Antonio Malo Larrea
En el 2016 el departamento de investigaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó un informe titulado El neoliberalismo: ¿un espejismo?. Aunque la publicación no cuestiona ni los temas de fondo del neoliberalismo, sí sostiene que éstas políticas han generado inequidad. Esta publicación implica un salto gigantesco por distintas razones:
– Primero, porque en el mundo de la economía de mercado en general, y, sobre todo, en el mundo de la economía neoliberal en particular, se había negado la existencia de algo llamado neoliberalismo. Entonces, es un hito histórico que el mismo FMI reconozca su existencia, pues ha sido el mayor promotor a nivel global de las políticas agrupadas en la agenda neoliberal. Los autores del artículo definen a esta agenda textualmente como: «la promoción de la competencia, a través de la desregulación y la apertura de los mercados internos, incluidos los financieros, a la competencia externa; y la reducción del papel del Estado, a través de la privatización y de límites a los déficits fiscales y la deuda que pueden asumir los gobiernos».
– Segundo, porque es el mismo FMI quien reconoce el fracaso de varias de las políticas de la agenda neoliberal, lo que nuevamente se constituye en un hecho histórico sin precedentes.
La economía de mercado, y el neoliberalismo, han conseguido entrar al club exclusivo de las ciencias duras. Eso le ha permitido alejarse de la subjetividad atribuida a las ciencias sociales (aunque en estos tiempos de teoría del caos muchos sabemos que todas las ciencias son subjetivas, sin excepción), y posicionar sus postulados como leyes naturales. En gran medida esto se consiguió con la creación del Premio Nobel de Economía, pues estos premios se dan solamente a las mal llamadas ciencias duras, no existe un premio Nobel de ecología o de antropología. Irónicamente, tampoco existe un premio Nobel de economía, la fundación Nobel no entrega este premio. Lo que existe es el Premio en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, creado por el Banco de Suecia en 1968. Este premio se entrega en la misma gala y tiene la misma dotación económica que los premios Nobel reales. Tal hecho no es inocente, pues al generarse esta confusión, se obtiene un efecto político muy potente. Veamos los resultados de este premio: favorece a economistas ortodoxos, sobre los heteredoxos, y específicamente a la escuela de Chicago (10 premios), la mayoría de premiados son estadounidenses (65%) y británicos (15%). Solamente hay una mujer premiada: Elinor Orstom. Estos datos que parecen solo interesantes, son muy relevantes: muestran el sesgo del premio y también revelan que la economía no está en el club exclusivo de las ciencias que están más allá del bien y del mal.
Habitualmente se le atribuye el origen de la economía de mercado a Adam Smith y a su mano invisible y, efectivamente, fue tal vez uno de los primeros en hablar del tema. Sin embargo, lo que se enseña hoy como economía de mercado está muy lejos de los postulados de Adam Smith. Es absurdo pretender construir toda una construcción ideológica y política en función de ideas muy atrayentes sobre un momento histórico específico, sobre un país concreto, sobre una organización político-institucional única, propia y exclusiva, y sobre una cultura en particular. Adam Smith es muy importante, debe ser estudiado, pero también debe ser contextualizado.
Si el neoliberalismo no viene de Adam Smith, ¿entonces de dónde viene? Tanto Manfred Max-Neef y Philip Smith en su libro La Economía Desenmascarada, como David Harvey en su Breve historia del neoliberalismo, nos cuentan esta siniestra historia, muy alejada de la ciencia, y llena de intereses y juegos de tronos. En 1938 se produjo en París el coloquio Walter Lippman, Louis Rougier convocó a académicos opuestos al auge del bienestar, entre los que estaban los economistas austriacos Friedich von Hayek y Ludwig von Mises. En 1947 nace la Mont Pelerin Society, con el objetivo de debatir los peligros del Estado de Bienestar. Fue convocada por Friedich von Hayek, quien fue su primer presidente (1947-1961), y ganó el Nobel de Economía en 1974. Entre sus banderas está la lucha contra la seguridad social y el Estado de Bienestar. Él sostenía que (a pesar de su premio Nobel es fácil demostrar que sus postulados estaban completamente equivocados):
– La negociación colectiva conduce al trabajador a la esclavitud.
– El pleno empleo y una inflación baja son incompatibles.
– El libre comercio es benéfico para las naciones y para los individuos.
– Una subsistencia segura para todos es incompatible con la libertad.
– Se pueden redactar y hacer cumplir leyes que garanticen una competencia efectiva.
– El libre mercado garantiza la separación entre el poder político y el poder económico.
Milton Friedman, el padre de la escuela de Chicago y Premio Nobel de Economía en 1976, fue presidente de esta sociedad entre 1970 y 1972. En su búsqueda de la libertad se alió con Augusto Pinochet, uno de los dictadores más salvajes del siglo XX, para aplicar sus postulados económicos en ese país. Poca gente nos cuenta que el milagro chileno no se dio gracias a Friedman, sino a que se conservaron muchas de las políticas de Salvador Allende, como la nacionalización del cobre. El neoliberalismo se consolida a nivel mundial gracias a Margaret Thatcher y Ronald Reagan, y se impone a través de los organismos multilaterales de la cooperación internacional.
Hoy sabemos que la economía neoliberal no es ciencia. La evidencia muestra que el 100% de los países que han aplicado sus políticas han entrado en severas crisis y han salido sólo cuando han dejado de usarlas. Si la economía neoliberal, y, dentro de ella, la Escuela Austriaca, fueran ciencias este hecho bastaría para que revisen y cambien sus hipótesis pero no lo hacen. El neoliberalismo nace desde las élites y lo único que busca es garantizar sus privilegios y negocios. Pretenden cambiar la realidad para conseguir que sus postulados se cumplan. En ese proceso se están cargando al planeta: nunca antes habíamos vivido una crisis civilizatoria y ecológica como la actual, simplemente su capricho está poniendo en riesgo la existencia de la misma humanidad.
En el próximo artículo hablaremos sobre qué políticas son las neoliberales y cómo se aplicaron en el Ecuador en forma del neoliberalismo criollo.