Por Felipe Gutiérrez Ríos
Uno de los principales referentes de las masivas movilizaciones de octubre de 2019, encabezadas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), se refiere al triunfo del banquero Guillermo Lasso en la reciente elección presidencial. Responsabiliza a la izquierda en su conjunto por esta derrota electoral, y cree necesario superar el clivaje correismo/anti-correismo para reposicionar un proyecto popular que se diluyó tras las protestas de octubre. Un análisis político cargado de autocrítica y, a la vez, de esperanza en el proceso colectivo que se abre ante el gobierno de derecha.
El presidente del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC), Leonidas Iza, habla en medio de dos procesos político electorales. De un lado, la segunda vuelta que este domingo que consagró como presidente al banquero liberal Guillermo Lasso (52,3%) por sobre el candidato correista Andrés Arauz (47,6%), con más de 2 millones de ausentes y un número similar de votos blancos y nulos. Del otro lado se encuentra el próximo Congreso de la CONAIE, que se reunirá durante la primera semana de mayoy en el que Iza es un fuerte candidato.
La CONAIE, principal organización social del país, soporta tensiones internas que la doblan pero no la rompen. La nominación de Yaku Pérez como candidato presidencial de Pachakutik, el brazo electoral de la Confederación, polarizó a los distintos sectores del movimiento indígena. Las elecciones ubicaron a ese partido como segunda fuerza electoral en el Congreso, aunque el conteo de votos lo dejó fuera de la segunda vuelta. Con una sensación de fraude, las bases de la CONAIE dictaminaron un llamado al “voto nulo ideológico”. Durante las últimas semanas la presión sobre la dirigencia indígena creció, y distintos referentes fueron decantando en favor de Lasso o de Arauz. El movimiento indígena fungió como una especie de árbitro electoral.
El otro gran referente de las movilizaciones de octubre de 2019 y presidente de la CONAIE, Jaime Vargas, terminó apoyando al candidato de Correa, lo que adelantó la disputa por su sucesión. Las definiciones que tome la CONAIE son clave para el difícil futuro de Ecuador con Lasso como presidente. En esta entrevista, Leonidas Iza repasa las principales debilidades que llevaron a este triunfo de la derecha y adelanta su nominación a la conducción de la CONAIE.
-¿Qué significa este triunfo de Guillermo Lasso?
Creo que es el símbolo de una derrota de una izquierda institucionalizada. Está golpeada la izquierda en sí, en el Ecuador pero también a nivel continental. A la vez, le da un aire fresco a la derecha ecuatoriana y a la derecha neoliberal latinoamericana. Con que Guillermo Lasso haya llamado en ese mismo momento a Álvaro Uribe y le haya reconocido como un líder latinoamericano ya vemos los márgenes de referencia que tendrá el siguiente presidente.
-¿De quién es la responsabilidad de esta derrota política?
Es una derrota al correismo como tal, y al imaginario de la izquierda en su conjunto. Pero yo creo que la verdadera izquierda, los sectores populares, nos sentimos en este momento con la responsabilidad de generar un proceso de crítica y autocrítica. Y lógicamente muchos sectores populares en el Ecuador no están de acuerdo con la postura de persecución al movimiento indígena y otros grupos organizados. Correa cooptó y dividió al movimiento indígena, a nombre de la izquierda, a nombre del socialismo. Eso es un enorme peso que ahora la izquierda ecuatoriana tiene que repensar.
-Siendo, entonces, autocrítico, ¿considera que la opción del voto nulo le allanó el camino al triunfo de Lasso?
Sí. Por eso digo que de pronto toda la izquierda no se logró diferenciar con los postulados que estaban secuestrados por esta idea del correismo. Pero no pueden venir únicamente a culpar a un sector de la izquierda, o mejor dicho, no pueden culpabilizar al correismo simplemente, sino que no se ha logrado diferenciar cuál es el programa político mínimo, el medio y el máximo que necesita conducir la izquierda ecuatoriana. Y eso es porque en este momento Ecuador está polarizado en el límite del correismo y el anti-correismo. Entonces yo creo que es de absoluta necesidad superar este límite porque con la bipolaridad correismo/anti-correismo sóolo cosecha la derecha en Ecuador. Por ejemplo, las organizaciones indígenas que se declaran que no son de izquierda ni de derecha pero son anticorreistas acaban yendo a participar con la derecha.
-¿Cuál debiera ser el rol del movimiento indígena ante el periodo que se abre? ¿Qué tiene para ofrecerle al país la CONAIE?
Tres cosas. Primero, ofrecemos un proyecto político que no puede quedar únicamente en el límite de la identidad cultural. Si no que tiene que trascender sobre todos los problemas económicos, sociales y culturales del país. Debemos canalizar la mayor participación colectiva en este proyecto político, como el mandato del Parlamento de los Pueblos que se constituyó con más de 180 organizaciones. Y no era únicamente el movimiento indígena, sino sectores populares: amas de casa, trabajadores de los sectores privados, públicos, etc.
Un segundo punto es que ese proyecto político no puede quedar únicamente bajo caudillismos fuertes, bajo liderazgos fuertes. Tiene que ser un sostenimiento con las estructuras sociales o las autoorganizaciones de la sociedad civil. Y un tercer elemento es quiénes tienen que conducir. Nosotros apostamos en este caso por un liderazgo colectivo. A partir del cuestionamiento del caudillismo de la política, del populismo de la política, tenemos que ofrecer una conducción colectiva. Y eso significa que la reconstitución de una línea de izquierda no va a depender de las ideas individuales sino de cada sector, de cada compañero dirigente, de cada compañero intelectual que pueda ser aportante en este proceso de reconstitución de la izquierda ecuatoriana.
-Sin embargo venimos de un proceso electoral donde incluso la misma candidatura de Pachakutik cayó en la lógica caudillista. ¿Cómo se construye en este marco esa conducción colectiva, ese mandar obedeciendo?
Este es un tema que en los últimos años ha estado presente y de hecho ahora se está resignificando en el movimiento indígena. Tenemos que volver a rediscutir para no caer en los personalismos individualistas o en los caudillismos fuertes, como ocurrió en las últimas elecciones. Aquí viene el principio de mandar obedeciendo. O sea para que puedas ser dirigente, primerito tienes que aprender a respetar el mandato de las decisiones colectivas. Y también me parece importante poner en discusión el equilibrio que necesitamos entre hombres y mujeres. Tiene que haber una diversidad de condiciones para que pueda ir emergiendo este movimiento indígena con presencia y dirección de compañeras mujeres, con presencia de la juventud, también, pero respetando la tradición histórica de la lucha del movimiento indígena.
-Cercanos a Yaku Pérez, como el escritor Atawallpa Oviedo, dicen que usted traicionó ingenuamente al movimiento indígena. ¿Está quebrado el movimiento indígena? ¿Cuál es la importancia del próximo congreso de la CONAIE?
Yo creo que hay muchos intelectuales que son agentes externos. Lo único que han hecho es ayudar a lecturas fuera de las estructuras del movimiento indígena y lo que están haciendo es atizar la división. Más bien estos son los sectores que estarían prácticamente generando una división. Pero el movimiento indígena no está dividido, está polarizado. Un sector de Pachakutik apuesta por la posición de ir por los adherentes individuales. En cambio los pueblos y nacionalidades recurrimos al mandato histórico que debe ser decidido de manera colectiva. Hay una polarización, no hay un fraccionamiento, no hay una división, y esto se va a reconducir en el próximo Congreso de la CONAIE en mayo.
-Más allá de la importancia de lo colectivo, hay roles que finalmente los toman algunas personas. ¿Usted estaría dispuesto a ser presidente de la CONAIE?
Las decisiones colectivas no anulan el tema de la participación individual. Entonces tiene que estar equilibrado: una participación individual que se pone en debate colectivo. Y si esas ideas son asumidas de manera colectiva, entonces entramos de manera individual, pero sometidos a un proceso colectivo. En ese sentido, ya hay una decisión del MICC en la que fui definido como candidato oficial por consenso de 25 organizaciones, 6 coordinadores cantonales y 20 autoridades de elecciones populares de la provincia de Cotopaxi. En la próxima asamblea del 20 de abril se hará pública esta resolución de cara al congreso de mayo de la CONAIE.
-Pensando en las posiciones internas de la CONAIE, ¿cree que existe un sector que es anti-extractivista pero no anti-neoliberal?
El movimiento indígena hay que analizarlo desde las categorías política y económica. En términos de categoría económica no tenemos la homogeneidad que teníamos para 1990. Todos éramos agricultores, todos estábamos empobrecidos. Ahora tenemos un movimiento indígena diverso en términos económicos. Tenemos un sector del movimiento indígena que está sosteniendo el sistema financiero de las cooperativas de ahorro y crédito, hay un sector vinculado al comercio, otro a la industria, otro al trabajo. Hay un fenómeno migratorio, la salida del campo, principalmente de la juventud en este momento. Esa fuerza de trabajo ahora está en los sectores populares de las grandes ciudades. Entonces tenemos esa diversidad dentro de la categoría económica y social, y lógicamente la CONAIE de ahora debe dar una cobertura a esa diversidad. En ese sentido, yo creo que hay un sector que está bien en términos económicos, e ideológicamente apostaron por el candidato de la derecha. Pero hay otros sectores que por su rechazo al correismo tuvieron que optar coyunturalmente por Lasso. Entonces hay un escenario en el que tenemos que ser mucho más detallistas para analizar con pinzas la coyuntura sobre el contexto estructural del movimiento indígena.
-Se lo pregunto de manera más concreta. El presidente de la CONAIE, Jaime Vargas, dijo que Pachakutik está “invadido por la derecha”. ¿Está de acuerdo?
Sí hay una infiltración de la derecha. Por eso le digo que ¿cómo han logrado infiltrar? Ya no se discute la tesis de izquierda sino que se discute en esta polaridad de correismo/anti-correismo. En eso ha aprovechado para mimetizar, para infiltrar una línea de derecha dentro del movimiento indígena. No podría decir que todo Pachakutik esté embarrado con la derecha, pero sí hay un sector que está conduciendo para llevar hacia la derecha. Por eso hemos dicho que hay que volver a repensar, a rediscutir el proyecto político del movimiento indígena.
-¿Qué opinión tiene del apoyo que le dio Jaime Vargas a Arauz?. Rafael Correa señaló que el apoyo de Vargas no le había dado ni medio voto indígena y que había polarizado en contra a la gente en Quito.
Rechazo absolutamente las apreciaciones del economista Correa. Por eso digo: la izquierda en el Ecuador y en Latinoamérica no puede servir para dividir. No puede servir para cooptar dirigentes y organizaciones. Pienso que están errados, pretendieron cooptar al movimiento indígena a través del compañero Jaime Vargas.
Jaime Vargas no debió haber hecho aquello, se fue en contra de una resolución colectiva. En ese sentido yo creo que la acción del compañero Jaime entró en un proceso de desesperación y lógicamente acabó parcializando. Por eso hay una repercusión negativa en la estructura del movimiento indígena. Fue la secuela de las decisiones del Movimiento Pachakutik, porque rompieron lógicas colectivas desde el inicio, no respetaron decisiones colectivas y finalmente acabaron cargando esta responsabilidad a Jaime. O sea, es la consecuencia de todo este proceso interno. Así que aquí no hay una responsabilidad única, sino de todos los que infringieron el mandato colectivo de mandar obedeciendo desde el inicio de las primarias hasta terminar, en este caso, en la decisión del compañero Jaime Vargas.
-¿Y usted votó nulo?
Yo voté nulo, efectivamente. Por decisión colectiva. Uno puede tener ideas mucho más claras pero nosotros nos sometemos a un proceso interno colectivo.
Tomado de Nodal