Alejandro Guevara
La producción teórica siempre ha sido un procedimiento complejo, pero sin penetrar mucho en la difícil pregunta de lo que representa la tarea de pensar, la idea central es mostrar como el compromiso del pensamiento requiere de un proceso más exhaustivo que no solo se limita a su comprensión y producción.
El pasado 2017 se cumplieron 134 años de la muerte de Karl Marx, el autor tan polémico, generó toda una corriente teórica que aún hoy sigue vigente y debatida sobre la comprensión de los problemas del mundo, el gran legado de esta corriente nos ha dejado pensadores de la talla de Louis Althusser y en un contexto más nacional representantes como Bolívar Echeverría.
Pero, más allá de los aportes de Marx al pensamiento y todo lo que su legado intelectual dejó, es imprescindible pensar las condiciones en las que el autor generó toda su obra. La guerra, hambre, persecución y problemas económicos, si bien detuvieron su producción intelectual, nunca fueron un limitante para la ejecución de este compromiso de pensar.
Quien mejor ha mostrado esta cara poco conocida del hombre detrás de los grandes libros y teorías es el liberal francés Jacques Attali, en su libro Karl Marx o el espíritu del mundo. El trabajo de Attali va mucho más allá de solo retratar los momentos difíciles en la vida de Marx, sino también nos aporta una dimensión desconocida del nacimiento de muchas ideas contenidas en la obra del autor.
Varios tropiezos se suscitaron en la vida de Marx, entre los más importantes la muerte de su padre Heinrich Marx, el fallecimiento prematuro de Guido, y su larga estancia en el Soho londinense. Los problemas económicos debido a que Marx no conseguía trabajo y el temor de que los demás hijos de la familia sufrieran la misma suerte de Guido siempre preocuparon al pensador de El Capital. Mas esto impulsó al autor a pensar en la trasformación del mundo y denunciar las injusticias de las que el propio Marx era víctima.
Sin embargo, en la vida de Marx también existieron personajes importantes que apoyaron en su reflexión, la primera es su amada esposa Jenny von Westphalen, una compañera envidiable, jamás se quejó de las condiciones en las que subsistían, Jenny también participó activamente en la discusión y reflexión de varios de los textos del autor. Así también, podemos resaltar a su gran amigo Frederich Engels, quien sería su aliciente en términos económicos e intelectuales.
Se puede seguir citando varios problemas y personajes en la trágica vida de Marx, sin embargo, lo importante dentro de la obra de Attali, no solo es mostrar la condición en las que vivió el teórico alemán y cómo produjo su teoría a pesar de las condiciones de vida en las que pasaba, muestra como varios de los conceptos desarrollados por Marx tienen en parte mucho de denuncia de lo que él teórico vivía, además el compromiso del autor por concebir una teoría de transformación de la sociedad, y mostrar como las ideas pueden materializarse. Y este es el objetivo que Marx buscó siempre, que las ideas logren una dimensión material, la búsqueda de la comprensión y crítica de la realidad establecida, y la trasformación del mundo desde el pensamiento.
La propuesta es forjar este debate, problematizar la realidad y crear un espacio crítico, podemos observar que desde nuestras propias dificultades se puede generar pensamiento, pues, “para lograrlo, las generaciones venideras se acordarán del propósito de Karl Marx, que, en su miseria londinense, llorando hijos muertos, soñó con una humanidad mejor. Entonces volverán hacia el espíritu del mundo y su principal mensaje: el hombre merece que se tenga esperanza en él”; con ello comprometerse en la tarea del pensamiento como práctica de transformación y además mostrar que se puede pensar en tiempos difíciles.