Por Atilio Boron
“México se debate entre democracia y autoritarismo, entre libertad y abuso de poder, entre el conocimiento y la demagogia, entre la responsabilidad y el capricho (…) entre la división de poderes y la presidencia autocrática y entre el camino de las instituciones y el arbitrio de una sola voluntad”.
Sigue la noticia procedente de México: “ Alrededor de 430 empresarios, intelectuales, politólogos, historiadores, académicos y periodistas publicaron una carta abierta en la que solicitan a los ciudadanos votar el próximo 6 de junio para ‘vencer en las urnas’ a Morena.”
“La carta está firmada por nombres como Enrique Krauze, Roger Bartra, Héctor Aguilar Camín, el empresario Claudio X. González, escritores como Francisco Martín Moreno y Ángeles Mastretta, el poeta Gabriel Zaid, entre otros.”
Es que este domingo 6 de Junio también hay elecciones en México. No son presidenciales, como en el Perú, sino parlamentarias y de gobernaciones. AMLO se enfrenta a una intolerante y rabiosa «derecha neocolonial», que es igualita a la de la Argentina. Está constituida por el mismo “combo” nefasto de intelectuales reaccionarios y neofascistas a los cuales se abrazan ex comunistas/socialistas arrepentidos (émulos del inefable Vargas Llosa) que en su decrepitud intelectual descubrieron las virtudes del capitalismo y el liberalismo; “sicarios mediáticos” bien remunerados que desde los grandes medios de comunicación disparan a diario y a mansalva contra AMLO y el MORENA; y empresarios corruptos y corruptores, impacientes por volver a hacer negocios como antes, disfrutando de “la generosidad y laxitud administrativa” de los gobiernos del PRI y el PAN. A éste núcleo se le suma, como en Argentina, una comparsa frenética integrada por un sector de las capas medias lobotomizadas por la “prensa independiente” con el ánimo de otorgarle un tono plebeyo a la reacción oligárquico-imperialista. Aquí y allá, en Argentina como en México, esta “elite de forajidos” (como hace casi un siglo Harold Laski definiera a las coaliciones reaccionarias europeas) entona sin gusto ni ganas los mismos himnos y salmos a la república que Washington le enseñó a quienes jamás creyeron, ni creerán, en ella y muchísimo menos en la democracia. Una derecha que ataca con saña al único gobierno genuinamente democrático que tuvo México en su historia, y para lo cual cuenta con la bendición y los cuantiosos dineros de Estados Unidos (del gobierno, de las ONGs y del mundo corporativo) amén de toda su maquinaria propagandística, a la cual se le pliega, para su deshonra, un órgano periodístico como The Economist, un baluarte de la reacción mundial, una verdadera brújula impresa que infaliblemente señala la dirección hacia la cual no hay que ir.
Ante este deprimente espectáculo y como “argenmex” de pura cepa sólo me resta terminar con un “¡Viva México, hijos de la chingada!”