Por Luis Varese
La tremenda y bien orquestada campaña contra la Revolución y contra el pueblo cubano está envuelta en niveles de hipocresía y falsedad nauseabundos. Antiguos ex izquierdistas se desgarran las vestiduras húmedas de lágrimas de cocodrilo, para lamentar la «falta de democracia» y quejarse del sistema de partido único. Las televisiones estatales de España, Italia, Francia, la BBC inglesa, muestran escenas del domingo 11 de julio y a partir de ello inician debates con analistas cargados de clichés y mentiras elaboradas a lo largo de décadas de alienación. El impacto de los medios masivos y de las redes sociales es grande.
Ninguno menciona el carácter genocida del bloqueo, ni las 243 medidas adoptadas por Trump para fortalecer el aislamiento económico de la Isla. Por supuesto queda en último plano la solidaridad de los médicos cubanos y el extraordinario éxito de las vacunas y la lucha contra el Covid-19. El cinismo de la seudo izquierda se esconde en buscar las debilidades que existen y magnificarlas, convirtiéndolas en «verdades revolucionarias». Ninguno de los enormes logros de la Revolución Cubana son mencionados.
Brillantes artículos han sido ya escritos sobre el tema (los pueden ver en https://www.alainet.org). Frei Betto, Geraldina Colotti, el informe técnico del español Julián Macías Tovar sobre los miles de recursos de las redes sociales destinados a generar desinformación y crear caos. Es tarea nuestra que estos y otros artículos, sean leídos y difundidos entre la mayor cantidad de personas y sobre todo para los jóvenes.
La guerra declarada contra Cuba lleva 62 años. El bloqueo que se menciona, entre dientes y como un hecho secundario por esa izquierda arrepentida, es fundamental en esta etapa. El castigo que se infringe al pueblo cubano por la Administración Biden no tiene perdón. La falsedad de sus declaraciones y la hipocresía destinada a subordinar a los gobiernos títeres, es digna de grandes actores de la tragedia. Biden miente descaradamente y ningún medio de comunicación es capaz de levantar la voz para decirlo. Los 184 votos contra el bloqueo a Cuba, en la Asamblea General de la ONU, no existen. Lo único que importa es la voz de los patrones. La estrategia de las guerras de la CIA contra los pueblos incluyen lo que llamaron la “primavera árabe” y que no es otra cosa que llevar a la exasperación cada una de las contradicciones para hacerlas estallar y proteger los intereses del gran capital.
Hoy Cuba, la Revolución Cubana resiste. El gobierno ha decretado medidas flexibilizando el ingreso y adquisición de productos. Son medidas de corto plazo y se anuncian algunas otras, pero nada es tan importante para resistir como la solidaridad de los pueblos y la justeza de la causa que la Revolución Cubana defiende.
El Imperio saca los colmillos feroces contra Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, México. El triunfo de Pedro Castillo en Perú y la votación Constituyente en Chile los irrita al máximo.
Los dueños del Imperio son peligrosos y asesinos, como demuestra lo ocurrido en Haití, pero no son imbatibles. Debemos modernizar las formas de lucha y encontrar la manera de convertir a las redes sociales en instrumentos nuestros. Los jóvenes están llamados a desarrollar las tecnologías que permitan contrarrestar la alienación y el dominio de estos instrumentos sobre nuestras conciencias. La tarea es enorme, pero no es solamente en defensa de Cuba o de las revoluciones populares, es en defensa de la humanidad, del planeta, de la Vida misma.
Cuba exporta vida. Cuba exporta futuro. Cuba exporta la fuerza de la solidaridad, de la cultura, del conocimiento científico.
Los errores se corrigen, la Revolución no se negocia, esa es la síntesis del mensaje del Presidente Díaz-Canell y esa es la fuerza de quienes conducen el proceso revolucionario al que la humanidad le debe tanto.
El socialismo es una tarea inconclusa, pero es la más hermosa de las tareas que tenemos por delante y es la única capaz de salvar al Planeta y a la humanidad de la bestialidad codiciosa del capitalismo.
Hoy, la defensa de la Revolución Cubana está por encima de cualquier discrepancia que puedan tener. La oportunidad política, la situación política no permite ambigüedades. Hoy es la defensa de Cuba, Nicaragua, Venezuela. Cruzar la delgada línea roja nos pone al lado de la humanidad o contra ella. Contra nosotros mismos, nuestros hijos e hijas, nietos y nietas y contra nuestros principios.
O somos los hijos de Túpac Amaru, de Bolívar, de Martí, de Sandino, de Mariátegui, de Fidel, del Che, de Carlos Fonseca, de Tomás o somos los tibios apátridas que han permitido llevar al mundo a estos extremos de injusticia y destrucción.