Por Luis Herrera Montero
Me he tomado algo más de un mes para escribir este texto con mayor ecuanimidad y con el propósito de calificar con más rigor lo sucedido el 13 de abril de 2025. Empiezo con la definición del concepto estupidez: según la RAE consiste en la torpeza para entender las cosas. En Ecuador, ciertos electores asumen que el narcotráfico creció porque durante el período 2007-2017 se permitió traficar la droga por todo el país. Los datos de violencia son pruebas que dan cuenta de lo contrario, pues en estudios serios está demostrado que el crecimiento de la narcoeconomía implica también el aumento del crimen organizado, la violencia y la muerte. Si el régimen se jacta de liderar la lucha contra el narco, a través del llamado «conflicto interno» y por controlar a la policía y a las Fuerzas Armadas, entonces conviene preguntarse por las razones del incremento de crímenes y muertes durante el 2024 y lo que va del 2025. Responsabilizar de esto a Correa es no entender lo que sucede, por eso se trata de un ejemplo indiscutible de estupidez.
La familia Noboa adeuda al fisco 94 millones de dólares por evadir impuestos, según información del SRI. En el debate presidencial su representante con descaro afirmó que no pagarían esta deuda. Es preferible votar por la oligarquía familiar, a pesar de tal afirmación. «Es que no soportamos a Correa» es hasta ahora la respuesta de ciertos sufragantes. No cabe duda, que la estupidez incluso asoma en forma desvergonzada. No importa que se perjudique al pueblo sin pagar cuantiosos valores en impuestos, lo medular asoma en la antipatía hacia una personalidad política. Durante el período 2007-2017 se invirtieron recursos, como nunca antes, en salud, educación y obra pública. Entonces, es inentendible que ciertos sectores prefieran a evasores de impuestos, pues o no entienden la realidad o son víctimas de manipulación: en cualquiera de los dos casos, es otro ejemplo de estupidez.
Lo peor del caso es que ciertos curas también prefirieron a Noboa. Desde cuándo apoyar a oligopolios es ser un buen cristiano. Obviamente no lo es, más bien resulta ser estupidez, ya que para Jesús era más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos. Seguramente dichos sacerdotes y sufragantes no leyeron los evangelios o no fueron capaces de entenderlos a pesar de creerse cristianos. Vale recordar la importante labor de monseñor Leonidas Proaño, porque todo indica que muchos olvidaron su legado y por eso la candidatura oligárquica triunfa en las provincias de Chimborazo y Cotopaxi. Parece que hoy es mejor soñar en cómo volverse rico, replicando el caso del señor Luis Chango, que luchar por los principios de igualdad y justicia social. Es imposible hablar de amor al prójimo cuando los datos demuestran que la violencia aumenta inconteniblemente, mientras los gobiernos de Moreno, Lasso y Noboa solo han teatralizado en su combate, pues este no puede medirse solo en toneladas de cocaína capturadas, mientras el país se transforma en el más violento de la región.
El papa Francisco fue claro en que los medios se han caracterizado por cuatro males: la desinformación, la calumnia, la difamación y la coprofilia, si ciertos electores se percatarían de esto, no serían manipulados e intentarían cultivar una postura crítica sobre lo que se emite a través de estos medios o empresas oligopólicas y funcionales al poder de oligarquías mundiales y nacionales. Lamentablemente, estas poblaciones prefieren la estupidez y la falsa conciencia, que en términos filosóficos se llama enajenación/alienación o el asumir los intereses de los sectores pudientes y privilegiados como verdad sin cuestionamiento alguno, cuando en realidad son mentiras e interpretaciones ajenas a los intereses del pueblo, que además se las consideran infundadamente como propias. La negociación con el gobierno, de parte de la mayoría de los asambleístas de Pacahkutik es falsa conciencia o de enajenación/alienación, al punto de garantizar al régimen oligárquico el control de la Asamblea Nacional. Puede ser también de estupidez si considerarían que es mejor pactar con el anticorreismo.
El tema de la estupidez es de escándalo. En el informe de la OEA se señala que en el proceso electoral hubo desigualdad en materia de acceso recursos públicos y un cuestionable uso de los recursos estatales para propósitos proselitistas. Si el caso fuera al revés, acusarían al progresismo de ser dictatorial, pero al tratarse de un régimen neoliberal, la observación resulta ser bastante tibia y terminaron reconociendo los resultados electorales, pese a que en la normativa legal es motivo de descalificación. Entonces, se puede ser candidato y presidente al mismo tiempo, no importan la normativa constitucional ni electoral, hay que votar en contra de Correa, aunque sea por medios dictatoriales. Tampoco interesa si la vicepresidenta Abad, que fuera legítimamente electa, fuera ilegalmente destituida. Si se tiene el apoyo de las Fuerzas Armadas, se puede nombrar a vicepresidentas por decreto sin temor alguno, además que los organismos electorales y constitucionales tampoco hicieron nada con base en los parámetros legales vigentes. Solo desde la estupidez cabría validar este comportamiento.
El apoyo electoral de la población, el 13 de abril de 2025, estuvo lleno de sospechas, debido a que Luisa Gonzáles de manera extraña se mantuvo en el 44% y Noboa, supuestamente, obtuvo el triunfo con 55,63% de los votos. Es la primera vez que las empresas contratadas para el exit poll dan resultados con varios puntos fuera del margen de error. Servicios Telcodata S.A., con un margen de error del +- 0,59%, hizo público datos con un 51,2% de votos para Daniel Noboa y un 48,8% para Luisa González. Por su parte, Corpmontpubli S.A., con un margen de error del 3%, emitió resultados donde Luisa González alcanzaba el 51.9% y Daniel Noboa el 48.01%. Todo indicaba un empate técnico, conforme datos ofrecidos con anterioridad por varias encuestadoras. La sospecha se acrecienta cuando el progresismo alcanzó el 47,54% y 47,8% en sus dos últimas participaciones electorales de segunda vuelta. Entonces, resulta inentendible que no se haya siquiera mantenido la dinámica, pese a acuerdos explícitos con otras agrupaciones políticas.
Afortunadamente, hay ciudadanía auténtica, que para muchos somos la mayoritaria y que no estamos dispuestos a caer en la estupidez, pues tenemos la suficiente conciencia para decir que toda dictadura o práctica fuera de la Constitución cae de lleno en la ilegitimidad. Obviamente, los oligopolios ecuatorianos siempre estuvieron en contra de la Constitución de 2008. No cabe duda de que las manifestaciones y movilizaciones ciudadanas, de aquel tiempo, derrotaron a estos sectores. Sin embargo, hoy se pretendería instalar otro orden constitucional, del cual tampoco estarían los oligarcas muy seguros de lograrlo, ya que se sienten minoritarios. En consecuencia, la ciudadanía con capacidad de crítica, dentro de la cual me incluyo como militante, está clara de que ninguna falsa conciencia puede anularlos y que la estupidez no nos caracteriza; por eso, estamos dispuestos a que la estupidez pueda ser reducida y luego superada por medio de la lucha unitaria, a pesar del sospechoso triunfo electoral oligárquico. En la lucha del pueblo y con el pueblo, nadie se cansa y que nadie nos divida.