La mayoría de comentarios y análisis en torno a la última intentona golpista contra el gobierno constitucional de Nicolás Maduro, destacan su fracaso y mediocridad. Se habla de sainete mal montado, etcétera y algunos señalan que es el fin de un plan concebido hace determinado tiempo ¿Es el fin de un plan… nos preguntamos, o el comienzo del verdadero plan?  También se subraya que Juan Guaidó y Leopoldo López prácticamente quemaron sus naves, su futuro político queda en duda y los gringos los lanzaron al vacío. ¿En verdad es así? Si eso fuera así, ¿Sacrificaron esas fichas a cambio de qué? ¿De qué secuencia de movidas? ¿Qué ‘evento dinámico’ está en curso? a decir de Erik Prince, fundador de la empresa militar privada Blackwater. El aparecimiento de este actor, entre paréntesis, nos indica que los gringos al parecer han renunciado definitivamente a la intervención militar directa-convencional, para recrear una nueva modalidad de intervención indirecta-no convencional, pero siempre con la fuerza militar gringa ‘liderando desde atrás’ y brindando el necesario apoyo logístico y de inteligencia. Si lo anterior es una decisión, esto facilita la unidad de acción dentro de los factores de poder reales e institucionales dentro de los EE.UU. Por otro lado, el asilo otorgado por España a López sitúa al Estado español, nuevamente como actor en el escenario venezolano, cuando creíamos que el triunfo de Pedro Sánchez podía atenuar ese protagonismo que tuvo España y fue destacado en el gobierno de Rajoy.

      Lo que se nombra, pero no se analiza en profundidad, y es de extrema gravedad, es la participación, en ese ‘evento dinámico’, del General de División Manuel Ricardo Cristopher Figuera, nada más y nada menos, director del SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional) al momento del golpe, quien se dice facilitó la fuga de Leopoldo López. Pero no es este escape lo que preocupa, sino que demuestra el grado de cooptación que han logrado los gringos y toda la información de inteligencia que ese funcionario seguramente trasladó a los servicios de inteligencia gringos. Para quienes conocen cómo funciona un servicio de inteligencia, una infiltración de ese nivel, es prácticamente un golpe mortal para cualquier servicio, que obliga a una reestructuración que puede tomar mucho tiempo, con la consiguiente vulnerabilidad para la seguridad del proceso bolivariano. La pregunta es ¿Quién más ha sido cooptado? Es razonable imaginar que si los gringos quemaron una ficha de ese nivel, es porque tienen otras fichas de similar importancia. Y justamente el comunicado[1]que deja Cristopher Figuera tiene una clara intencionalidad, sembrar mucha desconfianza y paranoia en las filas bolivarianas, entre otras cosas dice que: “descubrí que muchas personas de su confianza [refiriéndose al presidente Maduro], estaban negociando a sus espaldas, al menos eso creo; pero no negociaban por el bien mayor del país. Lo hacían por sus propios y mezquinos intereses”.
Imagen. La Red 21
Está claro que los pocos efectivos militares involucrados en la intentona no podían lograr derrocar un gobierno, tampoco prender una chispa que encendiera la pradera de manera violenta y rápida, entonces ¿Cuáles fueron los verdaderos objetivos de ese golpe? Algunos expresan que lo realizado fue para encubrir la fuga de López, este argumento es muy débil y hasta ridículo, ese no fue el objetivo del golpe, aunque obviamente fue uno de sus resultados secundarios. Para describir nuestra hipótesis sobre el objetivo del golpe vamos a usar una metáfora, el objetivo pudo ser generar una grieta en la represa, para seguir aumentando las grietas a través de un enjambre de acciones que en un ‘evento dinámico’ (Prince) puedan llegar a romper la represa, hasta generar condiciones e implantar un ejército mercenario (con elementos latinoamericanos ya que reconocen que lo contrario sería políticamente inviable) o romper la unidad de las FANB y GNB. En ese marco, hacer creer al gobierno bolivariano que ha ganado, cuando el mensaje del golpe está dirigido a la mente, a generar desconfianza, de ahí la gravedad simbólica de la traición de Cristopher Figuera. Los mejores cercos son psicológicos, se busca envolver a través de muchas acciones, aparentemente ineficaces (la supuesta última acción final para cambiar de régimen), como la última intentona, pero que buscan agotar psicológicamente. Manteniendo ocupado al gobierno reparando las grietas, se intenta que el gobierno pierda el control del proceso general. Se procura implementar una maniobra dinámica, que tenga el menor costo posible, ya que los gringos lo han expresado claramente, les preocupa el día después, cómo gobernarían Venezuela con la existencia de millones de chavistas. En el universo de la maniobra, nada es estático, pretenden provocar el máximo desorden y caos.

      ¿Se logró meter una cuña psicológica de desconfianza e inseguridad en el gobierno bolivariano a través de ese golpe? Es algo que tienen que evaluar sus autoridades.

      La única respuesta posible para resistir a la permanente agresión imperialista es demoler por completo el Estado burgués y radicalizar el proceso revolucionario de manera integral.

Tomado de:
https://www.cenae.org/un-lsquoevento-dinaacutemicorsquo-en-curso.html

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