Por Danilo Altamirano
En la perspectiva del desarrollo regional, Luiz Inácio Lula da Silva provoca un cambio en la correlación de fuerzas políticas – económicas, no solo en Brasil, sino en Latinoamérica y el mundo, porque las plataformas antineoliberales latinoamericanas con renovados gobiernos de izquierda, progresistas y democrático-populares retomarán espacios e instancias para fortalecer sus agendas y acciones comunes orientadas principalmente reducir las desigualdades e injusticias históricas. Estos espacios, incluyen el relanzamiento de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el Mercado Común del Sur (Mercosur), el Foro de Sao Paulo (articulación de partidos y movimientos políticos latinoamericanos y caribeños). También, la participación de Brasil con dimensión estratégica de reinserción mundial en el BRICS, que es el acrónimo de la asociación económica – comercial de las naciones de Brasil, Rusia, India, China, y Sudáfrica, que coadyuvará la cooperación Sur – Sur.
Brasil inicia una nueva etapa de lucha emergente frente a la acumulación neoliberal y promesas incumplidas que acrecentaron los niveles de injusticia, desigualdad y pobreza. De ahí que, surge la oportunidad para repensar la construcción de un nuevo concepto de unidad e integración latinoamericana y caribeña, que no solo abarque temáticas económicas y comerciales, sino también las políticas, sociales, culturales, ambientales, entre otras, a fin de aprovechar las ventajas comparativas y competitivas de cada nación. Lula retorna a la jefatura del Estado luego de su período presidencial entre 2003 y 2010. Su perfil se constituye en la voz unificadora para el diálogo y concertación de grandes temas globales en el contexto nacional e internacional “Brasil del mañana”.
Actualmente, Brasil cuenta con 215 millones de personas, y el resultado electoral es calificado como reñido desde el retorno a la democracia. La izquierda brasileña ha obtenido un 50,9% de los apoyos, frente al 49,1% del presidente saliente, lo que significa que este triunfo fortalece al progresismo latinoamericano para sumar acciones geopolíticas de desarrollo multidimensional.
Las fuerzas progresistas y sus liderazgos han conquistado gobiernos como en México liderado por Andrés Manuel López Obrador (2018), Alberto Fernández en Argentina (2019), Luis Arce en Bolivia (2020), Pedro Castillo en Perú (2021), Gabriel Boric en Chile (2022) y Gustavo Petro en Colombia (2022), con tendencia a reafirmar la soberanía y la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos.
En definitiva, el mapa político latinoamericano toma un giro y corriente que despierta esperanza con sentido de regeneración moral centrada en el ser humano, que va en camino a la reconfiguración de nuevos liderazgos e impulso emergente de una nueva economía hacia la transformación social.