“¿Está usted de acuerdo que se prohíba al BIESS, ISSFA e ISSPOL invertir de manera directa o indirecta en títulos valores, certificados y notas del tesoro, papeles, bonos, mutuos o cualquier tipo de documento negociable, presente o futuro, que emitan las instituciones que conformen o sean de propiedad del sector público ecuatoriano?”

Así reza la quinta pregunta que el político socialcristiano Jaime Nebot quiere que aprobemos en una consulta popular. Dado que todo suena muy bonito, muy probablemente, cuando llegue el momento de caer en esta nueva trampa electoral, los ciudadanos olvidaremos cómo Ecuador arribó a la crisis ética por la cual atraviesa. Antes de que eso suceda, mejor recordemos algunos principios “pragmáticos” que las elites de una republica bananera emplean para enriquecerse.

¿Cómo hacer dinero con la deuda externa?

  1. Quéjese todo lo que quiera del sector público pero fomente que las empresas privadas hagan negocios con el Estado. Cuanto más chuecos e inútiles sean esos contratos, mejor para Usted. La corrupción aumenta el déficit público…. Y sin déficit público no habría necesidad de deuda externa. El desastre del Estado es una oportunidad para sembrar la fuente de sus ganancias.

 

Si todavía no logra conectar los puntos, compre uno de esos libros de economía que venden en los supermercados. Allí observará que un Estado “exitoso”, un sector público con superávit, no se vuelve deudor de nadie sino acreedor de otros. Por eso, si el Estado colapsa de vez en cuando, Usted podrá seguir adquiriendo títulos de deuda.

 

  1. Satanice el gasto público pero no olvide que le convienen los gastos que no contribuyen directa e inmediatamente al crecimiento económico. Como tenedor de deuda, Usted se beneficia cada vez que el presupuesto es utilizado en bombas lacrimógenas, tanquetas, troll centers, espías, becarios en embajadas o similares. Nada de eso genera producción. Nada de eso genera impuestos. Todo aquello aumenta el déficit fiscal… y sin déficit fiscal, Usted no tendría la oportunidad de “sacrificarse” y “arriesgarse” comprando bonos de deuda.

 

  1. Ser arriesgado, sin embargo, no significa ser temerario. Los negocios con deuda externa son “emprendimientos” a largo plazo. Usted tiene que asegurarse que el Estado deudor siempre le pague. Y para lograrlo, desde ahora, le conviene crear su propio equipo de “colaboradores”. A través de las fundaciones u otros cazatalentos con contactos en la Embajada, detecte a los y las jóvenes “más presentables” de las universidades privadas.

 

Lábreles un “futuro prometedor” auspiciándoles pasantías o cursos cortos en instituciones internacionales. Obviamente, asegúrese de que ellos no sean demasiado pulcros, estudiosos o brillantes. Usted solo necesita “colaboradores” en el Ministerio de Economía. Nada más.

 

  1. Hasta que lleguen a ser ministros, empero, sus entenados deberán aprender el ABC básico de las ideologías más conservadoras pero autodenominadas “liberales” o “libertarias”. Un baño superficial de conocimiento les dará un toque de “modernidad” o una pizca de “ruptura” que perdurará en sus colaboradores mientras no ejerzan el poder sin escrúpulos… como Usted, su empresa y su banco necesitan.

 

Construir ese equipo de colaboradores desde ahora, le asegurará que el Estado sirva su deuda externa haciendo lo que tenga que hacer en la próxima pandemia. Esta tarea que puede implicar retrasos en los pagos a maestros y médicos… pero no se preocupe… el Pueblo es manipulable… Incluya en su equipo a otro joven “presentable” y de “buena familia” para maquillar la imagen de su “plan de negocios”… el cual deberá ser promocionado como “plan de gobierno”.

 

  1. Nunca olvide que sin déficit publico Usted no tendrá negocio alguno. Todo aquello que le quite autonomía financiera al Estado le conviene. Independientemente de que sean o no eficientes, las empresas públicas deben ser vendidas. El petróleo, los minerales, las carreteras, los puertos, las aduanas u otros activos deben dejar de ser públicos en la práctica. Privatice, concesione o “monetarice” todo lo que pueda. Un Estado sin ingresos necesitará contratar deuda.

 

Sea proactivo, quítele ingresos al Estado antes de que pueda obtenerlos. Reduzca los impuestos, elimine aranceles, conceda amnistías tributarias o perdone las deudas empresariales. Todo lo que genere déficit público, le permitirá seguir en el negocio de los bonos de deuda externa.

 

  1. Con buenos “colaboradores”, todo es posible. Si por alguna razón coyuntural el Estado no puede servir su deuda, promueva acciones “inteligentes” para asegurarse que recibirá lo que desea incluso en la peor de las circunstancias. A ese efecto, sus entenados deberán emprender una reestructuración de la deuda que anticipe por donde irá la jugada pero sin hacerlo evidente.

 

En un primer momento, “vaticinar la inminencia del caos”, “culpar al gobierno anterior”, “aumentar el riesgo país”,  “anunciar que los acreedores ya aceptaron una reducción de miles de millones” o cualquier otra entelequia publicitaria similar, le permitirá alcanzar jugosas ganancias si es manejada bien por quienes protegen sus intereses.

 

Aprenda del peor gobierno de la historia. Observe cómo las supuestas contradicciones e inconsistencias en la gestión de la deuda externa generaron un apetitoso resultado… “la renegociación mejora el precio de bonos”, dice el titular de la prensa amigable al mercado.

 

  1. No comparta todo su conocimiento. Usted necesita colaboradores y no competidores. Mientras sean “sus” ministros, mientras no sean “emprendedores” autónomos o candidatos, sus jóvenes entenados no necesitan saber todas las jugadas del ajedrez financiero que Usted está diseñando. Inducirles cierta ignorancia les hará parecer bien intencionados.

 

Ellos serán un poco más creíbles cuando abran la boca para declarar alarmados y casi sollozantes que “los mercados están nerviosos” o que “adelantamos un pago para demostrar buena fe”.

 

  1. No se confunda. Usted no logrará todos sus propósitos con esos jóvenes tecnócratas ambiciosos y manipulables. Sin escuchar a la voz de la experiencia, Usted no llegará a ningún lado. Prohibir que el BIESS u otras instituciones adquieran deuda pública es… ¡¡¡UNA JUGADAZA!!! Piénselo con calma y con la mano en sus bolsillos. Piénselo.

 

Si el Estado ecuatoriano no podrá contratar deuda interna con las instituciones públicas, ¿a quién le pedirá dinero? ¿Dónde contratará esa deuda?

 

La mejor forma de involucrarse “sustentablemente” en el negocio de la deuda externa es haciéndolo de manera anónima. Y para eso sirven los bonos soberanos que se compran y venden en Estados Unidos.

 

Esos papeles no son “pagarés” en los cuales el emisor inscriba el nombre y el apellido del beneficiario. Por ello, aquellos son una forma segura para que Usted pueda obtener una ganancia cuantiosa especulando financieramente. Más alta y probable será su ganancia si Usted compra bonos del país en el cual reside… es decir… bonos de la comarca en la cual Usted puede mover las fichas para que presidentes, diputados, ministros o jueces hagan lo que necesita.

 

No compre bonos de Nueva Zelandia, Noruega, Japón o Sudáfrica. En estos países, con o sin gobiernos de izquierda, Usted corre el riesgo de que las autoridades nacionales decidan privilegiar variables macroeconómicas antes que servirle la deuda en medio de una pandemia.

 

Mejor compre bonos de países donde pueda Usted poner vicepresidentes cada vez que lo considere justo y necesario. Aprenda del peor gobierno de la historia.

 

¡Que jugada!

Por Editor