Por Yuri Guerra
Reflexión Incompleta
El Amarillo del Sol alumbraba el rojo marea, y el calor brillaba en las sonrisas. Te vi esa vez como un sol rojo a lo lejos pero tu canto me llegaba, me atravesaba y se disparaba hacia la felicidad de quienes con tus imágenes caminaban como imantados por tus versos. Era el 2006.
Milko fue mi guía ese día, ese que soñé desde niño, de moverme sin esfuerzo empujado por un sueño de mar, por una cresta líquida que no coronaba en blanco sino en rojo, y tu voz retumbaba contra el cielo y llovía esperanza, y en cada historia tuya me veía yo, y le veía a mi abuela, y veía un pueblo andino confundido en una imagen de llano, y mi escuela de paredes urbanas se erigía en tu pueblo…
Once años después, esta Latinoamérica que sigue tu sonrisa y las historias de tu abuela y de tu pueblo, todavía se alumbra con tu caminar, como cuando Alí Primera surcaba tu convicción con tus cantos bajo un verde militar y la lluvia sobre tu cabeza nos daba esperanza, esa nostalgia del futuro nos persigue, como las flores persiguen al viento, como los niños persiguen al sol, como las mujeres y los sin nada persiguen lo justo, aquí estás Hugo once años después reviviendo los pasos de hace doscientos veinticinco años, donde a orillas del Orinoco se soñó… y no importa el tiempo, no importa cuando, para mí la tarde roja aquella que te vi invadir a tu pueblo con amor, vivirá como ráfaga de agua roja llena de sonrisas… Hasta la Victoria Siempre Comandante…
Y como dijo otro Gran Héroe:
«Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor».
Hasta Siempre Comandante