Por Juan Fernando Terán

Y no importa porque… el gobierno del banquero Guillermo Lasso hace tiempo que llevó a Ecuador más allá del “PUNTO DE NO RETORNO”. Me explico sin dilaciones.

1-. Desafortunadamente, no estamos ni en México ni en Colombia.  La situación en Ecuador no es comparable a aquella de esas naciones. Colombia vive en guerra civil desde hace más de 80 años. México exporta droga desde la época de la revolución institucionalizada. En ambos países, ciertamente, el Estado NO controla el monopolio de la violencia NI tampoco ejerce autoridad en todo el territorio.

En ambos países, los gobiernos más recalcitrantes de derecha incitaron el involucramiento del ejército y la policía en la lucha contra el narcotráfico. Aquellos “sacaron a las calles” a sus fuerzas de seguridad.

Como muchos lo advirtieron oportunamente, esta decisión propició procesos de corrupción irreparables pero la corrupción ocasionada por la lucha contra las drogas no fue extraordinariamente diferente a aquella que ya se vivía previamente. A pesar de todo lo sucedido, el Estado no ha fracasado ni en México ni en Colombia.

Según una definición canónica utilizada por las agencias de seguridad estadounidenses, un “ESTADO FRACASADO” es aquel cuyas autoridades no pueden o no quieren proporcionar servicios básicos a la población. Entre éstos, se encuentra el servicio más elemental incluso desde la perspectiva de un pacto social mínimo y ultra-conservador, a saber, la provisión de seguridad a cambio de obediencia.

En México o en Colombia, aunque aparezcan cuerpos mutilados en un parque, el Estado no ha fracasado pues proporciona seguridad (o finge proporcionarla) aunque sea en el parqueadero de un centro comercial ubicado en un barrio de clase alta.

En Ecuador, en cambio, el colapso de lo público NO ESTA asociado a la lucha contra las drogas.  El fracaso del Estado ecuatoriano es la consecuencia esperada de la ausencia de una guerra real contra el narcotráfico.

Por eso, ni México ni Colombia van camino a convertirse en Haití. Ecuador sí. Quienes nos gobiernan ya ni fingen. Ya pasamos ese “punto de no retorno”.

2-. No se engañen, Estados Unidos no resolverá el asunto. Desde la perspectiva geopolítica estadounidense, Ecuador no es ni “la cereza del pastel” ni la “niña de sus ojos” ni nada que se le parezca. Ecuador no es ni especial ni “excepcional”. Por eso, el Imperio tolera a un gobernante absolutamente incompetente y disfuncional a sus intereses estratégicos pero que le reporta algún rédito simbólico por el momento.

Estados Unidos no pondrá orden en Ecuador. Si hubiese querido hacerlo, Washington y sus instituciones hubieran reaccionado con relativa dureza después de que el banquero Lasso sacó a Albania de la lista de paraísos fiscales o después de que “el gobierno del encuentro” se hizo el loco con la destrucción de radares y otros instrumentos para la lucha contra el narcotráfico. Esto debería haberle dolido bastante al SouthCom. Pero no.

Al Imperio le importa poco lo que pase en esta república bananera porque… los principales flujos de droga exportados desde Ecuador se dirigen hacia Europa no hacia Estados Unidos. ¡¡Esa es una obra del actual gobierno y de su predecesor!!. 

No obstante, los “emprendedores” ecuatorianos que hacen riqueza con acciones chuecas todavía prefieren huir hacia Florida y lavar dinero en El Caribe. Mientras eso suceda, Washington no perderá el sueño por Ecuador ni pretenderá establecer una base en nuestro territorio. No lo necesita.

A similitud de lo que sucede en Haití, para la geopolítica imperial, no valemos el esfuerzo de acciones extraordinarias de intervención política o militar. Eso no cambiará porque los criminales asalten violentamente una escuela en Puerto Principe o un café en Quito. Ya pasamos ese “punto de no retorno”.

3-. La gente actúa en base al temor y sus percepciones. La clase media, que vive en una situación de temor exponencial, no utiliza razonamientos lógicos ni evidencias empíricas para construir “su realidad”.

El proceso más pernicioso a nivel de la vida cotidiana es la percepción de que “todo vale”.  Cuando ya no importa si son 10 ó 10.000 los policías o militares corruptos, cuando ya no importa si los asaltantes son ecuatorianos, colombianos o venezolanos, cuando ya no importa si el peligro asecha a las 2 de la tarde o a las 4 de la mañana, la idea de que “todo vale” destruye los fundamentos sociales del Estado.

En ese instante, el “fracaso del Estado” deja de ser obra exclusiva de las elites políticas. Los ciudadanos se convierten en los principales protagonistas del colapso institucional… y lo hacen cada vez que se les cruza por la cabeza de que la solución a la indefensión individual y colectiva es comprar un arma, disparar sin mayor reflexión, aplaudir a vengadores encapuchados o votar por quienes ofrecen limpiar el país de pobres, indios, comunistas o extranjeros.

Atormentada por el miedo omnipresente, la clase media ecuatoriana está incluso despolitizando sus anhelos. Sí, como lo leyó.

La clase media “paniqueada” ya no piensa en encontrar una solución desde arriba y desde lo público. La respuesta está en unas cuatro pistolas 9 milímetros bien puestas en casa, en el auto, en el aula y en la oficina.

Esa clase media ya ni siquiera está dispuesta a imaginarse a una dictadura militar como la salida inmediata, óptima y preferente.

El “gobierno del encuentro” destruyó la legitimidad de las Fuerzas Armadas y convirtió a sus miembros en parte del problema.  Y de eso se da cuenta hasta la clase media más irreflexivamente conservadora. Ya pasamos ese punto de no retorno.

4-. “Todo vale” hasta para los criminales. “¡¡¡ Ya que chucha !!!” es la frase que mejor describe lo que sucede cuando confluyen el fracaso del Estado ecuatoriano, la desidia de la embajada, la racionalidad “acotada” del ciudadano común, la corrupción de las fuerzas de seguridad, la inmundicia de los partidos políticos y la incompetencia del gobernante.

En la situación caótica imperante en Ecuador, la única trayectoria previsible es que el inepto siga gobernando gracias a los votos de la Izquierda Democrática y Pachakutik.

Destituyan o no a Lasso, haya o no muerte cruzada, “¡¡¡ ya que chucha !!!” Eso aparece reflejado cuando un ciudadano asalta una farmacia para robar leche y conseguir dinero para luego comprar víveres en una tienda cercana. ¡¡Qué bruto o qué desesperado!!

En Ecuador, si torturan y asesinan a quien podía haber delatado a los miembros de la mafia albanesa, si el juicio político huele a una mera ceremonia para justificar “que algo se hizo pero lastimosamente no se pudo”, si los criminales entran a los autobuses para robar aunque sea prendas de vestir, entonces… “¡¡¡ ya que chucha !!!”

Todo se vale. Roba el grande, roba el pequeño, roba el minúsculo. Ratas, ratones y rateros. Todo se vale. Ya pasamos ese “punto de no retorno”.

5-. La depuración del Estado implicará inestabilidad democrática. A futuro, en dos meses o dos años, el presidente del Ecuador tendrá que resolver algo que no dependerá de su buena voluntad, fortaleza de carácter o rectitud ética.

En apenas 2 años de ejercicio directo del poder, Guillermo Lasso consolidó situaciones perversas que ni Rafael Correa en persona podrá solucionar con facilidad. En el futuro próximo, aquello que producirá inestabilidad en Ecuador no será el retorno de la Revolución Ciudadana sino el legado del “gobierno del encuentro”.

Las próximas autoridades… ¿cómo sacarán de las filas institucionales a generales, capitanes, sargentos, cabos, soldados o conscriptos vinculados con actividades ilícitas? ¿A cuántos purgarán y en qué tiempo? ¿Se podrá realizar semejante purga sin quedarnos sin buena parte de las instituciones de seguridad interna y externa? ¿Los uniformados se quedarán contemplando pasivamente su suerte?

Las próximas autoridades… ¿cómo destruirán las redes de apoyo, comercialización y logística que, durante el gobierno de Lasso y Moreno, las mafias transnacionales crearon involucrando desde la tendera de la esquina hasta los accionistas de la banca off-shore?

Las próximas autoridades… ¿cómo, cuándo y dónde develarán los vínculos del narcotráfico con la clase política? ¿Fingirán que eso no ha sucedido y nos pedirán acolitarles en la mentira piadosa? ¿Será factible que continúen ignorando que la democracia ecuatoriana ya está narcotizada a todos los niveles?

El odio irracional a Rafael Correa nos condujo a este “punto de no retorno”. Medítalo antes de salir a la calle a comprar pan o votar. Piénsalo.

Por RK