Por Luis Herrera Montero

Por fin prevaleció la justicia. El domingo 27 de junio triunfó Leonidas Iza en las elecciones para presidir la CONAIE, con un significativo 65%. Revivió el espíritu popular de Octubre de 2019, cuando el pueblo ecuatoriano, bajo el liderazgo del movimiento indígena, se manifestó democráticamente en las calles, no solo por la derogatoria del incremento de los combustibles, sino por protestar en contra de las políticas fondomonetaristas del gobierno de Moreno. Las oligarquías se alinearon todas con dicho gobierno, mientras el pueblo lo hiciera con la CONAIE. Rememoramos aquellos históricos levantamientos de las décadas del 90 y del 2000. También podemos afirmar que revivieron los contenidos de mayor relevancia de nuestra Constitución de 2008.

Leonidas Iza y la nueva generación del movimiento indígena tuvieron la virtud de fusionar con mucho rigor postulados cosmpolíticos de sus pueblos y comunidades con los aportes más radicales de la contrahegemonía del mundo occidental, teorizados por la filosofía de la praxis, bajo la autoría del gran Antonio Gramsci. Sentir nuevamente orgullo político por discursos de autenticidad revolucionaria, en términos de oposición al clasismo, al racismo colonialista y a toda manifestación de patriarcado, constituye un legado de lucha popular y de referente ético. Así consideramos la mayoría del pueblo ecuatoriano a las protestas pacíficas de Octubre de 2019

Obviamente las oligarquías están asustadas, porque su incidencia política se debilita sobremanera. Las oligarquías ganaron las últimas elecciones a causa de una derecha indigenista, que hoy cogobierna con la versión más lamentable de la derecha neoliberal del país. Afirmé anteriormente que la centro izquierda y la izquierda son mayoritarias en Ecuador. Lamentablemente, la manipulación anticorreista hizo que Guillermo Lasso gané con un estrecho margen las elecciones en segunda vuelta. No obstante, dicho triunfo electoral no conlleva el sustento suficiente de legitimidad y que su ascenso al poder nunca ha superado  un contexto de desgaste político, que sin duda proyectan altos niveles de ingobernabilidad si se empeñan en imponer  medidas de corte fondomonetarista.

Últimamente, como evidencia de preocupación del conservadurismo derechista de Ecuador, en un medio difusor de pasquines, denominado “La Posta”, se ha colocado contenidos racistas y de intolerancia fascista en contra de Leonidas Iza, por tanto, de la legítima lucha del movimiento indígena y de todos los sectores populares de nuestro país. Estas actitudes deben ser fuertemente condenadas y procede que medios como “La Posta” deban urgentemente cerrarse, por razones legales, de índole ética y de sostenimiento de la dignidad nacional. Las oligarquías, sin duda, saldrán con pronunciamientos de defensa de la libertad de expresión, pues son incapaces de diferenciar tal derecho de libre comunicación con la difamación. A las derechas nunca les ha interesado el bienestar del pueblo ecuatoriano, o su razón de ser es usar la palabra pueblo exclusivamente en tiempos electorales y bajo estrategias publicitarias demagógicas.

Exigir al Estado ecuatoriano que proceda conforme los mandatos constitucionales en materia de derechos políticos es de suma importancia. Esperar que el régimen de Lasso actúe ante el irrespeto a un líder político popular, sería una ingenuidad. El triunfo de Leonidas Iza como presidente de la CONAIE es ya un acontecimiento inapelable. Lo sucedido en ese medio difusor de violencia fascista constituye un llamado de atención también a Pachakiutik , que le obliga políticamente a condenar el hecho y a deslinarse de la macabra alianza con el gobierno, que debió tomar ya las medidas oportunas. Injuriar y agredir a un ciudadano es un delito grave. Varios sectores del pueblo ecuatoriano hemos recibido el triunfo de Leonidas Iza como una verdadera fiesta popular y democrática. Estaremos muy atentos, consecuentemente, a que esa decisión popular sea respetada y llamamos al pueblo en general a oponerse y repudiar a medios difusores de difamación y violencia fascista. No permitiremos que la reputación de uno de nuestros líderes sea mínimamente degradada.

Por Editor