de todos los sectores implicados. Los poderes públicos están contemplados como árbitros y fuerzas de respaldo a la aplicación de las políticas. Al igual que en otros sectores, los gobiernos deben tener presente que la soberanía de la nación radica en sus pueblos y la comunicación no debe ser una excepción. La expresión de esa soberanía popular se encuentra en la recomendación de que los Consejos Nacionales de Comunicación sean democráticos y pluralistas.[7]
Fernando Quirós manifiesta que:
Sin embargo, ni los países occidentales, ni las grandes patronales ni buena parte de las organizaciones internacionales de periodistas lo entendieron así. Todo lo contrario. La Conferencia de San José se convirtió en la más polémica de las celebradas hasta entonces bajo los auspicios de la UNESCO. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), la Asociación Interamericana de Radiodifusión (AIR), el Instituto Internacional de Prensa (IPI) y la Federación Internacional de Editores de Diarios (FIEJ) constituyeron el World Press Freedom Committee para enfrentarse a lo que consideraban una amenaza para la libertad de información, en tanto que, sostenían, la UNESCO pretendía estatalizar la información a partir de las recomendaciones de expertos que no eran periodistas, ni empresarios de los medios. La AIR emitió un comunicado anunciando que se proponía “enfrentarse a esta grave amenaza para la supervivencia de todos los medios de comunicación social libres y contraatacar sugiriendo una serie de acciones que deberían contraponerse a la conferencia intergubernamental”. Mientras, los periódicos asociados a la SIP comenzaron a publicar editoriales en los que se afirmaba que el documento de Bogotá era por completo opuesto a la Constitución de la UNESCO y por lo tanto ilegal, afirmando que se quería reformular la radiotelevisión latinoamericana según patrones socialistas. El día 13 de marzo de 1976, todos los diarios afiliados a la SIP publicaron un artículo-manifiesto titulado así: “La SIP aconseja luchar contra los consejos de la UNESCO. Descubrimiento de una conspiración”.[8]
En 1976, en la XIX Asamblea General de la UNESCO, reunida en Nairobi, se planteó el debate para constituir un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación.
En 1977 se crea una comisión presidida por el irlandés Sean MacBride, la misma que presentó un informe final bajo el título: “Un solo mundo, voces múltiples” que se publicó en 1980. En la 21 Conferencia General de la UNESCO, celebrada en Belgrado, fue aprobado.
EE.UU. y Reino Unido mantuvieron una fuerte oposición contra la aplicación del informe MacBride.
La necesidad de buscar un NOMIC, dice Fernando Márquez, se basó en la crítica del Movimiento de Países No Alineados al flujo unidireccional de la información, a los contenidos en mayor medida de carácter sensacionalista y de desastres y al control de la información mediante la cual la estructura de poder transnacional pretendía imponer sus valores (dominación ideológica o imperialismo cultural).[9]
Los cuestionamientos que llevaron a la búsqueda de establecer un nuevo orden en el campo de la comunicación y la información siguen vigentes, porque la realidad no ha cambiado. La llamada era digital no ha podido modificar esta situación, puesto que la brecha digital entre el Norte y el Sur no ha desaparecido y la exaltada democratización de la comunicación y la información a partir del advenimiento de la Internet, no es más que una falacia.
Es importante la reflexión que hace Fernando Márquez en este sentido:
La disparidad entre las naciones y dentro de estas de los que tienen y los que no tienen acceso a Internet, los que tienen los conocimientos o no para potenciar su uso y los que producen o no sus propios contenidos, la llamada brecha digital, amplía aún más la desigualdad y la exclusión social. Se trata de una cuestión no solo de capacidad tecnológica, sino de inclusión social. El progreso integrador de la sociedad de la información requiere tanto de la fase instrumental como de la conformación de realidades sociales. La búsqueda por terminar con la brecha digital (al exterior y al interior de los países) no debe aparecer solo en función de la cantidad y/o calidad del acceso, sino en el fomento de vías de apropiación (la capacidad de vincularnos con las nuevas tecnologías y desarrollar nuevas posibilidades). Mejorar el acceso no se puede limitar al aspecto netamente instrumental. Si no existe una capacitación que haga posible un uso inteligente y responsable de las TICs, no importa la velocidad con la que los datos digitales pueden fluir entre las computadoras.[10]
Márquez añade que “formular una política de comunicación significa asumir el propio desarrollo, siendo usuario y creador de las tecnologías de la información y la comunicación y sus contenidos”.[11]
El desarrollo de técnicas y tecnologías, acompañado de la creación de contenidos que respondan a las necesidades de los pueblos es fundamental, puesto que, si no se lo hace, quienes tienen el control sobre ello podrán imponer sus mecanismos de acción, sus reglas y, además, bloquear el uso de herramientas que, como las redes sociales, pueden ser silenciadas cuando no convenga a sus intereses, mientras imponen sus formas de ver el mundo.
El espionaje, para mantener controlada y vigilada a la población, es otra de las consecuencias de no poseer herramientas tecnológicas propias.
Las revelaciones hechas por Edward Snowden en 2013, relacionadas con las actividades que EE.UU. lleva adelante para espiar no solo a los ciudadanos de ese país, sino del mundo entero, confirman lo expuesto.
La Agencia Nacional de Seguridad (NSA), así como el FBI, recaban directamente los datos obtenidos de los servidores de Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, PalTalk, AOL, Skype, Youtube y Apple mediante el programa PRISM, utilizado para recolectar información masiva y variada de las personas. [12]
Con el pretexto de combatir al terrorismo, el Gran Hermano ha violentado la privacidad de los ciudadanos, así como su libertad.
La estrategia de guerra mediática y cultural del imperialismo desde Santa Fe II hasta el día de hoy:
El académico cubano, Elier Ramírez Cañedo, en un trabajo titulado “EE.UU. y la guerra cultural: ¿Acaso una elucubración?” explica que:
La guerra cultural es aquella que promueve el imperialismo cultural, en especial Estados Unidos como potencia líder del sistema capitalista, por el dominio humano en el terreno afectivo y cognitivo, con la intención de imponer sus valores a determinados grupos y naciones. Es un concepto que, entendido como sistema, integra o se relaciona con elementos de otros términos que han sido de mayor uso como el de guerra política, guerra psicológica, guerra de cuarta generación, smart power, golpe blando, guerra no convencional y subversión política ideológica.
No es el arte y la literatura -aunque el arte y la literatura se usen como instrumentos o como blancos de la guerra cultural- el objetivo principal de la estrategia de guerra cultural del imperialismo contra un país en particular. El terreno en que se desarrolla la guerra cultural es sobre todo el de los modos de vida, las conductas, las percepciones sobre la realidad, los sueños, las expectativas, los gustos, las maneras de entender la felicidad, las costumbres y todo aquello que tiene una expresión en la vida cotidiana de las personas. Lograr una homogeneización al estilo estadounidense en este campo, siempre ha estado dentro de las máximas aspiraciones de la clase dominante en los Estados Unidos, en especial, desde que su élite comprendió la diferencia entre dominación y hegemonía, y que esta última no podía garantizarse sólo a través de instrumentos coercitivos, sino que era imprescindible la manufactura del consenso.[13]
El “American way of live” es el modelo que debe ser idealizado por las personas. Para alcanzar esto, es necesario que se acepten pasivamente significantes y significados, símbolos que no son propios de determinados grupos humanos: celebrar Halloween como algo natural en países con tradiciones distintas a las estadounidenses.
Los medios de comunicación masiva apuntan hacia las instancias areflexivas y prerreflexivas de la mente humana, poniendo énfasis en las cuestiones emocionales, con el propósito de alienar y manipular a las personas y, así, fabricar el consenso alrededor de un sinnúmero de creencias que terminan siendo reproducidas en todos los ámbitos de la vida, pese a que pueden ser peligrosas para la existencia misma de los pueblos.
Ramírez Cañedo cita a uno de los principales “think tank” del imperialismo, Zbigniew Brzezinski, autor del libro “El Gran Tablero Mundial”, donde dice:
La dominación cultural ha sido una faceta infravalorada del poder global estadounidense. Piénsese lo que se piense acerca de sus valores estéticos, la cultura de masas estadounidense ejerce un atractivo magnético, especialmente sobre la juventud del planeta. Puede que esa atracción se derive de la cualidad hedonista del estilo de vida que proyecta, pero su atractivo global es innegable. Los programas de televisión y las películas estadounidenses representan alrededor de las tres cuartas partes del mercado global. La música popular estadounidense es igualmente dominante, en tanto las novedades, los hábitos alimenticios e incluso las vestimentas estadounidenses son cada vez más imitados en todo el mundo. La lengua de Internet es el inglés, y una abrumadora proporción de las conversaciones globales a través de ordenador se originan también en los Estados Unidos, lo que influencia los contenidos de la conversación global. Por último, los Estados Unidos se han convertido en una meca para quienes buscan una educación avanzada.[14]
El campo cultural es visto como un escenario de guerra para el imperialismo. Eso queda patente en diversos trabajos elaborados por los expertos militares, políticos y propagandísticos del imperio, los cuales forman parte de la estrategia que EE.UU. ejecuta para mantener su dominio en el mundo, fundamentalmente sobre América Latina.
Los documentos de Santa Fe II y Santa Fe IV, exponen la importancia que EE.UU. da a la cuestión cultural y a la batalla de ideas.
La guerra contrainsurgente que el imperialismo estadounidense lleva adelante contra los pueblos latinoamericanos implica, además, el desarrollo de operaciones psicológicas, el uso de propaganda y la manipulación de la conciencia.
El objetivo es el embrutecimiento de la mente mediante la divulgación masiva de productos banales, insustanciales, que exaltan el machismo, el racismo, el individualismo, el consumismo, la competitividad, el libre mercado, la xenofobia, el odio a un modelo distinto al capitalismo.
Un ejemplo son las narconovelas de producción colombiana, donde se ensalza la vida de los traquetos. Al respecto, Renán Vega Cantor explica este fenómeno que, si bien ha tenido su auge en Colombia, en realidad tiene sus comienzos en Hollywood:
En la televisión se promociona la estética traqueta (Sin tetas no hay paraíso, Pablo Escobar, El Mexicano y otras series por el estilo), con la cual se convierten en valores dominantes el individualismo, la competencia, el culto a la violencia, la mercantilización del cuerpo, la prostitución, el sicariato, la adoración a la riqueza y a los ricos, el desprecio hacia los pobres… Futbol, mujeres desnudas, telenovelas, chismes de farándula sobre las estupideces que realizan las vedettes constituyen el menú́ de imágenes y sonidos que presenta la televisión colombiana y que configura el telón de fondo de la cultura traqueta que se erige como modelo de vida para millones de colombianos que jamás saben de la existencia de un libro, de un debate de ideas, de una obra de teatro, de un poema, y de todo aquello que ilustra y hace culto a un pueblo. Como nada de esto se le ofrece a la gente a través de la televisión, ya no se soporta algo que suponga razonar, pensar, cuestionar o dudar, sino que, como borregos amaestrados, los televidentes consumen la basura mediática que se les brinda a diario, que profundiza la ignorancia de todas las clases, y se vuelve normal la persecución de todos aquellos que piensen y actúen en forma diferente a los cánones traquetos establecidos.[15]
Esta cultura traqueta es funcional al proyecto de dominación capitalista: por un lado, expone los valores propios del sistema, exalta a los delincuentes que en el imaginario de las personas aparecen como héroes, justificando y hasta festejando sus crímenes, mientras se deja de lado que esos actos delictivos se los comete, fundamentalmente, contra campesinos que son despojados de sus tierras, líderes sociales que son asesinados. La gente asume sin ningún cuestionamiento estas producciones, naturalizando lo que ve, al punto que reproducen comportamientos, expresiones propias de ese mundo criminal que sostiene la economía capitalista.
En las calles de Cartagena o Medellín es común ver la venta de camisetas con el rostro de Pablo Escobar, como un recuerdo de viaje. Los jóvenes utilizan la imagen de este traqueto para elaborar memes en los cuales se amenaza a una persona, sin darse cuenta que lo único que se está haciendo es justificar el crimen, el asesinato, el sicariato.
Al cabo del tiempo se entiende que se haya hecho hegemónica la cultura traqueta, algo así como la expresión superestructural del capitalismo gangsteril a la colombiana, el que no repara en utilizar todos los instrumentos (violentos, jurídicos, económicos) para mantener sus niveles de acumulación, que dependen de su postración ante el capital imperialista. Como esos procesos de acumulación de capital mafioso son en esencia violentos y recurren en forma permanente al despojo y a la expropiación (como se muestra con lo acontecido en la educación, la salud, la seguridad social, la tierra, el agua, los parques naturales), no resulta sorprendente que de allí se desprendiera, tarde o temprano, una cultura simétrica de tinte mafioso, en la cual se conjugan los antivalores propios del neoliberalismo económico y del neoconservadurismo político e ideológico con las pautas culturales de la delincuencia y del lumpen. Y, lo que es significativo, la cultura traqueta fue asumida por las clases dominantes de este país que abandonaron cualquier proyecto de la cultura burguesa que antes les proporcionaba una distinción cultural y un refinamiento estético —recuérdese no más aquello de que Colombia era un país de poetas, de escritores y de hombres ilustrados en el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX y que Bogotá́ era la “Atenas Sudamericana”—, y hoy en los encumbrados peldaños del poder económico (capital financiero, por ejemplo) predomina una vulgar lógica traqueta, que destella odio y violencia hacia los pobres.[16]
Los medios de comunicación masiva al servicio del imperialismo y las oligarquías también son promotores de la guerra y de las agresiones llevadas adelante por EE.UU. y sus aliados, contra los pueblos del mundo.
El documentalista John Pilger ha mostrado el rol a favor de la guerra que las televisoras estadounidenses e inglesas asumieron ante la segunda invasión por parte de esas potencias a Irak.
En el documental “La guerra que no se ve”, Pilger expone la manera desvergonzada como los periodistas y comentaristas de las cadenas de noticias de EE.UU., en vez de haber realizado una reflexión crítica sobre el conflicto, lo que hicieron es fascinarse ante la tecnología militar destructiva utilizada para invadir la nación árabe. Los periodistas repitieron el discurso elaborado por el Pentágono sobre la supuesta existencia de armas de destrucción masiva en Irak, sin plantear ningún cuestionamiento ante ello. El patrioterismo fue lo que se impuso en el discurso noticioso.
Los medios y periodistas actuaron de la misma manera cuando EE.UU. invadió Libia y desató la agresión terrorista y criminal contra Siria. En el caso de esta última nación, las acusaciones han sido similares a las que hicieron contra el régimen de Sadam Husein: El supuesto uso de armas químicas contra la población por parte del gobierno de Bashar al-Ásad, información divulgada en base a los datos proporcionados por el gobierno estadounidense, jamás sometida a contraste y verificación.
El aparato de propaganda de EE.UU. y Reino Unido ha utilizado a la organización creada por el ex oficial del ejército británico, James Le Mesurier, conocida como los “Cascos Blancos”, la cual ha difundido videos sobre el conflicto en Siria y la asistencia que ha brindado a las víctimas en las zonas del conflicto, fundamentalmente aquellas que han sido objeto de supuestos ataques químicos.
Creada en Turquía, en el año 2013, esta agrupación, que se ha dado a conocer como la Defensa Civil Siria, constituye uno de los instrumentos del imperialismo en la campaña de descrédito del gobierno sirio. Financiada por EE.UU., Gran Bretaña y algunos países de la Unión Europea, los White Helmets, tienen relación con organizaciones terroristas como Jabhat al-Nusra, vinculada a Al Qaeda, las cuales han llevado adelante operaciones criminales en Siria.
Nominados al premio Nobel de la Paz en 2016 y premiados con un Óscar al mejor documental corto cuya difusión se la hizo a través de Netflix, los Cascos Blancos lograron posicionarse como una organización humanitaria.
La realidad permite desenmascarar a este grupo que por medio de la escenificación y teatralización de escenas donde rescatan a las supuestas víctimas de las fuerzas leales a al-Ásad, ha querido justificar los ataques que lleva EE.UU. contra Siria.
Pablo Jofre Leal explica que “los Cascos Blancos realizan operaciones de rescate montadas ex profeso, con puestas en escena fabricando falsos positivos, en el mismo sitio donde las bandas takfirí ejecutan sus acciones. Con eso se genera una matriz de opinión de condena al gobierno sirio, justificando acciones de represalia”.[17]
Rodrigo Bernardo Ortega señala que:
(…) bajo la cobertura y prestigio que da ser un “grupo de voluntarios que realiza acciones humanitarias”, los “cascos blancos” han ocultado terribles crímenes y han brindado apoyo a grupos que han causado daños irreparables a la población civil. Es curioso que la organización sólo opere en zonas controladas por el Frente Al Nusra (vinculado a Al Qaeda) y que múltiples organizaciones incluidos los Médicos Suecos por los Derechos Humanos hayan catalogado de falsos los procedimientos que observaron en un producto audiovisual elaborado por los “cascos blancos” (http://www.granma.cu/mundo/2017-05-04/el-lado-oscuro-de-los-cascos-blancos-04-05-2017-22-05-02). Todas estas evidencias dan muestra de las acciones acomodadas de la supuesta organización humanitaria.[18]
Francisco Sierra Caballero analiza la relación estrecha que existe entre el desarrollo de las guerras imperialistas y el aparato mediático y de información, cuyo propósito es el de lograr la aceptación de la población a las campañas belicistas llevadas a cabo por los EE.UU. alrededor del mundo.
Dice Caballero:
Para hacer la guerra total y prolongada, en los medios, no vale con odiar globalmente y temer las amenazas difusas de esta geopolítica del caos, además es necesario personificar al enemigo, mostrar a la población a los “otros”, a los verdaderos responsables del desorden mundial, que amenazan la estabilidad y el orden planetario, demostrando que la actividad bélica es en defensa propia, de acuerdo a una de las leyes básicas de la propaganda de guerra. Es necesario, en otras palabras, desbloquear las resistencias e “inhibiciones enfermizas” de la población contrarias a la fuerza militar, por ejemplo, amplificando la peligrosa imagen criminal de los enemigos potenciales como delincuentes peligros e irracionales dispuestos a destruir el mundo en su loco afán de poder.[19]
El objetivo de los ataques contra el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y su Presidente Nicolás Maduro Moros es el de justificar una agresión militar contra el país, con el pretexto de que en esa nación sudamericana existe un régimen dictatorial y una situación de crisis humanitaria.
El agente de la CIA,[20] Carlos Alberto Montaner, analista político de CNN, escritor de artículos de opinión que han sido publicados en algunos periódicos de Estados Unidos y España, divulgó el pasado 23 de enero de 2020 un tuit muy demostrativo de las intenciones que tiene la Casa Blanca sobre Venezuela y su gobierno. El mensaje lo emitió a propósito de la salida del autoproclamado presidente de la nación bolivariana a una gira internacional: “Si a Guaidó le tocan un pelo a su regreso a Venezuela es el fin de la dictadura de Maduro. Es la señal que espera EEUU para destruir desde el aire el aparato militar chavista. También es la señal para que Brasil y Colombia entren con sus ejércitos de tierra y ocupen al país.”[21]
La intromisión de los Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela no tiene otro propósito que el de apoderarse de las riquezas del país, fundamentalmente del petróleo, al ser la primera reserva de “oro negro” en el mundo.
El aparato de propaganda del imperialismo, puesto en acción a través de los medios de comunicación masiva, estigmatiza a quienes se oponen a sus intereses, calificándoles como criminales o terroristas.
Los generadores de opinión, periodistas o comentaristas de radio, televisión y prensa, sirven para apuntalar las versiones emitidas por los funcionarios al servicio del aparato político y militar de EE.UU.
El pasado 20 de enero de 2020 tuvo lugar en Colombia la III Conferencia Ministerial de Lucha contra el Terrorismo. Una vez más, los responsables de acciones criminales contra los pueblos del mundo y financiadores del terrorismo internacional como el Estado sionista de Israel y EE.UU., no fueron señalados. Del mismo modo, el terrorismo ejercido desde el Estado, cuyo mejor exponente en América Latina es Colombia, donde el ejército, en alianza con los paramilitares, ha provocado masacres de campesinos, tampoco fue condenado. Lo que si se hizo fue señalar a organizaciones revolucionarias como Hezbolá o el ELN como terroristas, desconociendo que las luchas que llevan adelante los pueblos contra invasores extranjeros, contra el colonialismo o contra fuerzas de opresión internas en cada nación, amparadas por estructuras poderosas económicas, políticas y militares, no pueden ser encasilladas como tales.
Sin dar una definición precisa de lo que es el terrorismo, cuáles son sus tipos, las causas y los factores que contribuyen a su sostenimiento, como la existencia de un mercado internacional de armas vital para el sostenimiento de la economía capitalista[22], los representantes de los países partícipes en ese evento se sometieron a los dictados de Washington, que utilizó la cumbre para lanzar sus ataques contra los gobiernos de Irán y Venezuela.
Al igual que en el año 2003, cuando Colin Powell presentó en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU un tubo de ensayo que supuestamente contenía polvo de ántrax y unas fotografías de fábricas en las que afirmó que Irak producía armas de destrucción masiva, información falsa, elaborada para justificar la agresión contra el país árabe, hoy EE.UU. y sus socios en América Latina hablan de la existencia de células terroristas de Hezbolá, que amenazan la paz de la región, las cuales estarían actuando desde Venezuela, al amparo del gobierno de Nicolás Maduro, para así propiciar el ataque contra la Patria de Bolívar.
Sin contrastar la información, sin consultar a la otra parte, sin indagar e investigar con responsabilidad las afirmaciones hechas en la cumbre por el presidente colombiano, Iván Duque, los medios de noticias se hicieron eco de dicha aseveración.
Diecisiete días antes del evento celebrado en Bogotá, EE.UU., violando la ley internacional, asesinó en Irak al general iraní, Qasem Soleimani, Jefe de las Fuerzas Quds, y a Abu Mahdi al-Muhandis, líder de las Fuerzas de Movilización Popular iraquíes, dos mártires que luchaban contra los terroristas del Daesh.
Demonizar a quienes se oponen a los intereses del imperialismo y las oligarquías, así como culpabilizarlos de los problemas que enfrenta cada país, forma parte de la estrategia para menoscabar su imagen y generar el rechazo de la población.
En el año 1999, Hugo Rafael Chávez Frías fue electo presidente de Venezuela. Los ataques contra su persona fueron el arma que utilizó la burguesía y el imperialismo para socavar su imagen ante la población, acusándolo de tener vínculos con el terrorismo y con el narcotráfico, a la vez que se le calificaba como de dictador. Los ataques contra él no cesaron una vez que murió. En 2017 se estrenó la serie colombiana “El Comandante”, producida por la Sony Pictures Television y RCN, la cual denigra la figura de Hugo Chávez, presentándolo como un autoritario, un ambicioso, un bebedor y un machista.
Los ataques contra presidentes y presidentas progresistas de América Latina han sido constantes en estos últimos años. Ante el ascenso de gobiernos de izquierda en la región, los poderes fácticos arremetieron contra las políticas que se implementaron con el objetivo de hacer frente al modelo neoliberal, las cuales tuvieron como resultado la disminución de la pobreza, el establecimiento de programas sociales, la construcción de obras fundamentales para la sociedad, el crecimiento de la economía (como en Bolivia y Ecuador), el rescate de la soberanía nacional, todo lo cual significó la afectación de los intereses de los EE.UU., de las burguesías criollas y de las transnacionales capitalistas.
La expulsión de la DEA y de la USAID de Bolivia, la petición de salida de la base militar estadounidense de Manta, la expulsión de la embajadora Heather Hodges por intromisión en los asuntos internos del Ecuador, la concesión de asilo político en la embajada en Londres a Julian Assange, fueron algunas de las medidas que Evo Morales y Rafael Correa tomaron, ante lo cual el aparato de inteligencia y propaganda de los EE.UU. se puso en acción para desprestigiarlos y perseguirlos.
La guerra jurídica (lawfare) desatada contra Lula da Silva, Dilma Rousseff, Cristina Fernández, Evo Morales y Rafael Correa no podía llevarse adelante sin la existencia de una campaña previa de desprestigio mediático, cuyo objetivo ha sido el de posicionar en la mente de las personas que ellos y ellas son corruptos.
En Ecuador, los medios de comunicación privada y sus periodistas asalariados, aliados con el gobierno de Lenín Moreno, no han cesado en sus ataques contra el ex mandatario Rafael Correa y sus más cercanos colaboradores. Acusaciones infundadas, epítetos irrespetuosos, censura informativa, condena mediática es la forma en que construyen la información noticiosa los exponentes del periodismo mercantil ecuatoriano cuando hacen referencia a Rafael Correa.
El 12 de enero de 2020, el periódico El Universo publicó en página entera una información con el título: ‘Correa era líder de organización delincuencial’ en la que reproducía los argumentos de la fiscalía ecuatoriana y de la jueza Daniela Camacho para involucrar al ex presidente en el caso conocido inicialmente como “Arroz Verde” y rebautizado más adelante como “Sobornos”. Con un título condenatorio y la exposición de los planteamientos hechos por la parte acusatoria, Correa y Glas, según este medio, son culpables del delito por el que se los juzga. Este tribunal mediático no ha admitido la publicación ni de pruebas, ni de argumentos de la contraparte.
Andrea Bernal, periodista ecuatoriana que trabaja en el canal colombiano NTN24, entrevistó el 18 de abril de 2018 al presidente Lenín Moreno, a pocos días del asesinato de tres trabajadores del periódico El Comercio, hecho atribuido a un grupo comandado por Walter Patricio Arízala Vernaza, supuesto disidente de las FARC, conocido con el alias de “Guacho”.
En dicha entrevista, la periodista no ocultó su afinidad con Moreno. Las expresiones de asentimiento ante las aseveraciones hechas por el mandatario ecuatoriano contra Rafael Correa, demostraron complicidad a lo largo del diálogo.
Andrea Bernal fue galardonada en Colombia con el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, por la entrevista que sostuvo con Lenín Moreno.
“¿Lo sorprendió, presidente, el crimen organizado?” es la primera pregunta que planteó Bernal a Moreno, ante la cual el mandatario declaró: “(…) nos sorprendió más aún saber que en el periodo anterior parece haber habido bastante permisividad, un acuerdo tácito de no molestarse mutuamente (…) Hay cosas terribles, imagínese, hasta el hecho de haber hecho una carretera de primer orden, con un puente también bastante bien construido en el río Mataje, que separa a Ecuador de Colombia. Nosotros construimos una carretera con un puente que no va a ninguna parte (Moreno muestra fotografías). Saque usted sus propias conclusiones, Andrea”.
Ante estas aseveraciones hechas por Lenín Moreno, la periodista no presentó ningún cuestionamiento, quizás por desconocimiento o, simplemente, por connivencia.[23] Lo cierto es que Bernal no manifestó ningún interés porque la verdad salga a la luz. Sus preguntas y aseveraciones, más sus gestos aprobatorios de las afirmaciones de Moreno, demuestran que el libreto establecido tenía como objetivo resaltar la figura del mandatario ecuatoriano, mostrarlo como un estadista con sentido humano y atacar al ex presidente Rafael Correa, sobre quien se insinuó tenía relaciones con el narcotráfico.
Lo cierto es que la afirmación hecha por Moreno está plagada de mentiras desde la cabeza hasta los pies.
La construcción del puente sobre el río Mataje fue un acuerdo que se estableció entre los gobiernos de Rafael Correa y Juan Manuel Santos en el Primer Encuentro Binacional que se celebró en la ciudad de Tulcán, en diciembre de 2012, con el propósito de unir a las poblaciones de San Lorenzo, en Ecuador y Tumaco, en Colombia.[24]
El 15 de febrero de 2018 en el Sexto Gabinete Binacional celebrado en Pereira, Colombia, Moreno destacó ante el entonces presidente colombiano, Juan Manuel Santos, la entrega por parte de Ecuador del puente sobre el río Mataje.[25]
Lenín Moreno, por tanto, actuó con deshonestidad al lanzar un sinnúmero de insinuaciones sobre la construcción de este puente para relacionar a Rafael Correa con el negocio del tráfico de drogas, mientras la periodista, con falta de profesionalidad, dejaba exponer a su entrevistado, con total libertad y sin escudriñar nada, esas falacias.
Las mentiras expresadas a Andrea Bernal, Moreno las volvió a repetir el mismo día en entrevista sostenida con Fernando del Rincón, de CNN, para el programa Conclusiones.[26] Al igual que Andrea Bernal, Rincón tampoco buscó explicación alguna sobre lo aseverado por su entrevistado.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner también ha sido objeto de ataques despiadados por parte de los medios de comunicación al servicio del capital.
El periódico El Clarín y la revista Noticias no tuvieron ningún reparo ético al momento de publicar acusaciones maliciosas y ofensas contra Cristina.
La ex presidenta argentina hace referencia a estos ataques en su libro “Sinceramente”:
Las tapas de la revista Noticias condensaron, a partir de 2006, los agravios más violentos y misóginos contra mí. Y en todos los casos comentaban medidas de gobierno que estaban decididos a combatir. No era casualidad, eran ataques planificados y sistematizados. Algunos ejemplos: el 7 de septiembre de 2012, ya en mi segundo mandato, Noticias tituló en la tapa “El goce de Cristina” acompañado de una horrible caricatura deforme mía, en trance de un orgasmo, con lo que supuestamente graficaban mi “desmedido deseo de poder”. Verdaderamente escatológico. “Cada día se muestra más desenfrenada, más sensual y hasta con guiños procaces” decía en forma textual, refiriéndose a la… ¡Presidenta de la Nación! Claro, esta tapa se publicó seis días antes de la convocatoria a un cacerolazo contra la decisión de regular la venta de divisas, que el poder mediático bautizó como “cepo al dólar”. Cuatro días antes de las elecciones del 27 de octubre de 2015, uno de sus periodistas estrella “confirma y detalla mi bipolaridad”. Titularon: “Diagnóstico final”.[27]
Tras la muerte del fiscal Alberto Nisman, el 18 de enero de 2015, el aparato judicial y mediático lanzó sus dardos contra el gobierno de Cristina, al que inmediatamente acusaron de estar implicado en lo que ellos juzgaron de antemano como un asesinato.
El Clarín no ha descansado en el propósito de posicionar la idea de que Nisman fue asesinado y que la responsabilidad recae sobre el gobierno de Cristina.
Nisman, un oscuro personaje vinculado a los servicios de inteligencia de EE.UU. y de Israel, fue el instrumento de estos aparatos para vincular a Irán con el atentado de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ocurrido el 18 de julio de 1994.
En el bosque de Ben Shemen, ubicado entre Tel Aviv y Jerusalén, se levantó en enero de 2019 un monumento en homenaje al fiscal. Sin duda alguna, Nisman era una pieza clave para la política israelí contra Irán. La tesis de que fue asesinado ha sido sostenida por altos funcionarios del régimen sionista, como Ram Ben Barak, quien fuera subdirector del Mossad y ex director general del Ministerio de Servicios de inteligencia y del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Lo cierto es que la prensa argentina ha dejado de lado datos importantes alrededor de la vida de Alberto Nisman, los cuales son importantes para comprender las circunstancias en que pudo producirse su muerte.[28]
Los medios de comunicación masiva como instrumentos de la manipulación de masas:
La manipulación de la mente de las personas para lograr la reproducción de sus ideas, es uno de sus principales objetivos de las grandes corporaciones mediáticas.
Investigaciones realizadas sobre esta temática como las de Anne Morelli, contenidas en su texto “Principios Elementales de la Propaganda de Guerra” o la de Serguéi Kara-Murza, expuestas en su libro “Manipulación de la Conciencia”, permiten identificar algunos de los instrumentos a través de los cuales se logra este propósito.
La demonización del enemigo, la victimización del victimario, la culpabilización del otro, la estigmatización del contrario, la simplificación, descontextualización, ocultamiento, exageración y tergiversación de los hechos, la repetición constante de mentiras, la generación de miedos, el uso de una semántica selectiva, son algunos de los mecanismos que se utilizan con el objetivo de penetrar en el inconsciente o preconsciente de las personas, para así manipularles.
El tratamiento informativo sobre algunos hechos sucedidos en América Latina en los últimos tiempos, pone en evidencia el papel manipulador de los medios de comunicación masiva, fundamentalmente en el campo de las noticias.
El 28 de junio de 2009, el presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, fue destituido de su cargo por medio de un golpe de Estado llevado a cabo por la oligarquía de ese país, con el respaldo de los militares, la complicidad de los medios de comunicación y por supuesto de los EE.UU. Roberto Micheletti Baín, hasta ese momento presidente del Congreso, fue nombrado Presidente de la República.
La prensa, preocupada más por la muerte de Michael Jackson, pretendió imponer la idea de que Zelaya había sido destituido constitucionalmente, al haber violado leyes del país. El empresario Jorge Canahuati Larach, presidente del grupo OPSA, propietario de los diarios La Prensa y El Heraldo, estuvo detrás del golpe. Con un título sugestivo, El Heraldo expresaba su posicionamiento a favor de la acción golpista: “En multitudinaria marcha celebran que Honduras salió del yugo de Hugo Chávez”.
Un presidente legítimo, que buscaba la democratización de la sociedad hondureña, destituido por un golpe de Estado, era acusado por la prensa de su país y latinoamericana de haber violado la constitución, para justificar la ilegalidad cometida.
Transcurridos 10 años desde ese hecho, en Bolivia, las fuerzas de la oligarquía, respaldadas por la policía y el ejército, con la anuencia del “cartel de la mentira” (como denominara Juan Ramón Quintana a los medios privados bolivianos) y el beneplácito de EE.UU., dieron un golpe de Estado contra el presidente Evo Morales, con la justificación de que el gobierno había cometido fraude en el proceso electoral llevado a cabo el 20 de octubre de 2019, cuando Morales superó con más de 10 puntos a su contendiente, Carlos Mesa.
Un estudio realizado por el Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR) en relación al informe de la OEA sobre las elecciones realizadas en Bolivia, señala:
(…) la auditoría de la OEA identifica irregularidades y vulnerabilidades, muchas de las cuales impactan procesos electorales en todo el Hemisferio -y el mundo-, pero luego concluye que equivalen a manipulaciones “deliberadas” de resultados electorales. Al descontextualizar sus hallazgos, al ocultar los resultados que contradicen sus hallazgos, y al esconder evidencia que seguramente tiene, pero no divulga, la auditoría final de la OEA presenta un panorama erróneo, sesgado e incompleto de las elecciones del 20 de octubre en Bolivia. El informe final de la auditoría es un intento por desorientar a la opinión pública y justificar las afirmaciones de fraude sin sustento divulgadas por la organización y su Secretario General, Luis Almagro.[29]
Los medios de comunicación al servicio de los golpistas posicionaron la idea del fraude, basados en declaraciones hechas por el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, que, mediante un informe poco riguroso, en el que se señala la existencia de irregularidades, más no de fraude, lanzó acusaciones sin sustento contra el gobierno de Evo Morales y el proceso electoral llevado a cabo en el mes de octubre de 2019.
Almagro ha cumplido un rol favorable a los intereses de los EE.UU. y de la derecha latinoamericana al frente de la OEA. En realidad, sus acciones lo hacen ver como un verdadero peón de la política exterior estadounidense respecto a América Latina. Sus ataques contra el gobierno legítimo de Venezuela han llegado al punto de hablar de la necesidad de una intervención militar de EE.UU., encubierta con fines humanitarios. De igual manera ha lanzado sus dardos contra el gobierno de Cuba, al que lo ha calificado como la “dictadura” más antigua del continente y de ser responsable de “crímenes de lesa humanidad”,[30] todo basado en el guion proporcionado por la ultraderecha cubanoamericana y los grupos mafiosos y criminales que llevan adelante las agresiones contra la Revolución Cubana desde 1959.
Tras la “sugerencia” del ejército boliviano para que Evo renuncie, la segunda presidenta de la Cámara de Senadores de ese país, Jeanine Añez, en una sesión sin quorum en el Senado fue designada presidenta del Congreso, para inmediatamente autoproclamarse presidenta de la República de Bolivia, el 12 de noviembre de 2019.
En Venezuela, el diputado de oposición, Juan Guaidó, se autoproclamó el 23 de enero de 2019 presidente interino de Venezuela. EE.UU. lo reconoció de inmediato. Guaidó goza del respaldo, entre otros, de los gobiernos de Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Chile y Paraguay, todos aliados de Washington.
El autoproclamado ha pedido la intervención militar directa de los EE.UU. en Venezuela, mientras ha respaldado acciones de militares golpistas contra el presidente constitucional, Nicolás Maduro Moros.
El millonario británico, Richard Branson, organizó en Colombia un concierto denominado Venezuela Aid Live, el cual tuvo lugar el 23 de febrero de 2019, evento en el que participaron cantantes como Miguel Bosé y Alejandro Sanz. La realización de este espectáculo forma parte de las acciones de guerra psicológica llevada adelante por el imperialismo contra el gobierno legítimo venezolano. Guaidó asistió al concierto en Colombia, país al que ingresó por vía terrestre, ayudado por el grupo paramilitar conocido como los “Rastrojos”.
Ha sido el cártel mediático latinoamericano, supeditado a los dictados de Washington y de los grupos de poder económico en las naciones del continente, los que se han encargado de legitimar las acciones golpistas, mientras levantan la imagen de los presidentes de facto y autoproclamados.
A Nicolás Maduro y Evo Morales, elegidos por el voto popular, se los ha acusado de ser dictadores, autoritarios, violadores de Derechos Humanos. Sin embargo, gobernantes de facto como Jeanine Añez, responsables de ordenar la represión brutal del pueblo, acusando de sediciosos a sus opositores, no ha recibido esos calificativos por parte de los medios de comunicación privados.
El periodista de CNN, Fernando del Rincón, fue condecorado por el Comité Cívico Pro Santa Cruz, por su trabajo periodístico durante el desarrollo del golpe. Este comité es una agrupación de corte fascista, caracterizada por su racismo y anticomunismo, la cual está liderada por uno de los principales opositores a Evo, el fundamentalista Luis Fernando Camacho.
Tanto Añez, como El “macho” Camacho, dieron rienda suelta a su fundamentalismo cristiano: “la biblia vuelve a entrar a palacio”, dijeron, mientras los policías desprendían de sus uniformes el símbolo del Estado Plurinacional de Bolivia, la Wiphala, y los golpistas quemaban la bandera multicolor en las calles.
El simbolismo de los actos permite comprender lo sucedido en Bolivia: el artículo 4 de la Constitución del país expresa que “El Estado es independiente de la religión”, es decir es un Estado laico, pero los golpistas pusieron a la biblia por encima de la Carta Magna. La misma CPE señala que Bolivia es un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, pero los golpistas quemaron el símbolo de la plurinacionalidad, la Wiphala. Bolivia es, como se señala en el artículo 1 de la Constitución, un Estado democrático, pero a Añez le colocó la banda presidencial un militar, con traje de campaña. El mismo artículo expresa que Bolivia es un Estado soberano, pero la USAID, una agencia encubierta de la CIA, expulsada del país por el gobierno de Evo, regresa a Bolivia para monitorear las próximas elecciones.
Mientras todos los días los medios de comunicación masiva sacan alguna nota, información, noticia o comentario sobre la “crisis venezolana”, de la situación de Bolivia, guardan silencio.
Los defensores de la libertad de expresión como Fernando del Rincón o Jaime Bayly, callan ante el cierre de 53 radios comunitarias, el bloqueo del canal RT en español, la salida del aire de TeleSUR y la persecución contra periodistas críticos a los que se les amenaza con juzgarles por sedición, así como a militantes del MAS.
Los propagandistas de la oligarquía latinoamericana y del imperialismo se han apropiado de categorías políticas que son la antítesis de lo que ellos defienden, vaciándolas de contenido para utilizarlas a su favor.
Ellos enarbolan las banderas de la democracia y la libertad. Dicen respetar los Derechos Humanos. Hablan en nombre del pueblo, del que dicen son sus representantes legítimos. Se presentan como impolutos. Declaran defender la Patria y la soberanía.
Todo esto lo hacen con el apoyo irrestricto de los medios al servicio del capital y de los periodistas asalariados como María Elvira Salazar, la vocera de terroristas de Miami, Claudia Gurisatti, la portavoz del uribismo en Colombia, Janeth Hinostroza, la mensajera de la banca en Ecuador, Jorge Lanata, el emisario del macrismo en Argentina.
Mientras en el año 2017, el “cártel de la mentira” publicaba todos los días una noticia en favor de las guarimbas violentas llevadas a cabo contra el gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, a las que denominaron como la “Primavera venezolana”, durante las movilizaciones y manifestaciones populares llevadas a cabo en Ecuador, Chile y Colombia durante los últimos meses del año 2019, expresaron su indignación por “la violencia desatada” por los que denominaron “vándalos”.
La estrategia de desestabilización llevada adelante por la oposición venezolana al proceso revolucionario bolivariano, ha sido diseñada por la CIA y sus ideólogos. Su objetivo, a lo largo de estas dos décadas que transcurren del siglo XXI, ha sido que se reproduzca en Venezuela lo que sucedió en Europa del Este y posteriormente en los países árabes: levantamientos de la población contra el orden establecido, canalizados por la CIA para instaurar regímenes favorables a los intereses de EE.UU., encubriendo sus acciones como una lucha en defensa de la democratización de esas sociedades.
Las denominadas revoluciones de colores basaron su accionar en la obra desarrollada por el ideólogo anticomunista, Gene Sharp, quien en su libro “De la Democracia a la Dictadura” establece un sinnúmero de recomendaciones para llevar adelante levantamientos de la población civil, basados en la desobediencia a la autoridad y sus disposiciones, bloqueos, boicots, huelgas, etc. El manual de Sharp contiene 198 recomendaciones en este sentido.
Si bien el documento puede constituir una herramienta de lucha contra el propio sistema capitalista, lo cierto es que fue diseñado para poner en ejecución acciones desestabilizadoras contra gobiernos que se han salido del control de EE.UU. y, por tanto, ya no les son funcionales, o contra aquellos que abiertamente han sido declarados por Washington como sus enemigos.
Las guarimbas en Venezuela tienen su origen en el año 2003, en un taller organizado en ese país por el Albert Einstein Institute (fundado por Sharp), en el que participó el Coronel Robert Helvey y el funcionario Chris Miller.
La investigadora Eva Golinger explica que:
El objetivo (…) fue suministrar a miembros de la oposición venezolana la capacidad de desarrollar una estrategia basada en las técnicas de golpe suave para “restaurar la democracia” en Venezuela. Según el informe anual del Instituto Albert Einstein, los participantes en el taller incluían miembros de partidos políticos y sindicatos, líderes de ONGs y otros activistas y fue patrocinado por la organización Ofensiva Ciudadana, que parece ser simplemente una entidad de fachada que fue creada para organizar el seminario. Algunos participantes, como el opositor Robert Alonso, han admitido que de las enseñanzas del taller y la asesoría del Coronel Helvey y Gene Sharp, nacieron las guarimbas, esas acciones violentas de calle que tenían como objetivo interrumpir el proceso del referéndum revocatorio en el 2004 y crear un nivel de caos y desestabilización en el país.
Luego, volvió el contacto entre la oposición venezolana y el Instituto Albert Einstein en marzo de 2005, cuando en la sede del instituto en Boston, EEUU, realizaron un taller de estrategia para estudiantes y jóvenes venezolanos. Esto fue el verdadero momento cuando comenzaron su trabajo con los jóvenes venezolanos. Trajeron dos de los dirigentes de OTPOR desde Serbia, Slobodan Dinovic y Ivan Marovic para enseñar a los estudiantes venezolanos como debilitar y desorganizar el poder y como construir y manejar su movimiento. Al mismo tiempo, el financiamiento de la USAID, el IRI, el NDI y la NED estaba aumentando en el país. Por cierto, en el 2005, Freedom House llegó a Venezuela, financiada por la Oficina de Iniciativas hacia una Transición (OTI) de la USAID para apoyar a los medios privados de comunicación con la preparación de operaciones psicológicas.
En el 2006, el movimiento estudiantil entrenado por Gene Sharp, el Coronel Helvey y los jóvenes expertos de OTPOR, se estrenó con el Plan V durante el proceso de las elecciones presidenciales de diciembre 2006. Pero no tenían suficiente presencia en las calles y aún no habían perfeccionado las técnicas. Además, la situación electoral no les favorecía, pues la ventaja del Presidente Chávez sobre el candidato de oposición Manuel Rosales era demasiado para poder gritar fraude y tener legitimidad. Entonces, el Plan V se murió y se renació como el Movimiento Cambio, pero ese tampoco tuvo mucho impacto. No fue sino hasta abril 2007, con la excusa de la no renovación del canal de televisión RCTV, que los jóvenes entrenados por el Instituto Albert Einstein y OTPOR lograron ejecutar la primera fase de su plan. Nació el movimiento estudiantil “manos blancas” con el joven dirigente Yon Goicochea (uno de los seleccionados estudiosos de las técnicas de Gene Sharp) y dio su cara al país.[31]
Para ese entonces también fue cooptado Juan Guaidó, quien realizó un viaje a Belgrado, Serbia para prepararse con Otpor, organización aliada de la CIA, dirigida por Srdja Popovic, hoy conocida como Centro para la Acción No Violenta y Estrategias Aplicadas (CANVAS).[32]
Esto es lo que las corporaciones mediáticas ocultan, mientras encumbran la figura de Guaidó, hombre al servicio de EE.UU., defensor del neoliberalismo y con vínculos con la ultraderecha, como lo demuestra el apoyo que ha recibido en su viaje a España por parte de la agrupación fascista VOX, en el mes de enero de 2020.
Mientras los mercenarios de tinta elogian las “guarimbas” en las que “pacíficamente” han quemado personas por el solo hecho de parecer o ser chavistas, como el caso del joven de 22 años, Orlando Figuera, al que apuñalaron y prendieron fuego el día 20 de mayo de 2017, que falleció el 4 de julio de 2017, condenan las formas de lucha llevadas a cabo contra los gobiernos neoliberales en Ecuador, Chile y Colombia.
El caso de las periodistas J. Hinostroza (Ecuador) y C. Gurisatti (Colombia) es ejemplificativo. A través de sus cuentas de Twitter han desacreditado las manifestaciones populares en sus países, mientras han exteriorizado su respaldo a las medidas de los gobiernos de Lenín Moreno e Iván Duque, respectivamente.
Los medios privados de comunicación y sus voceros principales en Ecuador, se hicieron eco de las acusaciones realizadas por el gobierno de Moreno de que las acciones de protesta que tuvieron lugar en el mes de octubre de 2019, constituían parte de un complot bolivariano que, con la orientación de Correa y Maduro, tenía como propósito dar un golpe de Estado contra el gobierno.
Sin presentar prueba alguna, en varios canales de noticias, el presidente ecuatoriano repitió que los actos violentos en las manifestaciones fueron desatados por las órdenes emanadas por el “Sátrapa” de Maduro y por el “caradura” de Correa, a la vez que señalaba que existían indicios de que gente de las FARC estaban también presentes en las protestas. La periodista Andrea Bernal, de NTN24, escuchó estas afirmaciones sin pedir al mandatario evidencias que sustenten lo que expuso en la entrevista realizada el 10 de octubre de 2019, en la ciudad de Guayaquil. Una vez más, Bernal, se hizo cómplice de las falsedades de Lenín Moreno.[33]
Las mismas argucias fueron esgrimidas por los gobiernos de Piñera en Chile y de Duque en Colombia.
El diario La Tercera publicó una información falsa sobre la supuesta participación de venezolanos y cubanos en las manifestaciones violentas, luego de lo cual tuvo que rectificar por no haber corroborado los datos expuestos en un informe de inteligencia.[34]
Meritxell Freixas, en el Diario Digital Público, explica que:
En estricto rigor, las primeras voces que levantaron esta teoría llegaron desde Venezuela. El primer día del Estado de Emergencia y de toque de queda en Santiago, el sábado 19, ex miembros del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) del país caribeño acusaron al Foro de Sao Paulo, un grupo de partidos y movimientos vinculados al progresismo latinoamericano que se reunió en julio en Caracas, de incentivar las manifestaciones en Chile y Ecuador. El agitado escenario regional fue aprovechado también por el líder de la oposición venezolana, Juan Guaidó, quien también denunció que Nicolás Maduro está detrás de las movilizaciones y que financia diferentes grupos para «infiltrar» las manifestaciones en la región.
Desde España, algunos medios conservadores aportaron su granito para alimentar esa teoría y publicaron que Maduro reunió en una base militar de Caracas a diversos líderes políticos y de “grupos paramilitares” de América Latina para “coordinar planes para la desestabilización del continente”. La prensa de la derecha chilena lo replicó.[35]
Las protestas en Chile son el resultado de contradicciones sociales acumuladas desde el año 1978, por la aplicación de las terapias de shock implementadas por la dictadura criminal comandada por Pinochet.
El “modelo chileno” ha sido exaltado por los propagandistas del neoliberalismo, entre los que se encuentra el escritor peruano, Mario Vargas Llosa. En los medios al servicio del capital, periodistas, editorialistas y analistas económicos no han perdido la oportunidad de poner como ejemplo a lo que han dado en llamar como el “milagro” económico chileno, con lo cual, según ellos, las tesis desarrolladas por Milton Friedman demuestran su validez.
El plan elaborado por los “Chicago Boys”, explica Pablo Torres, estableció una legislación contraria a los trabajadores y favorable al capital, permitió la creación de las administradoras de fondos de pensiones, a través de las cuales se “entrega millonarios recursos al mercado de capitales y a la bolsa”, posibilitó la reforma de la salud, en la que el sector privado es el mayor beneficiario de los recursos estatales y facultó la privatización de la educación, con el desmantelamiento progresivo de la enseñanza pública.[36]
Los devotos del modelo neoliberal chileno, que atribuyen a Pinochet el haber logrado que Chile tenga una economía sólida, silencian el estudio hecho por el académico estadounidense, Michael Ahn Paarlberg, que señala en una columna publicada en la revista The New Republic que:
Como resultado inmediato de las reformas de libre mercado que se aplicaron a mediados de los 70, Chile tuvo la segunda tasa de crecimiento más baja de toda Latinoamérica: las quiebras estaban a la orden del día, el ingreso nacional cayó un 15%, el desempleo sobrepasó el 20% y los salarios se desplomaron un 35% más abajo que los niveles de 1970. Eso sin mencionar la corrupción, desde las ventas relámpago de propiedades estatales a inversionistas vinculados políticamente, hasta los millones de dólares que Pinochet reservó para sí, y que luego fueron hallados en cuentas secretas de Washington y Miami, entre otros.[37]
En un video explicativo, la periodista Inna Afinogenova, de Rusia Today, pone en evidencia las causas que han llevado al pueblo de Chile, a la juventud a salir a protestar a las calles, lucha que se desarrolla hasta hoy día, en medio de una brutal represión, sin que la OEA haga pronunciamiento alguno sobre la violación de los Derechos Humanos, como acostumbra hacerlo cuando se trata de hablar de Venezuela.[38]
Carlos Alberto Montaner, defensor de las acciones violentas de la oposición venezolana, al referirse a las manifestaciones del pueblo chileno, en un artículo titulado: “La violencia en Chile se combate con mano dura y sin concesiones”, publicado por CNN el 25 de octubre de 2019 declaró:
¿Quiénes se han dedicado a vandalizar en Chile? Creo, firmemente, que la responsabilidad cae sobre los comunistas y sobre la legión de jóvenes que convierten las protestas en una violenta aventura que les aumenta los niveles de adrenalina. Disfrutan quemando y haciendo daño.
La forma de combatir este fenómeno para que no se produzca más es, a mi juicio, la mano dura y no hacer concesiones. Chile debe aplicar todo el peso de la ley y el Código Penal. No debe excederse de esos límites, pero sí agotarlos. A grandes males, grandes remedios. Los vándalos deben aprender que sus actos tienen consecuencias. No hay otra forma eficaz de actuar.[39]
La doble moral de estos sicarios de tinta salta a la vista, cuando abogan por la violencia en unos lugares y se impacientan por apagarla en otros.
El pasado 20 de noviembre de 2019 tuvo lugar en Colombia un gran paro nacional que movilizó a diversos sectores del país, los cuales protestaron durante varios días contra el gobierno de Iván Duque.
Los medios de comunicación, una vez más, pretendieron ocultar las razones de la protesta social, centrándose en informar sobre el “vandalismo” desatado en las manifestaciones. Ni las causas reales del conflicto se expusieron, ni tampoco se dijo nada de la violencia ejercida por las fuerzas represivas colombianas.
Inna Afinogenova ha explicado lo que las corporaciones mediáticas y sus periodistas asalariados se niegan a mostrar: las protestas se iniciaron como rechazo a la política de flexibilización laboral, el debilitamiento del fondo de pensiones para favorecer a entidades privadas, la rebaja de impuestos a las grandes empresas, el incumplimiento de los acuerdos de paz y el asesinato de líderes sociales,[40] cuya cifra al finalizar el 2019 ascendió a 250, mientras que la de ex guerrilleros de las FARC a 77, hechos criminales cometidos por fuerzas militares y paramilitares.[41]
Como en el caso de Ecuador y Chile, el Foro de São Paulo, el gobierno de Maduro y hasta Cuba y Rusia fueron acusados de ser los responsables de la movilización popular en Colombia.
Para los medios al servicio del capital, la aplicación del modelo neoliberal, que ha sumido en la pobreza a los pueblos, que ha acrecentado la brecha social entre ricos y pobres, mientras ha posibilitado a los grandes empresarios privados y a las transnacionales que se enriquezcan a costa de la explotación de los trabajadores y el saqueo de recursos, no constituye la causa fundamental de las rebeliones no solo en América Latina, sino en la misma Europa, como la lucha de los “chalecos amarillos” llevada a cabo en Francia.
El “Ministerio de las Colonias de Estados Unidos”, como llamó a la OEA Raúl Roa García, Canciller de Cuba al triunfo de la Revolución, ha pretendido imponer la idea de que el estallido social que vive América Latina es el resultado de fuerzas extranjeras comandadas desde Venezuela y Cuba.
La Secretaría General de la OEA, en un comunicado publicado el 16 de octubre de 2019 expresó:
Las actuales corrientes de desestabilización de los sistemas políticos del continente tienen su origen en la estrategia de las dictaduras bolivariana y cubana, que buscan nuevamente reposicionarse, no a través de un proceso de reinstitucionalización y redemocratización, sino a través de su vieja metodología de exportar polarización y malas prácticas, pero esencialmente financiar, apoyar y promover conflicto político y social.
Las “brisas bolivarianas”, a las que ha hecho referencia el presidente de la ilegítima asamblea nacional constituyente bolivariana, han traído desestabilización, violencia, narcotráfico, muerte y corrupción (…)
Las brisas bolivarianas no son bienvenidas en este hemisferio. Condenamos firmemente la amenaza de exportar malas prácticas y desestabilización a Colombia realizada por ese personero de la dictadura bolivariana.
La estrategia de desestabilización de la democracia a través del financiamiento de movimientos políticos y sociales ha distorsionado las dinámicas políticas en las Américas. Durante años, la dictadura venezolana, con apoyo de la dictadura cubana, institucionalizó en la región sofisticadas estructuras de cooptación, represión, desestabilización y de propaganda mediática (…)
La crisis en Ecuador es una expresión de las distorsiones que las dictaduras venezolana y cubana han instalado en los sistemas políticos del continente (…)[42]
Estas acusaciones son las que repiten los medios de comunicación no solo en Latinoamérica, sino en el mundo entero.
El periódico español filofranquista, ABC, publicó el 25 de octubre de 2019 un artículo de David Alandete, con el título: “Rusia agita la inestabilidad en Iberoamérica”, en el que se hace eco de las palabras de Luis Almagro, a la vez que lanza acusaciones contra Rusia Today y Sputnik de ser “medios de desinformación”, “injerencistas” puestos al servicio del Kremlin para desestabilizar la región.[43]
Mientras la credibilidad de Lenín Moreno en Ecuador es de 4.1%, la desaprobación de Piñera del 82% y la de Duque del 71% de la población, los paladines mediáticos que dicen defender la democracia y la libertad, acusan a fuerzas externas de ser quienes fomentan el caos en la región.
Los medios de comunicación privados no son más que instrumentos de propaganda al servicio de los grupos de poder político y económico en la región, supeditados a los dictados de Washington.
Los ataques contra Julian Assange para desprestigiarlo, ponen en evidencia la embestida perversa que llevan adelante cuando hay personas que le hacen frente al sistema.
En Ecuador, los supuestos defensores de la libertad de expresión, festejaron la detención violenta de Julian Assange en la embajada ecuatoriana en Londres, autorizada por el gobierno de Lenín Moreno, quien desató en una campaña sucia contra el fundador de WikiLeaks.
En Colombia, el ataque se dirigió contra la figura de Jesús Santrich, militante de las FARC, a quien, por medio de un montaje judicial, lo involucraron en la comisión de delitos de narcotráfico, con pruebas forjadas por la DEA. Los periodistas se convirtieron en jueces de la causa levantada contra Santrich. Vicky Dávila publicó en la revista colombiana Semana un artículo titulado “Extradítenlo”, en el que sentenció: “Santrich hace tiempo debería estar vistiendo el overol naranja en Estados Unidos, ¡yo sí quiero que lo extraditen!”.[44]
Al unísono, los medios lanzaron sus dardos contra el líder histórico de las FARC, quien fue uno de los más sobresalientes miembros de la organización guerrillera en los diálogos de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos.
Lo que el establishment no le ha perdonado, ha sido su defensa de los prisioneros políticos y de los combatientes detenidos en las cárceles colombianas, la denuncia del incumplimiento del Estado de los acuerdos de paz y su postura frontal contra la intromisión de los EE.UU. en el conflicto.
Los medios de comunicación privados han utilizado el tema de la corrupción para erigirse como los adalides de una cruzada moralizadora dentro de la sociedad, supuestamente para velar por los intereses de los ciudadanos. Su verdadero propósito, en realidad, ha sido el de desprestigiar a los principales críticos y opositores a toda la estructura histórica de dominación en la que la oligarquía, a través de sus empresas mediáticas, ha pretendido seguir imponiendo un sinnúmero de políticas para su propio beneficio. Rafael Correa, Cristina Fernández, Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff, Evo Morales han sido blancos de estos ataques sin que se haya podido demostrar el cometimiento de algún delito.
A Cristina, la canalla judicial, comandada por el extinto juez federal, Claudio Bonadio, le allanó su casa en El Calafate, vivienda en la que perforaron paredes, destruyeron cosas y se sustrajeron ilegalmente otras. Iban en busca de millones de dólares supuestamente escondidos en ese lugar, y no encontraron nada. Lo que sí hubo fue un espectáculo mediático.
De las cuentas offshore de Mauricio Macri y Lenín Moreno, han mantenido discreción al momento de informar sobre estos casos que afectan a sus aliados.
El periodista belga, Michell Collon manifiesta que “la prensa de los países democráticos parece libre, pero en realidad, ella constituye una maquinaria de propaganda mucho más sutil y mucho más eficaz que la de las dictaduras. Precisamente porque ofrece la ilusión de que el periodista es libre de decir lo que quiere” y añade que la información que se difunde está “seleccionada y deformada mediante un conjunto de cuatro filtros” que son: la propiedad de los medios, la publicidad, las relaciones entre poder político y económico y la ideología dominante[45], entendida esta como falsa conciencia.
¿Por qué quieren silenciar a TeleSUR?
TeleSUR es la materialización de una idea de los Comandantes Hugo Chávez Frías y Fidel Castro Ruz, cuyo nacimiento coincidió con el 222 aniversario del nacimiento del libertador Simón Bolívar, el 24 de julio de 2005.[46]
Aram Aharonian, que fue fundador y el primer director de TeleSUR, escribió sobre los propósitos que llevaron al parto de esta cadena de televisión cuyo lema es: “Nuestro Norte es el Sur”:
La nueva televisión del Sur, nació de una evidente necesidad latinoamericana: contar con un medio que permita, a todos los habitantes de esta vasta región, difundir sus propios valores, divulgar su propia imagen, debatir sus propias ideas y transmitir sus propios contenidos, libre y equitativamente.
Frente al discurso único sostenido por las grandes corporaciones, que deliberadamente niegan, coartan o ignoran el derecho a la información, se hace imprescindible una alternativa capaz de representar los principios fundamentales de un auténtico medio de comunicación: veracidad, justicia, respeto y solidaridad. Esa alternativa es TeleSUR.[47]
TeleSUR nació para forjar los lazos de solidaridad entre los pueblos, escuchando las voces de los de abajo, protegiendo sus tradiciones y su memoria, honrando la rebeldía social, combatiendo las injusticias, denunciando las agresiones imperialistas, rompiendo el cerco mediático establecido por las grandes corporaciones de la comunicación que han pretendido ocultar el desastre que ha provocado el sistema capitalista y el modelo neoliberal en el planeta.
Tomando partido en defensa de los oprimidos y de las luchas de los pueblos, mediante un trabajo profundo de investigación, llevado a cabo con seriedad y responsabilidad a través de sus productores, periodistas y corresponsales emplazados en diversos países, TeleSUR ha informado con veracidad sobre los acontecimientos más importantes que se han dado en los últimos 15 años en diversos lugares del mundo.
Dice Aram Aharonian que:
El tema de los medios de comunicación tiene que ver con el futuro de nuestras democracias. Hoy en día, la dictadura mediática quiere suplantar a la dictadura militar. Son los grandes grupos económicos que usan a los medios y deciden quien tiene o no la palabra, quien es el protagonista y el antagonista. El que más vocifera contra los cambios, logra más pantalla. Lo cierto es que aún no hemos asumido que el discurso comercial -bombardeado a través de información, publicidad y cultura de masas o recreación, con un mismo envase, disfrazándolo de realidad o de hechos naturales- es también un discurso ideológico, agresivo, limitante de nuestra libertad de ciudadano.[48]
Mientras las grandes corporaciones mediáticas trabajan con el propósito de penetrar en la mente de las personas para convertirlas en seres sumisos, como lo explicara tiempo atrás el comunicólogo Vicente Romano, utilizando todas las herramientas para la manipulación de la conciencia, TeleSUR lleva adelante una ardua labor para desentrañar lo que “falsimedia” oculta.
La cobertura periodística del golpe de Estado perpetrado contra Manuel Zelaya en Honduras por TeleSUR, permitió que se conozca la represión brutal que desataron los golpistas, respaldados por los gobiernos de EE.UU. y de Colombia, contra el pueblo que se levantó y movilizó masivamente para exigir el retorno del presidente constitucional.
Pese al acoso, secuestro y persecución de las fuerzas represivas hondureñas contra los periodistas de TeleSUR, estos cubrieron en directo los sucesos que ocurrieron en esos días aciagos, mientras CNN hablaba de la muerte del “Rey del Pop” y justificaba el golpe.[49]
TeleSUR también ha seguido de cerca el conflicto colombiano, escuchando a los distintos actores políticos, sociales y armados. La cobertura de la liberación de soldados retenidos por las FARC, el seguimiento de los diálogos de paz en La Habana, las entrevistas a comandantes guerrilleros, la presentación de especiales y documentales sobre la realidad que vive ese país han posibilitado que las personas tengan un conocimiento más claro sobre lo que allí acontece.
Ante la estigmatización que las corporaciones mediáticas han hecho sobre la insurgencia colombiana, a la que han calificado de narcoterroristas, de asesinos, secuestradores, TeleSUR ha permitido conocer el otro lado de la historia.
El documental del periodista Unai Aranzadi, “Colombia Invisible”, constituye una valiosa pieza audiovisual para descubrir las causas reales del conflicto, la lucha de los campesinos y el surgimiento de las guerrillas.[50]
A través de TeleSUR, la lucha del pueblo palestino contra el sionismo israelí también ha podido visibilizarse. Las acciones criminales llevadas adelante por Israel contra la Franja de Gaza, como bombardeos contra hospitales y escuelas, el asesinato de niños, ha sido documentado por la cadena latinoamericana.
La difusión del documental “Al otro lado: La vida en Palestina dividida por el muro israelí”[51], ha permitido comprender la dura realidad de un pueblo despojado de sus tierras, cercado por un muro en su propio territorio, debido a la política colonialista de Israel.
Gracias al trabajo periodístico de TeleSUR, en alianza con la cadena libanesa Al Mayadeen, las causas de la guerra desatada contra Siria por el imperialismo y la organización criminal del Daesh, se han podido establecer, lo cual ha permitido, además, poner al descubierto las mentiras desarrolladas por el aparato mediático, propagandístico de EE.UU. e Israel en contra del régimen de Bashar Háfez al-Ásad.
Lo mismo sucedió cuando se produjo la invasión militar estadounidense contra Libia, la cual tuvo como consecuencias la destrucción del país y el posterior linchamiento y asesinato de Muamar Gadafi, hecho festejado en forma burlesca por la entonces Secretaria de Estado de los EE.UU., Hillary Clinton.
La lucha que por 45 años lleva adelante el pueblo saharaui, desde la invasión llevada adelante por Marruecos para despojarles de su territorio, también ha tenido cobertura y espacios para el análisis en la pantalla de TeleSUR.
La defensa del proceso revolucionario bolivariano frente a las agresiones de EE.UU. constituye una de las más importantes labores comunicacionales que ha llevado adelante el equipo de la “Nueva Televisión del Sur”.
Sometida a un ataque continuo por parte de las corporaciones mediáticas, la revolución que encabezara hace ya 20 años el extinto presidente Hugo Chávez, ha encontrado un punto de apoyo en el trabajo informativo, noticioso e investigativo llevado adelante por TeleSUR.
Día tras día el cartel de la mentira elabora un sinnúmero de falsedades sobre la realidad que vive la Patria de Bolívar. Su propósito ha sido el de satanizar al gobierno del presidente Nicolás Maduro, crear la imagen de que en Venezuela hay una situación insostenible para la vida de la población que, según la propaganda imperialista, se enfrenta a una crisis humanitaria y a niveles de violencia alarmantes, que hacen de este país el más peligroso de la región y uno de los del mundo, todo ello para justificar las acciones golpistas, la intervención de EE.UU. y el apoyo a quienes quieren entregar las riquezas de Venezuela a las transnacionales estadounidenses, como lo pretende hacer el autoproclamado Juan Guaidó.
Sin ningún rubor, las principales agencias y cadenas de noticias fomentan la desestabilización del gobierno de Nicolás Maduro. En forma descarada, sus periodistas asalariados acompañan a los opositores que realizan cualquier acto contra el gobierno.
La denominada “Operación Libertad”, intentona militar golpista liderada por Juan Guaidó y Leopoldo López, llevada a cabo el pasado 30 de abril de 2019, fue seguida paso a paso por los informativos de noticias, en los que sus presentadores no disimulaban la emoción ante este hecho.
La periodista ecuatoriana, Ruth Del Salto, escribió en el periódico El Universo, el 2 de mayo de 2019 un artículo con el título original: “Operación Libertad” en el que manifestó:
Si de operación se trata en un país en estado grave, me imagino un quirófano donde está la golpeada y violada Venezuela.
Ya en el sector de transición de esta sala de cirugías hay militares con una bandada azul, que dicen que se han puesto “del lado correcto de la historia”, tratando de mantener la pulcritud y la meticulosidad para evitar la entrada de polvo y bacterias.
En el área restringida, dos hombres poniéndose los guantes y mascarillas: el uno es Juan y el otro, Leopoldo, este último estuvo mucho tiempo obligado a estar fuera de las juntas médicas y un indulto de su colega lo pone en el ruedo nuevamente.
Los dos son los cirujanos de esta operación. Intentan retirar tumores malignos y extirpar una usurpación enquistada.
En la sala de espera: venezolanos por el mundo, los del Grupo de Lima, del Parlamento Europeo y más de 50 países del mundo escuchando con paciencia la entonación del Cuarteto de Haydn de la mano de Luis Almagro de la OEA, del senador estadounidense Marco Rubio y las venezolanas María Corina Machado y Lilian Tintori.[52]
A diferencia del discurso único que han pretendido imponer las corporaciones mediáticas y los agentes que laboran en ellas, TeleSUR ha presentado el otro lado de la historia, con análisis críticos e investigaciones serias. Posicionada sí, no neutral, pero si veraz y responsable.
Cuando desde Cúcuta, Colombia, se pretendió pasar en forma ilegal hacia Venezuela camiones con supuesta “ayuda humanitaria”, manifestantes violentos, amparados por las fuerzas de seguridad colombianas, lanzaron bombas molotov contra la Guardia Bolivariana venezolana. El impacto de una de esas bombas contra la carga de un camión, propició un incendio. Inmediatamente, el aparato de propaganda al servicio de la oposición venezolana, culpabilizó del hecho a los guardias bolivarianos. El vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, y el ex asesor de seguridad de Trump, John Bolton, lanzaron mensajes amenazantes y acusadores contra Maduro, señalando que él había ordenado que se quemen los alimentos y medicinas que se llevaban para entregar al pueblo venezolano. Nada de lo que dijeron fue cierto. Sin embargo, las empresas de comunicación, repitieron cada una de esas falsedades.
TeleSUR puso en evidencia que el camión no contenía alimentos y medicinas y que el mismo fue quemado por los manifestantes violentos ubicados en territorio colombiano. Quince días más tarde, el periódico The New York Times, confirmó lo que TeleSUR había señalado desde el 23 de febrero de 2019.[53]
Estas son algunas de las razones por las cuales quieren silenciar a TeleSUR.
La recomendación hecha por John Pilger, que cita Atilio Boron en su último libro “El hechicero de la tribu”, debe constituir un llamado para la acción y el combate en el campo de las ideas, como nos lo indicara Fidel:
Hay
que apurarse. La democracia liberal se mueve hacia una forma de dictadura
corporativa. Es un cambio histórico, y no hay que permitir que los medios sean
su fachada, sino que sean en sí un tema popular, ardiente, y sometido a la
acción directa. El gran acusador Tom Paine advirtió que si a la mayoría de la
gente se le niega la verdad y las ideas de la verdad, era hora de asaltar lo
que llamó la Bastilla de las palabras. Esa hora es ahora.[54]
[1] Jaimes N., Miguel A. ¿Quién es el señor Leopoldo Castillo? (11 de enero de 2012) En https://www.aporrea.org/actualidad/a136695.html
[2] Cinco datos escandalosos sobre la desigualdad extrema global y cómo combatirla. En https://www.oxfam.org/es/cinco-datos-escandalosos-sobre-la-desigualdad-extrema-global-y-como-combatirla
[3] Datos obtenidos en las web: https://www.tomatazos.com/noticias/409700/Frozen-2-se-convierte-en-la-secuela-animada-mas-taquillera-de-la-historia, https://www.tomatazos.com/noticias/408716/Disney-se-convierte-en-el-primer-estudio-en-ganar-US-10-mil-millones-en-un-solo-ano , https://www.canalrcn.com/super-like/gente/articulo-nota/estas-fueron-las-10-peliculas-mas-taquilleras-de-2019-10078
[4] Medios usan fotos falsas para crear caos sobre el gobierno venezolano en protestas. (18 de febrero de 2014) En https://actualidad.rt.com/actualidad/view/120227-medios-fotos-falsas-caos-gobierno-venezuela
[5] Twitter bloquea cuentas de medios de comunicación en Cuba. (11 de septiembre de 2019) En https://www.telesurtv.net/news/twitter-bloqueo-medios-comunicacion-cuba-20190911-0051.html
[6] Quirós, Fernando. (2013) El debate sobre la información, la comunicación y el desarrollo en la UNESCO durante el siglo XX. En https://www.researchgate.net/publication/260157414_El_debate_sobre_la_informacion_y_la_comunicacion_y_el_desarrollo_en_la_UNESCO_en_el_siglo_XX p. 8
[7] Ibid. P. 14
[8] Ibid. p.p. 14, 15
[9] Márquez, Fernando. El Nuevo Orden Mundial de la Comunicación en la Era de la Sociedad de la Información. (Octubre-Noviembre 2003) En http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n35/fmarquez.html
[10] Ibid.
[11] Ibid.
[12] Bonifaz, Rafael. (2013) La vigilancia en Internet y el programa PRISM. En http://www.rebelion.org/noticia.php?id=169618
[13] Ramírez Cañedo, Elier. EE.UU. y la guerra cultural: ¿Acaso una elucubración? (25 de noviembre de 2016) En http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/11/25/estados-unidos-y-la-guerra-cultural-acaso-una-elucubracion/#.Xi4XRCN7nIU
[14] Ibid.
[15] Vega Cantor, Renán. La formación de una cultura “traqueta” en Colombia. (18-02-2014)
En http://www.rebelion.org/noticia.php?id=180935
[16] Ibid.
[17] Jofre Leal, Pablo. (2018) Los Cascos Blancos: Artistas del montaje en Siria. En https://www.aporrea.org/ddhh/a262134.html
[18] Bernardo Ortega, Rodrigo. (2019) La otra cara de los “cascos blancos” en el conflicto sirio. En https://kaosenlared.net/la-otra-cara-de-los-cascos-blancos-en-el-conflicto-sirio/
[19] Sierra Caballero, Francisco. Los profesionales del silencio. Cuadernos de Pensamiento Marxista No. 31, p. 14.
[20] Ver su biografía en https://www.ecured.cu/Carlos_Alberto_Montaner
[21] En https://twitter.com/CarlosAMontaner/status/1220557774536564736
[22] López y Rivas, Gilberto. (2013) Estudiando la contrainsurgencia de los Estados Unidos. México. Ocean Sur. p. 8
[23] Noticias RCN (15 de noviembre de 2018) Entrevista al presidente Lenín Moreno/ Premio Simón Bolívar NTN24 https://www.youtube.com/watch?v=_4pJSZyC33k
[24] Ecuador y Colombia: Un encuentro binacional por el desarrollo. En https://www.obraspublicas.gob.ec/ecuador-y-colombia-un-encuentro-binacional-por-el-desarrollo/
[25] En https://www.youtube.com/watch?v=6Wa-wn4mHs8 Presidentes de Colombia y Ecuador durante la instalación del Sexto Gabinete Binacional presidencia de la República de Colombia 15 de febrero de 2018, minuto 29:44
[26] En https://www.facebook.com/EcuadorTV/videos/presidente-moreno-en-entrevista-con-fernando-del-rinc%C3%B3n/2077481148959356/
[27] Fernández de Krichner, Cristina. (2019) Sinceramente. Buenos Aires. Sudamericana. P. 164
[28] Ver en https://kontrainfo.com/los-intereses-geopoliticos-de-israel-detras-de-la-muerte-de-alberto-nisman/ 18 de enero de 2019
[29] Análisis preliminar de los hallazgos del informe final de la auditoría de la OEA. (12 de diciembre de 2019) En http://cepr.net/publicaciones/spanish-reports/analisis-preliminar-de-los-hallazgos-del-informe-final-de-la-auditoria-de-la-oea
[30] Luis Almagro lanza ofensiva en la OEA contra Cuba y su ‘efecto nocivo’ en la región. (7 de diciembre de 2018) En https://www.elcomercio.com/actualidad/luis-almagro-ofensiva-oea-cuba.html
[31] Golinger, Eva. El golpe dirigido por Washington. (10-02-2009) En http://www.rebelion.org/noticia.php?id=80590
[32] Prosaico, Barrabás. Guaidó fue entrenado por EE.UU. en técnicas para desestabilizar gobiernos. (06-02-2019) En https://www.elciudadano.com/politica/guaido-fue-entrenado-por-eeuu-en-tecnicas-para-desestabilizar-gobiernos/02/06/
[33] NTN24. (10 de octubre de 2019) Presidente Moreno no descarta que las FARC estén detrás de las protestas violentas en Ecuador. En https://www.youtube.com/watch?v=j7-gG36kdrA
[34] Freixas, Meritxell. Piñera afirma que hay una supuesta injerencia extranjera en las protestas solo basándose en las redes sociales. (23-12-2019) En https://www.publico.es/internacional/pinera-afirma-hay-supuesta-injerencia.html
[35] Ibid.
[36] Torres, Pablo. Los mitos del “milagro chileno”. (22 de octubre de 2019) En http://www.laizquierdadiario.com/Los-mitos-del-milagro-chileno
[37] Revista estadounidense explica porqué es un mito que Pinochet arregló la economía de Chile. (12 de septiembre de 2018) En https://www.biobiochile.cl/noticias/economia/actualidad-economica/2018/09/12/revista-estadounidense-explica-porque-es-un-mito-que-pinochet-arreglo-la-economia-de-chile.shtml
[38] ¡Ahí les va! (22 de octubre de 2019) Lo que esconde el “modelo chileno” (y por qué estallaron las protestas ahora) En https://www.youtube.com/watch?v=CM-SAZTroWU
[39] Montaner, Carlos Alberto. (2019) La violencia en Chile se combate con mano dura y sin concesiones. En https://cnnespanol.cnn.com/2019/10/25/la-violencia-en-chile-se-combate-con-mano-dura-y-sin-concesiones/
[40] Ahí les va. (28 de noviembre de 2019) Masivas protestas en Colombia: ¿por qué ahora? Te lo explicamos En https://www.youtube.com/watch?v=Wvsybttm43s
[41] Con 250 asesinatos, termina un difícil año para los líderes sociales en Colombia (30-12-2019) En https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/cifra-de-lideres-sociales-asesinados-en-el-2019-447954 y ONU: 77 ex guerrilleros de las FARC fueron asesinados en 2019 (31-12-2019) En https://www.dw.com/es/onu-77-exguerrilleros-de-las-farc-fueron-asesinados-en-2019/a-51847269
[42] En https://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=C-081/19
[43] Alandete, David (25-10-2019) Rusia agita la inestabilidad en Iberoamérica. En https://www.abc.es/internacional/abci-rusia-agita-inestabilidad-iberoamerica-201910242154_noticia.html 2
[44] Dávila, Vicky. “Extradítenlo”. (18-05-2019) En https://www.semana.com/opinion/articulo/extraditenlo-a-jesus-santrich–por-vicky-davila/615929
[45] Collon, Michell. (2014) Los 7 pecados de Hugo Chávez. Barcelona. Yulca Editorial. Barcelona. P. 471
[46] En https://www.telesurtv.net/pages/Especiales/Aniversario_teleSUR/1/nacimiento.html
[47] Aharonian, Aram. Todo lo que usted quiere saber de TeleSUR, canal para la integración. (2005) Voltairenet.org
[48] Ibid.
[49] Para profundizar sobre el rol de los medios de comunicación, puestos al servicio de la oligarquía hondureña, ver el texto “Honduras: ¿golpe a la democracia?” de Dax Toscano Segovia localizado en https://www.lahaine.org/b2-img09/dax_honduras.pdf
[50] TeleSUR Tv. (2015) Documentales teleSUR: Colombia Invisible. En https://www.youtube.com/watch?v=J4Ud0lbMTfY
[51] Al otro lado: La vida en Palestina dividida por el muro israelí. En https://www.dailymotion.com/video/xfvd7r
[52] Del Salto, Ruth. (2019) Operación Libertad. En https://www.eluniverso.com/opinion/2019/05/02/nota/7312268/operacion-libertad
[53] Casey, Nicholas; Koettl, Christoph; Acosta, Deborah. (10 de marzo de 2019) ¿Quién fue responsable de la ayuda humanitaria para Venezuela? En https://www.nytimes.com/es/2019/03/10/espanol/america-latina/venezuela-ayuda-incendiada.html
[54] Boron, Atilio. (2019) El hechicero de la tribu. Ciudad de México. Akal. P. 162, 163