Adrián Hinojosa

Alvorada es una de las más bonitas canciones del cantor popular brasilero Cartola, en uno de sus versos dice: Alvorada en el morro (favela) que belleza, nadie llora, no hay tristeza…, una ilusión. En 90 días elecciones y en 180 días un nuevo Brasil. Ignacio Lula da Silva, el principal candidato de izquierda y con 30% de la intención de voto, está preso. Hace dos días que el «gran centro», un conjunto de 5-6 partidos de centro derecha, que posee un apreciable tiempo en el espacio electoral de la televisión, se decidió apoyar a Geraldo Alckmin, candidato de derecha con pocos votos, menos del 8% y así dio las espaldas a Ciro Gomes, el candidato de centro-izquierda. Gomes, que viene del partido PDT (Partido Democrático Trabalhista) que últimamente había hecho mucho ruido por su enfrentamiento con Jair Bolsonaro, candidato de la ultra derecha, segundo colocado en votos, 20%.

Es en ese escenario que se realizó los días 21 y 22 de julio, en São Paulo la «Conferencia Nacional Abierta de Lucha Contra el Golpe», organizada por el PCO (Partido de la Causa Operaria), un pequeño partido que ha tenido una tenaz participación en la denuncia del golpe de Temer. Más de cien comités y movimientos de todo el Brasil se reunieron para evaluar y hacer propuestas para la lucha contra el golpe y por la libertad de Lula.

Algunas de las voces venían de fuera, María Elisa, de Berlín, miembro del S.O.S. Lula, y que trabaja arduamente por cambiar el discurso mediático hegemónico (que reproducen los grandes medios brasileros, como Globo y Folha de São Paulo) destacó la presencia de comités Lula-livre en todas las capitales y ciudades de medio porte de Europa. Otras voces como las del campamento «Marisa Leticia» de «Lulitiba» (Curitiba) que incluían indígenas Pataxos que no querían ser solo pasado sino presente y que recordaron esa resistencia al exterminio.

La mayoría pidió la unidad de agendas de todos los movimientos por el fin del golpe, lo que incluye la libertad de Lula, hecho que se entiende como una continuación del golpe y por la restitución de los derechos de la clase trabajadora del Brasil, como pedía «Bebel», candidata a diputada por el PT de Río de Janeiro.

El discurso más aplaudido fue el de Ruy Costa Pimenta, presidente del PCO y uno de los personajes más populares de las redes sociales que tiene un programa de análisis político semanal y que ha sido extremadamente acertado en el diagnostico político; decía que después de la vergonzosa actitud de los jueces al negarle el Habeas Corpus a Lula, probablemente sólo una rebelión popular saque a Lula de la cárcel y eso resume la gravedad de la situación creada por el golpe: entre otras cosas ha confiscado el presupuesto de los sindicatos del Brasil, una medida que ni la dictadura militar se atrevió a tomar, terminando con que solo con la movilización popular se «va haciendo acontecer». También fue recordado el «día que duró 21 años», que es el título de un documental sobre la dictadura militar y a propósito de los tiempos que tienen estos procesos, que pueden extenderse mucho más.

La participación de la senadora Gleisi Hoffman presidenta del PT fue recibida con un caluroso «ole, ole y ole, Lula, Lula», y como único candidato: «¡Lula o nada!».

El día 10 de agosto será «el día del basta»: basta de recortes, de persecución, etc. El llamado final a una Asamblea Nacional Popular, el 15 de agosto en Brasilia, coincidiendo con el último día para el registro de los candidatos a la elección, y en caso de la imposibilidad de registrar a Lula, el llamado al inicio de una huelga general: ¡Se não registrar, o Brasil vai parar!: (¡Si no registran a Lula, el Brasil va a parar!).

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