Por Pedro Pierre

Desde más de 5 siglos no ha cesado la colonización del continente por parte de los países del Norte, al principio descarada y violentamente, hoy disfrazada de desarrollo, cooperación, combate al trafico de droga. En esta realidad la mayoría de los cristianos han mostrado mucha complicidad. Felizmente grandes figuras han demostrado su solidaridad con los pueblos nativos y hoy con los nuevos pobres, frutos de la dominación, explotación, violación y saqueo. Es el caso de las Comunidades Eclesiales de Base que tienen en Ecuador ya unos 50 años. Veamos estas realidades siempre conflictivas.

EL FATÍDICO 12 DE OCTUBRE

Pasan los aniversarios y cambia la visión del 12 de octubre… que llega hasta la polémica, en particular con la derecha colonialista de España que alaban los aportes de la conquista en las Américas. Ese día, El Salvador, Panamá y Honduras siguen llamándolo su “Día de la Raza” o de “la Hispanidad”. Chile lo celebra como el “Día del Encuentro de Dos Mundos”. Costa Rica lo califica como el “Día de las Culturas”, Belice: “Día Panamericano”, Venezuela: “Día de la Resistencia Indígena”, Nicaragua: “Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular”, Colombia: “Día de la Diversidad Étnica y Cultural”, Argentina: “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”, Perú: “Día de los Pueblos Originarios y del Diálogo Intercultural”, México: “Día de la Nación Pluricultural”, Bolivia: “Día de la Descolonización”. En Ecuador, desde 2011, es del “Día de la Interculturalidad y Plurinacionalidad”.

No sólo cambia el nombre, cambia también el discurso: el “descubrimiento de las Américas” pasó a ser el comienzo de la ‘invasión’, el ‘sometimiento’, el ‘genocidio’, la ‘invasión europea’… con el apoyo de la Iglesia española. Más todavía: el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador exige a España «una disculpa pública a los pueblos originarios que padecieron de las más oprobiosas atrocidades para saquear sus bienes y tierras y someterlos desde la conquista de 1521 hasta el pasado reciente». El papa Francisco lo entendió muy bien: reconoció los errores y atropellos no sólo de personas cristianas sino de la misma institución eclesial y recordó que sus antecesores habían pedido perdón.

El asunto ahora es no sólo reconocer lo mal hecho, lo mal habido y lo mal dicho… sino que se habla de reparación. Para ser perdonado, no se trata solamente de reconocer la maldad, arrepentirse, pedir perdón, hacerlo público, sino también reparar el daño ocasionado, en particular por las decenas de millones de muertes por la invasión, los asesinatos, la explotación y las enfermedades. Con el oro y la plata sacados por miles de toneladas durante 5 siglos -y eso continúa-, Europa ha logrado su desarrollo financiero e industrial. Por este motivo, porque fue robo descarado, se habla de “deudas: financiera, humana, cultural, ambiental, religiosa”. También habría que incluir las decenas de millones de negros traídas de África y sus consecuentes decenas de millones matados en la casería en sus países de origen. En las Américas se calcula que habría fallecido la mitad de la población indígena; puede ser lo mismo en África…

Lo peor es que poco hemos aprendido de esta relectura de la historia de nuestro continente. Ahora la colonización continúa no solamente con los gobiernos, las multinacionales y las instituciones internacionales, sino también con la complicidad presente en cada país. Las mal llamadas ‘élites nacionales’ no quieren reconocer esta historia, ni darla a conocer, ni escuchar hablar de reparación. Los libros de historia tergiversan la realidad y los medios de comunicación de estas mismas élites se empeñan en ocultarla y confundirnos. Todo este conjunto se ha vuelto una nueva colonización mediante sus empresas, sus bancos, sus préstamos, su corrupción, sus robos, sus paraísos fiscales… De hecho, son los indígenas y los afrodescendientes que son los más pobres, los más desposeídos, los más atropellados del continente. ¿Para qué más pruebas? ¿Quién investiga en Ecuador los 12 indígenas muertos de octubre de 2020? Acabamos de ver cómo en Chile la policía dispara a una activista mapuche de los derechos humanos ¡y la deja morir en la calle!; además se la acusa de haber detenido la llegada de una ambulancia… ¡Y cuánto complicidad nuestra en todas estas situaciones de racismo y de maldad!

A todos nos toca mucho qué hacer, comenzando por pasar a una visión más real del pasado y del presente, por desvelar nuestra colaboración muchas veces inconsciente, por emprender acciones e iniciativas de solidaridad a favor de una nueva historia y una nueva realidad. Todos tenemos que trabajar por una sociedad de mayor equidad y oportunidad de desarrollo. Si las Iglesias tienen mucho que hacerse perdonar, mucho tienen que aportar para conocer, valorar y promover las culturas y las religiones indígenas y africanas. Los cristianos tenemos que fortalecer la interculturalidad, es decir, el compartir de las culturas en la igualdad, la honestidad, y el aprendizaje mutuo. Los ecuatorianos, para el bien de todas y todos, debemos hacer avanzar la plurinacionalidad, mirando en particular la autonomía de las comunidades zapatistas de México y la organización de los pueblos indígenas de Bolivia. ¡Vayamos construyendo una Patria Grande de todas las voces bajo los múltiples colores del arcoíris!

EL COMPROMISO POLÍTICO DE LOS CRISTIANOS

El recién e impactante mensaje del papa Francisco incita a hacer unas reflexiones sobre el proceso de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), más precisamente las más antiguas de Guayaquil -¡ya 50 años!- en su compromiso político a partir de su fe cristiana… Nacieron en los sectores pobres y miserables de la ciudad de esa época, el ‘suburbio oeste’ en particular. ¿Puede una madre o un padre dejar que su hijo se estrelle contra una pared sin decir ni hacer nada o sólo mirar y limitarse a rezar? Evidentemente la respuesta es negativa… Pienso que como cristianos no podemos desinteresarnos de lo que pasa en nuestro país; tampoco podemos quedarnos callados o de brazos cruzados frente a estructuras contrarias a los derechos humanos, a la dignidad de las personas y al Evangelio de Jesús de Nazaret.

Vamos a mirar cómo estas CEBs han llegado poco a poco a interesarse en la política, a hablar de ella y actuar consecuentemente con su fe… En su mensaje por la Jornada Mundial de los Pobres el papa Francisco tiene palabras contundentes: “A todos quiero pedirles en nombre de Dios: Es hora de frenar la locomotora, una locomotora descontrolada que nos está llevando al abismo… (sistema) basado en la exclusión y la desigualdad, el descarte o la indiferencia, donde la cultura del privilegio es un poder invisible e insuprimible y la explotación y el abuso son como un método habitual de sobrevivencia…”

En los años ‘70, los miembros de estas CEBs se sintieron llamados a reunirse en torno a la amistad y la Palabra de Dios porque tenían el testimonio de entrega y solidaridad de otros miembros de su familia, o porque habían participado en cursos de alfabetización que se inspiraban en Paolo Freire, o porque habían descubierto que sus devociones religiosas eran un punto de partida para cambiar de vida y cambiar la vida social hacia mejores días.

El mismo Concilio Vaticano 2°, a principios de los años ’60, había reconocido el potencial evangelizador de las pequeñas comunidades cristianas de los sectores populares. Al final del Concilio, en Roma, unos 40 obispos latinoamericanos habían hecho un Pacto en la Catacumba Domitila para “vivir pobremente y colaborar en la liberación de los pobres”: Eran “los padres de la Iglesia de los Pobres” de América Latina, que buscaban hacer realidad el sueño del papa Juan 23. En 1975, el papa Pablo 6° escribía una carta llamativa sobre “El Anuncio del Evangelio” donde recalcaba que “El Reino es lo único absoluto”, “La iglesia debe trabajar por liberación de millones de pobres”, “Las CEBs son una esperanza para la Iglesia universal”.

En 1968, estos mismos obispos organizaron la 2ª Conferencia Episcopal Latinoamericana en Medellín (Colombia) para aplicar el Concilio a la realidad de América Latina. Reconocieron que la pobreza era el mayor problema del continente, con esta característica que era “empobrecimiento”, o sea, consecuencia de “un sistema que hace a los ricos más ricos a costa de los pobres cada vez más pobres”, tal como lo calificó el papa Juan Pablo 2°. Los obispos invitaban a los cristianos a solidarizarse con las causas de los pobres para hacer retroceder la pobreza, porque mientras haya estas “estructuras de pecado” que la producen, habrá demasiados pobres, lo que es un insulto a Dios. En Ecuador monseñor Leonidas Proaño junto con otros obispos se empeñaban en una pastoral liberadora: “Fomentar una pastoral al servicio del Reino… Comenzando ya la fiesta que vendrá… Caminar con los 2 pies: el de la Comunidad y el de las Organizaciones Populares”.

En 1981, el papa Juan Pablo 2° confirmaba en una Carta encíclica sobre ‘el Trabajo Humano’ “la opción por las causas de los pobres” rcalcada en una nueva Conferencia Episcopal Latinoamericana en Puebla (México, 1979): “La solidaridad de la Iglesia con los trabajadores es el criterio de nuestra fidelidad a Jesucristo para ser verdaderamente la Iglesia de los Pobres”. En 1992, nuevamente los obispos latinoamericanos se reunían en Santo Domingo de República Dominicana. Confirmaron la validez de las CEBs e invitaron a una Evangelización hecha de inculturación del Evangelio, la liturgia, el dogma, la Iglesia y de promoción social. En 2007 los mismos obispos reunidos en Aparecida (Brasil) retomaron la definición de las CEBs de Medellín como “primero y fundamental núcleo eclesial… célula inicial de estructuración eclesial”.

Al comienzo del nuevo milenio, varios miembros de las CEBs de Guayaquil participaron en Cursos de Formación Cristiana organizados por la “Comisión de Vivencia Fe y Política”, promovida en el sur de Quito por el conocido padre José Carollo. Allí se descubrió que el compromiso político es parte integrante de la fe cristiana. Se reconoció que los partidos de derecha promueven un sistema capitalista de gobierno contrario a la Doctrina Social de la Iglesia y al mismo Evangelio porque este sistema, basado en la ganancia ilimitada, empobrece la mayoría de la población. A partir de eso se vio la necesidad de señalar cuáles eran estos partidos de derecha para avisar que no era ni bueno ni cristiano votar por ellos. Luego se reconoció que había que apoyar partidos de izquierda e involucrarse en sus actividades, cumpliendo lo que decían los obispos: “La política partidista es el campo de los laicos” para construir una sociedad más conforme al Reino de Dios. En ese tiempo nacieron varios movimientos políticos desde los cristianos: en el Oro, en Sucumbíos y otro promovido por el Consejo Nacional de los Laicos de la misma Conferencia episcopal. Hoy las CEBs antiguas de Guayaquil siguen su compromiso político en nombre de su fe cristiana, sintiéndose respaldadas por las palabras y las actitudes del papa Francisco.

¡A estas CEBs queridas y a otras de Ecuador le digo lo mismo que acaba de decir el papa Francisco a los Movimientos Sociales: “¡Gracias por hacerme parte del proceso histórico que están transitando y gracias por compartir conmigo este diálogo fraterno que busca ver lo grande en lo pequeño y lo pequeño en lo grande, un diálogo que nace en las periferias!”… porque “el mundo se ve más claro desde las periferias.”

Por Editor