Oswaldo Herrera Ávila

Siria se convirtió en los Balcanes del siglo XXI y la guerra en Siria dará paso a la Tercera Guerra Mundial, son ideas bastante repetidas, a veces por analistas en medios de comunicación internacionales y otras por opinólogos en pequeños blogs, la mayoría lanza comparaciones ignorando las particularidades históricas y las complejas condiciones del escenario internacional actual, reproduciendo la ideología dominante. Existe una batalla, una guerra que se inició al mismo tiempo que la guerra de Siria, esta es la guerra por la información.

Al principio, en los primeros meses de 2011, la información disponible en los medios de comunicación internacionales era poca o inexistente debido a los rezagos y consecuencias de la denominada primavera árabe. Los medios masivos de comunicación cubren los acontecimientos conforme a un guión que deben seguir, definido muchas veces por grandes conglomerados económicos u otros grupos de presión con iguales intereses políticos, otra forma de llamar a este guión es ‘línea informativa y/o editorial’.

Las manifestaciones, que para muchos fueron pacíficas, empiezan con sucesos bastante inusuales, entre estos, la autoinmolación de una persona como forma de protesta contra el régimen de Bashar al-Assad. Primero cuentan con poca recepción al interior del país y no repercuten internacionalmente, aunque las acciones contradictorias del gobierno y los llamados a protestas por medio de redes sociales generan un caldo de cultivo ideal para el aumento progresivo de las protestas y el uso de la violencia por parte de muchos manifestantes.

Al volverse multitudinarias y simultáneas las manifestaciones en varias ciudades de Siria, empiezan a ser cubiertas por los medios internacionales. Más o menos al mismo tiempo estalla la violencia y los combates entre las fuerzas de seguridad y ciudadanos armados. El gobierno pierde el control de varias zonas en algunas urbes, luego de varias ciudades y posteriormente de regiones enteras del país. Los enfrentamientos son tan grandes que llegan a la ciudad de Alepo, para después llegar a Damasco.

La toma de posiciones se hace evidente con rapidez, Turquía y Estados Unidos presionan para que se produzca un cambio de régimen, Rusia e Irán apoyan al gobierno sirio. Al mismo tiempo, los grandes medios de comunicación occidentales describen –con intención escandalizadora- los abusos de poder y las violaciones los derechos humanos cometidas por el régimen de al-Assad, mientras medios alternativos como TeleSur o RT (Russia Today), ponen en relieve la otra cara de la violencia en Siria, desmontando a la denominada oposición moderada y mostrando que la fuerza de la oposición se encontraba dividida, entre  Ejercito Libre Sirio y organizaciones terroristas como el Frente Al-Nusra y el Estado Islámico.

El alcance de los medios de comunicación alternativos, a los que se tiene acceso en español, es bastante limitado en comparación a las grandes corporaciones transnacionales que han generado un monopolio de la información y cuyas notas son replicadas por medios con alcance nacional en América Latina. El consumidor debe elegir entre la misma nota replicada cinco, diez o veinte veces o una nota distinta presentada por un medio alternativo, la que muchas veces es de un acceso más difícil.

La información muestra un cariz distinto, es modificada y a través de ella se percibe la realidad de una u otra forma, forma que no deja atrás la ideología que moldea la información que se quiere presentar. 

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