Por Pablo Salgado J.

Es el mundial de la vergüenza. Sin duda. El Mundial de fútbol Qatar 2022 es el mundial de la corrupción y los sobornos. Es el mundial de la permanente violación a los derechos humanos. Es el mundial de la discriminación a las mujeres y a las personas LGTBI. Es el mundial en el cual los valores universales han sido pisoteados y agredidos; los petrodólares compraron los principios deportivos y el juego limpio que la FIFA proclamaba a los cuatro vientos. Es el mundial de los lujos mas groseros y obsenos. Es el mundial del despilfarro. Es el mundial más excluyente y discriminatorio de la historia.

Hace 12 años, ante la sorpresa del mundo, Qatar consiguió que la FIFA le otorgue la sede de la fase final del mundial de fútbol. Hoy, el propio presidente -de entonces- de la FIFA, Sepp Blater, acaba de afirmar que “La elección  de Qatar como sede del Mundial fue un error, y asumo mi responsabilidad como presidente de la FIFA en ese momento.” Y culpó al entonces presidente de la UEFA, Michel Platiní, de dicha elección. Todo un entramado de sobornos, de compra de votos a los presidentes de las Federaciones nacionales, incluidos los de la Confederación Sudamericana de Fútbol, CONMEBOL. Muchos dirigentes de la FIFA, incluido Blater, fueron, y son, investigados por corrupción. Algunos, como el caso del ecuatoriano Luis Chiriboga, fueron juzgados y condenados. Pero nadie se atrevió a investigar y peor a sancionar a la monarquía qatarí, y nisiquiera se le quitó la sede, que es lo que correspondía.

Qatar es un Emirato gobernado por una monarquía absoluta, la de la familia  Al Thani. El Jeque Tamin Bin Hamad Al Thani tiene una fortuna de 350 mil millones de dólares. Qatar posee la tercera reserva de gas y petróleo del mundo. Su población es de 250 mil habitantes, pero tiene una población flotante -trabajadores, inmigrantes y turistas- de más de 2 millones de personas. No existe la mas leve democracia. Por un lado, los más ricos, y por otro, los más pobres que trabajan sin respeto alguno a sus derechos laborales.  Fue un protectorado británico hasta 2013, cuando obtuvo su independencia. Y se convirtió en monarquía, cuyo trono se transmite de padres a hijos varones, ya que está regida por la Sharia, la Ley Islámica.

Es el mundial del despilfarro porque nunca antes se destinó tanto dinero para un certamen internacional. El Mundial de Qatar ha costado 20 veces más que el Mundial de Rusia: 229 billones de dólares. Recordemos que el Mundial de Rusia costó 12 billones, y el de Brasil, 15.6 billones. Se construyeron, y restauraron, ocho estados, varios de los cuales al terminar el mundial serán desmontados.

Pero, ¿cómo Qatar se conectó con el fútbol? Pues el Emir Al Thani y su familia fundaron, en 2005, Qatar Sport Investiments, que posee numerosos negocios deportivos, entre ellos el equipo de fútbol Paris Saint Germain FC. Y encontraron que organizar el Mundial de fútbol era una gran oportunidad para presentar al mundo a Qatar como un país moderno y desarrollado. Es decir, las fastuosas edificaciones que esconden las grandes desigualdades, la opresión y la ausencia de democracia.

Para la organización del Mundial se conformó el Comité Supremo de Organización y Legado Qatar 2022, presidido por Hassan Al Thawandi, quien prometió trabajar para “promover una cultura de derechos humanos que cale en toda la sociedad  y presentar recomendaciones para el desarrollo legislativo de normas relacionadas con el acceso  a la justicia y a un puesto de trabajo de calidad  y condiciones dignas.” Pero todo ha quedado en leves reformas y multimillonaria propaganda parar desviar la atención con la complicidad de la FIFA. El propio Blater denunció que el actual presidente de la FIFA, Gianni Infantino, vive en Doha y como máximo dirigente del fútbol “no puede ser al mismo tiempo el director local de la organización.”

Múltiples son las denuncias de numerosas organizaciones civiles, como Amnistía Internacional, en las cuales se afirma que en la construcción de los estadios se violentaron todos los derechos laborales de los trabajadores, procedentes de la India, Pakistán, Nepal, Bangladesh, y Sri Lanka. Estas denuncias documentadas establecen que más de 6.750 trabajadores habrían muerto debido a las pésimas condiciones laborales, ya que la mayoría lo hicieron en condiciones de esclavitud. Las voces que se levantaron siempre fueron acalladas por el peso de los petrodólares.

Amnistía Internacional denunció al mundo que los inmigrantes que laboraron en la construcción de los estados: “Sufren trabajos forzados. Trabajan 14 horas diarias a una temperatura de al menos 39 grados. No pueden salir del país y esperan meses para cobrar sus salarios que, en muchos casos, no superan los 190 dólares.” Además, muchos de esos trabajadores pagaron, en sus países de origen, comisiones de hasta 4.300 dólares para ser contratados. 24 organizaciones civiles remitieron a la FIFA una carta en la cual exigen la creación de un programa de indenmización a las familias de los trabajadores muertos o que sufrieron maltratos. A esta propuesta se han sumado varias selecciones nacionales, Inglaterra, Alemania, Francia, Países Bajos y Estados Unidos. Y también varias marcas auspiciantes -Coca Cola, Adidas, Budweiser y McDonalds- que no quieren que su imagen se relacione con la violación a los derechos humanos. La FIFA ha guardado silencio y, mas bien, a pedido a las 32 federaciones nacionales “centrarse en el fútbol.”


Pero no se trata solo de los trabajadores y los homosexuales. Lo mismo sucede con las mujeres. El diario digital francés Mediapart, afirmó que “las trabajadoras domésticas son explotadas, maltratadas, abusadas y violadas sistemáticamente. Son tratadas como esclavas.”  Tanto la FIFA como la monarquía de Qatar, una vez más, han guardado silencio. Y también Naciones Unidas.

A pesar de las amenazas de la FIFA, varias selecciones nacionales clasificadas al Mundial han levantado su voz en contra de la violación de los derechos humanos. Así, 16 jugadores de Australia emitieron un video en el cual expresaban: «Hemos tenido conocimiento de que el torneo fue asociado al sufrimiento de los trabajadores inmigrantes y de sus familias y eso no puede ser ignorado. Hay valores universales que deberían definir el fútbol: valores como el respeto, la dignidad, y la confianza. Cuando representamos a nuestra nación, aspiramos a encarnar estos valores.” Y abiertamente demandaron a Qatar “La creación de un centro de recursos para inmigrantes, soluciones efectivas para aquellos a los que se les ha negado sus derechos y la despenalización de todas las relaciones entre personas del mismo sexo.”

Qatar impuso normas de comportamiento discriminatorias para las selecciones nacionales y para todas las personas que visiten el país con ocasión del Mundial. No podrán realizar ninguna demostración afectiva de manera pública entre personas del mismo sexo. A tal punto que el Embajador del Mundial, Khalid Salman, afirmó hace poco: “Tienen que aceptar nuestras reglas. La homoxesualidad es un transtono mental.” Lo dice en pleno siglo XXI. Además, está prohibido beber alcohol, intimar fuera del matrimonio,  decir malas palabras en público y hasta tomar fotos de edificios públicos.  Las mujeres no pueden dejar descubiertos los hombros y menos llevar escotes. El incumplimiento de estas normas puede acarrear multas y hasta prisión. La FIFA nada ha dicho de estas prohibiciones, asumiendo una complicidad frente a la violación de los derechos de las mujeres, lo que ha sido duramente criticado por Amnistía Internacional, y su director económico Steve Cockburn: “La FIFA debe abordar los problemas de derechos humanos en lugar de esconderlos debajo de la alfombra.”   Y no solo eso, sino que Cockburn sugirió que: “Un primer paso sería  comprometerse públicamente con el establecimiento de un fondo para compensar a los trabajadores  migrantes antes de que comience el torneo, y garantizar  que las personas LGBTI no sufran discriminación ni acoso.”

El reconocido director técnico alemán Junger Klopp -actual DT de Liverpool-  afirmó: “La Copa del mundo en Qatar es culpa de todos nosotros porque empezó hace 12 años cuando se organizó y callamos. No es humano trabajar bajo 50 grados para construir estadios. Pero nadie pensó en eso hace 12 años, todo fue organizado en silencio, podíamos haber arreglado las cosas pero no lo hicimos. Ahora  vamos aguantar a Qatar. Lo seguiré, pero este no es mi fútbol.”

De su parte el ex jugador internacional Erik Cantoná afirmó: “La forma en que trataron a las personas que construyeron los estadios es horrible. Murieron miles y sin embargo vamos a celebrarlo. No veré el próximo mundial de fútbol. Qatar 2022 no será una Copa del mundo, solo es dinero.”

El actual entrenador del club Sevilla de España, ex seleccionador nacional de Argentina,  y ex DT de Emelec, Jorge Sampaoli, no se guardó nada y con firmeza aseguró:  “Esta es la sociedad más estúpida de la historia. La FIFA determinó que se juegue en un lugar donde no se debería haber jugado. Y en una fecha en la que no se debería haber jugado. Todo es por plata, todo es un negocio”.

Los municipios de varias ciudades de Francia anunciaron que no colocarán pantallas gigantes en los espacios públicos -como lo hicieron en los mundiales de Brasil y Rusia- como una forma de protesta y denuncia contra el Mundial.

También las hinchadas de varios equipos han llamado a boicotear la Copa del Mundo. Las hinchadas del Bayer Munich y del Borussia, en Alemania, exhibían en sus partidos  enormes pancartas en las que se leía: “BOYCOTT QATAR 2022.” Las manifestaciones y  acciones de protesta, a pesar del estricto control y las normas impuestas por el gobierno qatarí, serán un hecho. Incluso varias selecciones lo harán a través de sus uniformes. Así,  la selección de Dinamarca lucirá un uniforme en el que el logo de la marca Hummel y de la Federación estarán desdibujados: “No queremos ser visibles durante un torneo que ha costado la vida a miles de personas,” explicaron. La tonalidad de su emblema y los galones en las mangas de sus camisetas, se la ha rebajado hasta casi desaparecer. Además Dinamarca decidió llevar en sus camisetas de entrenamiento la frase: “Derechos humanos para todos” y pidió autorización a la FIFA. Pero, como era de esperarse, la respuesta de la FIFA fue un no rotundo.  Ante esto, Dinamarca decidió llevar su tercera equipación de color enteramente negro, como una forma de protesta contra el país anfitrión.

Pero no solo eso, sino que 8 de las 13 selecciones europeas que participarán en el Mundial lucirán unos brazaletes especiales durante el torneo. Los capitanes de Inglaterra, Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos, Gales, Suiza y, de nuevo, Dinamarca, intentarán portar un distintivo con un corazón con los colores del arco iris a favor de la igualdad y la tolerancia y como denuncia por la falta de derechos para los homosexuales en el país asiático. Este grupo de federaciones han pedido permiso a la FIFA, a la que -ya sabemos- no le gustan las manifestaciones políticas o reinvindicativas en sus partidos.

El príncipe Guillermo de Inglaterra anunció que no viajará a Qatar, a pesar de ser el máximo responsable de la Federación de Fútbol de Inglaterra y es un habitual seguidor de este deporte. Por pasión y por representación ha acudido a todos los Mundiales y Eurocopas, por lo que su ausencia en Qatar, aún no oficializada, es un golpe político para la monarquía qatarí.

Así mismo la ministra del Interior de Alemania, Nancy Faeser, criticó abiertamente a Qatar: “Hay criterios que deben cumplirse y sería mejor que los torneos no se otorguen a esos estados,” dijo Faeser. Estas palabras provocaron un conflicto diplomático entre Qatar y Alemania. El Ministerio de Exteriores qatarí convocó al embajador alemán en Doha y le entregó un memorando de protesta tras las declaraciones de la ministra.

La respuesta de Qatar, ante el aluvión de críticas de muchos países del mundo, llegó a través del Emir, Tamin bin Hamad al Thani, jefe de Estado de Qatar y encargado de abrir el Mundial el 20 de noviembre y figura clave en la elección de este torneo en 2010 cuando era Príncipe. El Emir dijo que desde que su país fue elegido para albergar el Mundial se ha visto “sometido” a una campaña sin precedentes, que ningún país anfitrión ha enfrentado en la historia. Obviamente, los otros estados vecinos Arabia Saudí, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Omán han cerrado filas con Qatar. También ha recibido el respaldo del gobierno de Estados Unidos, pues no olvidemos que  desde 1992 Qatar tiene vínculos militares íntimos con los Estados Unidos, que tiene en territorio qatarí el cuartel general de avanzada del Comando Central, el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas y la base militar de Al Udeid, la mas gande en Medio Oriente, con una capacidad de albergar más de un centenar de aviones y  a más de 10 mil soldados, pues juega un papel fundamental en las operaciones militares norteamericana en la región.

En el caso de Ecuador, tanto la Federación de Fútbol como los jugadores y los dirigentes de los equipos han guardado un total silencio. Son ajenos a todos los problemas, reclamos y denuncias que se realizan en el mundo. En general la FEF no asume su responsabilidad  ética y social y prefiere guardar silencio. En este caso, simplemente no se ha pronunciado y, lo que es peor, no se pronunciará. Más aún ahora que tiene una viga en su ojo, con el caso del jugador Byron Castillo.  Este silencio quizá se explique en que casi todos los dirigentes de los equipos de futbol son empresarios vinculados a grandes empresas nacionales y/o transnacionales. Además, recordemos que la dirigencia de LDU condecoró a las fuerzas policiales que reprimieron las manifestaciones populares durante el paro nacional.

El presidente Lasso anunció su viaje a Qatar para el partido inaugural. La difícil situación de inseguridad que vive el país -y las críticas recibidas por el anuncio de su traslado al Mundial-  frustró tan entretenido viaje. Pero delegó a su Vicepresidente, quien anunció de inmediato que acepta tan “alta responsabilidad.” Claro, imposible que se pierda la oportunidad de viajar de paseo a Doha y cenar con los jeques árabes.

También los medios de comunicación ecuatorianos han guardado silencio. Mientras los medios europeos han emitido reportajes sobre la penosa situación laboral, o la discriminación contra la mujer o los homosexuales, en Ecuador todos los grandes medios han omitido estos temas en sus espacios deportivos.

El del Qatar 2022 no será un Mundial digno. Una sombra oscura y triste cubrirá cada partido del mundial. No importará las lujosas instalaciones en los estadios ni los fastuosos hoteles. No, la sombra de la vergüenza estará presente en todos los estadios y cuando se levante la Copa del mundo, una mueca de tristeza e indignación rondará en todas las celebraciones. Ojalá nunca más se realice una Copa del mundo en países en los que se violentan los mas elementales derechos humanos y valores deportivos.

Por RK