Por Gonzalo J. Paredes

Por muchos años, la ortodoxia rechazó los topes a las tasas de interés y la metodología de cálculo aplicada desde julio de 2007. Siempre argumentó que la fijación del costo del dinero era antitécnico y arbitrario. Sin embargo, ahora esa corriente económica se encuentra en el poder, con su representante en el Banco Central del Ecuador, y estableció una nueva metodología, que según ellos: “introduce transparencia y mayor flexibilidad en el sistema de cálculo, lo que permite reflejar la dinámica del mercado de crédito ecuatoriano”. La pregunta es: ¿la nueva metodología cumpliría con estos parámetros? Se pasa a analizar la nota técnica Nº 81 que pone en vigencia a la misma. 

La revisión de la literatura económica 

Sesgada, incompleta y poco exhaustiva. El objetivo de la revisión de la literatura es encontrar la mejor teoría posible para explicar el fenómeno estudiado, más allá de otorgarle a los investigadores un conocimiento casi cabal del objeto de estudio. Sin embargo, eso no sucede en la realizada nota técnica Nº 81: gran parte de las obras consultadas tienen un aspecto en común, los topes a las tasas de interés generan ineficiencias en el mercado de crédito. Y en otras,los técnicos de la nueva metodología esquivan conceptos fundamentales de economía, quizás por responder a la nueva corriente económica dominante en el banco central. En todo caso, se evidencia un premeditado sesgo, muy por fuera de la condición de selectiva que caracteriza a la revisión de la literatura en un estudio. 

Los principales estudios consultados para la elaboración de la nueva metodología son: Ferrari, Masetti y Ren (2018) y Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (2021). Los dos hacen referencia a los costos que asumen las instituciones financieras en su labor de intermediadores. El trabajo de Ferrari, Masetti y Ren (2018) demuestra los efectos de los topes a las tasas de interés con base en el comportamiento de los costos de la intermediación financiera de seis casos de estudio: la Unión Económica y Monetaria de África Occidental, Kenia, Zambia, India, Cambodia y el Reino Unido. El segundo estudio solo analiza el comportamiento de los distintos costos invocando la resolución Nº 603-2020-F de la Junta de Regulación Financiera y Monetaria, no propone una metodología en particular. 

Por lo tanto, el estudio de Ferrari, Masetti y Ren (2018) no es amplio, se circunscribe a un número reducido de países de África y Asia (economías emergentes y en desarrollo) y solo de un país desarrollado. No es posible la generalización, como dirían los metodólogos. Lo que exigía la nota técnica del Banco Central era una revisión de la literatura que abarcara a gran parte de los países desarrollados y en desarrollo sobre una metodología con “menos secuelas” en la intermediación financiera (esto respondiendo a la visión del gerente general del Banco Central del Ecuador, Guillermo Avellán). Asimismo, los análisis comparativos entre un conjunto de países y otro. El metaanálisis era una opción, ya sea porque existe en la literatura actual o había que crearlo.  

¿Qué le dice (o no le dice) el estudio de Ferrari, Masetti y Ren al Ecuador? 

Es un trabajo donde se extraen varias conclusiones desde seis economías (esto amerita la advertencia de que esos resultados no se pueden generalizar para otros países, incluido Ecuador). No obstante, si el gerente del Banco Central del Ecuador supone que esas conclusiones son válidas para la economía ecuatoriana, se puede señalar lo siguiente: 1) Tasas nominales más bajas, pero tarifas más altas:si bien se reconoce en el estudio que los “techos” a las tasas de interés pueden “ayudar a limitar las prácticas predatorias” de los banqueros (p.35), estos llevarían a que los servicios bancarios costaran más. En Ecuador, producto de la propia ley que reguló las tasas de interés, también se le otorgó al Banco Central la capacidad para fijar el precio de los servicios bancarios, lo que llevó a una reducción sustancial en algunos y en otros desapareció su costo. Esto revela que, sin regulaciones, ya existían tarifas muy altas por servicios bancarios. Esto abarató la intermediación financiera y promovió la competitividad de las empresas.2) Oferta crediticia reducida, especialmente para prestatarios pequeños y de mayor riesgoNo hay evidencia en Ecuador de que los techos a las tasas de interés provoquen una menor oferta de créditos. Después de la aprobación de la ley que regula el costo del crédito, la tasa de crecimiento mensual en promedio de los préstamos hasta diciembre de 2019fue 0,96 %. A pesar de que esa tasa fue mayor antes de julio de 20071, el crédito no dejó de crecer posterior a las regulaciones y lo hizo a un ritmo que respondía como resultado de los dos shocks externos (2008-2009 y 2015-2016). Pero este comportamiento es a nivel general, en lo que respecta al microcrédito la caída del crecimiento fue más fuerte: antes de las regulaciones la tasa se ubicó en 3,01 % y después fue de 0,90 %2. 3) Menor número de instituciones y menor densidad de sucursales: según cifras de Felaban (2022)3, el número de cajeros automáticos se multiplicó por 1,7 veces (de 2 772 a 4 698) entre 2011 y 2020. Sin embargo, el número de sucursales bancaria pasó de 11 a 7 cada 100 000 habitantes, en el mismo periodo. 4) Impacto adverso en la rentabilidad bancaria: si bien es cierto que el margen de rentabilidad medido por el ROE y el ROA descendió desde 2006, estos se mantienen por encima del promedio en comparación con los demás sectores de la economía. Se debe destacar que el sector bancario en todos los años de la dolarización, con y sin regulaciones, no ha registrado pérdidas, a pesar de los shocks externos, el terremoto de 2016 y la pandemia en 2020 y 2021. Más aún, los indicadores de rentabilidad aumentaron en el trienio 2017-2019 con una economía en desaceleración4.5) Transparencia reducidadespués de 3 años de vigencia de las regulaciones, a partir de 2010, las tasas de interés se mantuvieron casi constante. En lo que respecta a la cartera microcrédito, los banqueros alegaron que los techos impedían la inclusión financiera de los agentes más riesgosos. No obstante,con tasas de interés por encima del 40 % se reducía sustancialmente el ciclo de vida empresarial de los emprendedores y microempresarios.

¡Alfred Marshall no pasó por aquí!

Por más de un siglo, entre el XVIII y XIX, los economistas denominados clásicos establecieron que el precio de las mercancías se determinaba por el enfoque de oferta, por los costos de producción. A partir de 1870, con el ascenso de los marginalistas, el enfoque cambió y fue la demanda la que determinaba el valor de las cosas. No obstante, pensadores económicos como Alfred Marshall (y León Walras) establecieron como necesario en el análisis económico la interdependencia de las variables y considerar la influencia del tiempo. De esta manera, surgió lo que se conoce la “cruz marshalliana”, una representación de cómo interactúan las fuerzas de mercado, demanda y oferta, para determinar el precio de los bienes en la economía. 

Aunque usted no lo crea, la nueva metodología llevó al cálculo de la tasa de interés al enfoque de los clásicos en el siglo XIX, sumaron todos los costos (y una rentabilidad garantizada para los bancos), pero no consideraron las fluctuaciones de la demanda de crédito5. Mucho menos, las explicaciones de Castillo y Paladines (2020) con base en la estructura de mercado que impera en el sistema bancario. Entonces, ¿por qué los responsables de tal metodología dicen que calculan la tasa de equilibrio, si la otra fuerza de mercado se encuentra ausente? (Banco Central del Ecuador, 2021, p. 21). 

¿Qué paso con los determinantes de la rentabilidad bancaria? 

Desde las publicaciones de los trabajos de Ho y Saunders (1981) y Smirlock (1985), la mayoría de los estudios sobre las fuentes de la rentabilidad bancaria se registran con fuerza en los años noventa y se han concentrado en los países desarrollados (Estados Unidos y Europa), ya sea por país o en datos de panel. En los años 2000, comienzan a surgir para los países emergentes, aunque de forma muy escasa. Algunos hallazgos para estos países han provenido de trabajos en datos de panel con un enfoque mayor para los países industrializados. Esto evidencia lo limitada de la producción científica en este tema para los países en desarrollo, más que todo para América Latina6.

Sin embargo, se puede analizar algunos trabajos con conclusiones bastante claras. Mirzaei et al. (2013) señalan que, de acuerdo con la evidencia empírica, una mayor participación de mercado conduce a tasas de ganancias bancarias más altas en las economías avanzadas, pero no explica para los mercados emergentes. Asimismo, el efecto concentración en la rentabilidad, para estos últimos, es negativo. No obstante, señala que el diferencial de tasa de interés promedio entre los países desarrollados y los emergentes es 3,55 frente a 6,22 puntos porcentuales, respectivamente. Los autores resuelven esta aparente contradicción con que la mayor participación en el mercado y la concentración traen consigo la toma de mayores riesgos para los sistemas financieros de los países en desarrollo y emergentes que obstaculizan el objetivo de maximizar la rentabilidad del sector. Petria et al. (2015) y Xu et al. (2019) confirman lo encontrado por Mirzaei et al. (2013) para los países avanzados. 

No obstante, Guillén, Rengifo y Ozsoz (2014) en un estudio con 200 bancos latinoamericanos y observaciones anuales del periodo 1986-2005 encontraron en primer lugar que no hay evidencia de la reducción de las tasas de interés, ni de las ganancias. También existe un efecto positivo, estadísticamente significativo y de gran magnitud, del tamaño o de la concentración de mercado sobre la rentabilidad de los bancos: “en América Latina,los bancos se han beneficiado de su posición oligopólica en detrimento de sus clientes en particular y de toda la economía en general” (p.6).

Asimismo, Rodríguez (2015) encontró para México que el tamaño ejerce un efecto favorable en la rentabilidad de los bancos. Saona (2016), para una muestra de 156 bancos de las economías más grande de América Latina, encontró que el tamaño relativo de los bancos tiene una relación positiva con el margen de interés neto. Es bastante llamativo que no se considere dentro de la revisión de la literatura de la nota técnica de la nueva metodología la evidencia empírica de los determinantes de la rentabilidad cuando esta forma parte de la estructura de la tasa de interés activa. Además, Vera, Camino, Ordeñana y Cornejo (2019) sostienen para el Ecuador que el poder de mercado es un fuerte determinante de la rentabilidad de los bancos. Esta omisión implicó que el componente rentabilidad sea asociado con el riesgo país cayendo en una duplicación de costos (el costo del fondeo), tal como lo señala Dávalos (2021). 

¿Cómo se corrige esto?

Antes que nada, hay que suponer que la metodología por componentes de la tasa de interés activa es la mejor posible para determinar los techos a las tasas de interés de los diferentes segmentos (el objetivo de este análisis es la nueva metodología, y no proponer una totalmente distinta). Segundo, irremediablemente la duplicación de costos es un grave problema. Tercero, la metodología es procíclica, guarda una relación estrecha con un indicador ajeno al conjunto de la economía ecuatoriana. Esto estaría magnificando las fuerzas deflacionarias en un momento de crisis. 

Con estas recomendaciones, a los componentes contemplados se les debe y puede restar dos factores: i) por variabilidad de la demanda de crédito (abandonar el enfoque de oferta y restaurar el enfoque de la interdependencia de las fuerzas de mercado); y, ii) por nivel de concentración bancaria, es ya conocido que el poder de mercado es un determinante de la rentabilidad y su incidencia es fuerte para el caso de Ecuador (otra vez las explicaciones de Castillo y Paladines (2020) fueron inobservadas a pesar de que forman parte de las referencias bibliográficas de la nota técnica para la nueva metodología). 

Reflexiones finales

Es indudable que el fenómeno de la puerta giratoria ha vuelto a las instituciones públicas, los regulados son los reguladores. El Banco Central del Ecuador no es la excepción y la elaboración de la nueva metodología es una de las pruebas fehacientes: existe una premeditada labor por favorecer a la banca, sin medir las repercusiones en los clientes, mucho menos en la economía. Por lo tanto, es insoslayable la construcción de una posterior, una que no esté viciada por los intereses privados, al punto de convertirla en una metodología antitécnica, aquello que la ortodoxia tanto criticó. 

Notas1. La tasa de crecimiento mensual en promedio de los créditos entre enero de 2001 y julio de 2007 fue de 1,63 %. En este periodo no se registraron shocks externos negativos, solo positivos: aumento del precio del barril de petróleo y depreciación del dólar. 2. Esto puede significar algo más que la transmisión de los shocks externos negativos y vincularse a las regulaciones sobre el crédito, si se considera que el peso de los microcréditos en el total de las carteras de créditos descendió levemente hasta 2019. 3. Véase https://indicadores.felaban.net/indicadores_homologados/indicador.php?id=214. Para profundizar sobre este tema, véasehttps://rutakritica.org/blog/2021/05/07/regulaciones-y-banca-en-cuanto-se-beneficio-a-la-economia/?v=3fd6b696867d5. Los propios representantes de la banca enfatizaron en 2018 que se había logrado la reducción de las tasas de interés a través de una mayor competencia propiciada por la caída de la demanda de crédito (Prado, 2018). 6. A finales de los años noventa, Barajas, Steiner & Salazar (1999) señalan que, salvando algunas excepciones, existe para la época una escasez de pruebas directas acerca de los factores o causas de los amplios márgenes de intermediación financiera en los países emergentes con respecto a los desarrollados. También hace referencia a la falta de un modelo teórico bancario con base en el análisis estadístico.

Bibliografía 

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