Por Rafael Quintero López

     País muy importante geoestratégicamente, ha gozado en los últimos años de muy favorables condiciones en su economía diversa, a pesar de las 930 sanciones coercitivas e inhumanas del gobierno de los EEUU, –apoyadas  at libitum   por la Unión Europea–,    incluyendo la prohibición de venderle medicamentos indispensables para el tratamiento de enfermedades graves[1]. A pesar de esas agresiones imperialistas, Venezuela ha exhibido un crecimiento anual proyectado de los más altos del mundo (de un incremento del 7% del PIB para el primer trimestre del presente año, sumando 12 trimestres consecutivos de crecimiento, ofreciendo así más bienes y servicios a su población), y el gobierno logró bajar la inflación al nivel más bajo en 39 años. Así vivió el 28 de julio un proceso electoral pacífico, de entre los 70 países que realizan comicios presidenciales este año 2024.

     La expectativa sobre los resultados electorales era alta. Según Jesús A. Rondón, un total de 1.326 periodistas fueron acreditados por el Consejo Nacional Electoral, incluidos los 164 enviados especiales y 76 medios internacionales, entre públicos y privados. A la par, hubo 3.635 veedores internacionales, que obviamente no podían incluir  a “observadores” de países como los de la UE que había ratificado su acuerdo total a las vergonzosas sanciones gringas contra Venezuela.[2] La UE mostraba un descaro al pedir ser admitida como observadora. Actuaba así bajo la regla colonial de la “obediencia debida” al amo, por parte de los esclavos. Se olvidaba que la época colonial ya pasó.

     En la campaña, desarrollada como proceso en completa paz, con su sistema político pluripartidista y un sistema electoral muy confiable –de más de 30 mil mesas electorales, durante más de 12 horas de votación para atender a un electorado potencial de 21 millones en todo el país y en el exterior[3]–, para los comicios del 28 de julio de 2024, día cuando Hugo Chávez habría cumplido 70 años, se dio el triunfo de su legado político “ a un hijo de Chávez” –Nicolás Maduro Moros–frente a 9 candidaturas de la oposición. Tal como se preveía, pues todos los sondeos arrojaban una diferencia a favor de Nicolás Maduro. En efecto, éste triunfó en representación de una gran coalición (el Gran Polo Patriótico), y se logró en paz y total normalidad, con una moderadamente alta participación (de un 56% del cuerpo electoral), dada cuenta que ir a sufragar en Venezuela no es obligatorio. El voto es optativo y con registro previo, y se realizó sin incidentes en todo el país. Y, como en Méjico, al presidente o presidenta se los elije por un periodo de seis años. Así, Claudia Sheinbaum, electa en el país azteca este mismo año y Nicolás Maduro, reelecto Presidente en la Patria de Bolívar, estarán en el ejercicio legítimo del poder ejecutivo hasta el 2031. Sin duda dos victorias de la democracia de Nuestra América.

    Venezuela pudo transitar por el actual proceso con más tranquilidad, también debido al reacercamiento con dos vecinos importantes, Colombia y Brasil. Con el primero, al terminarse la política de “cerco” de los gobiernos anteriores al de Gustavo Petro (como los de Uribe y compañía, muy ligados a la oposición terrorista-corporativa de las derechas de EEUU y de España), se normalizaron las relaciones. De hecho, luego de 4 años de rupturas y una vez reestablecidos los vínculos con la Casa de Nariño, creció el intercambio económico en más de un 25%. Por su parte, la presencia de Luiz Inácio Lula da Silva en el Ejecutivo de Brasil, repercutió también favorablemente, y los tres países afianzaron una mayor participación en organismos multilaterales, mientras la administración venezolana supo mantener la paz interna. Ello contribuyó a la no polarización radical en el proceso electoral, y a elevar la participación en el mismo, realizado en un marco pacífico, garantizado por la activación de todos sus cuerpos de seguridad[4]. Los resultados de una elección que se polarizó entre las candidaturas de Nicolás Maduro, del Gran Polo Patriótico y con un programa de profundización de cambios sociales a favor de la inmensa mayoría del pueblo venezolano; y la de González Urrutia, de triste recordación por su papel como asesor de estructuras de inteligencia en El Salvador, Centro América, cuando fueron asesinados 6 jesuitas y dos trabajadoras en noviembre de 1989, que luchaban al lado de la paz. Como era de esperarse, su candidatura fue holgadamente financiada por la extrema derecha y sus aliados internacionales. Pero la táctica de tener tantas candidaturas —con el fin de dispersar al electorado y evitar el triunfo de Maduro, no les dio resultado, pues todos los distractores recibieron un escaso 5% de la votación. El CNE declaró legítimo ganador de la contienda al dirigente Nicolás Maduro Moros, con casi el 52% de los sufragios emitidos. Fracasaría así el plan de traer violencia a Venezuela. El pueblo venezolano votó por seguir la política de recuperación económica; votó por la independencia de su país, por la paz y por el socialismo del Buen Vivir.

Quito, 29 de julio de 2024  


[1] Desde que se impusieron, ha habido más de 40 mil muertes en Venezuela directamente ocasionadas por la falta de algunos medicamentos, que antes podían importarse de los EEUU. 

[2] Véase su artículo “Venezuela: una mirada diaria”, del 25 de junio de 2024, recibido en las Redes. Obviamente, a la fiesta electoral venezolana no se admitían “auto-invitados” de gobiernos agresores, dedicados a despotricar contra el país caribeño.

[3] La votación se realiza con un sistema automatizado que evita cualquier tipo de fraude. Todos los partidos contendores utilizarán el mismo sistema para registrar su deseada mayoría y poder llegar a la presidencia. Ningún partido ha cuestionada el sistema de votación. En el proceso, que dura un promedio de 50 segundos por votante, el voto ya registrado por los/as votantes es impreso por un dispositivo, y ese documento es depositado por cada votante en una urna. En cada recinto, la votación dura mientras haya concurrencia a votar. En estas elecciones  hubo una alta afluencia de votantes, y el proceso cerró en muchas recintos cerca de las 20H. Los medios mostraban filas enormes de votantes esperando para llegar a votar. Algunos esperaron hasta 4 horas.    

[4] Se garantizó dicha seguridad con un estricto control fronterizo de personas, suspensión del porte de armas, prohibición de venta de bebidas alcohólicas, reuniones y manifestaciones.Esto no quita que el presidente Maduro no haya sido un candidato perseguido y agredido por el gobierno de EEUU y otros gobiernos injerencistas de derecha. Incluso, el gobierno argentino de Milei amenazaba a la embajada de Venezuela en Buenos Aires.   

Por RK