Por Luis Varese

«En la duda, ponte siempre del lado de los pobres», Monseñor Pedro Casaldáliga.

En una franja fronteriza, entre Perú y Chile, que suelen llamar tierra de nadie, centenares (no he logrado encontrar una cifra oficial) de migrantes, solicitantes de refugio y refugiados buscan cruzar la frontera con Perú e ingresar al país. Unos con la decisión de regresar a Venezuela, otros con la esperanza de ir a EEUU (básicamente haitianos) y otros con la esperanza de encontrar mejor vida en Perú, Ecuador o tal vez Colombia. Hay muchos que llevan hasta tres meses en ese limbo físico y migratorio. Duras regulaciones locales chilenas, dadas a partir del asesinato de dos carabineros a manos de delincuentes, presuntamente venezolanos (relatan las noticias), hostigamiento xenofóbico en Iquique, Tarapacá y Arica, falta de empleo y trabajo, son las principales motivaciones que exponen las personas que aceptan ser entrevistadas.

En el lado peruano la recepción no es mejor y les esperan similares condiciones.

Ambos gobiernos recurren a carabineros y a la policía. Los militares aparecen en la escena como los que van a resolver la crisis humanitaria. La diplomacia se ha mantenido a nivel de quejas y acusaciones mutuas.

El 28 de abril, el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, en su rueda de prensa diaria, dijo que la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional de Migraciones (OIM) están «preocupadas» por la situación de esas personas. «En muchos casos carecen de cobijo, de agua, de alimentos y de servicios sanitarios», siendo los más vulnerables los menores no acompañados, las familias separadas y las personas con enfermedades crónicas.” «Su dignidad (de los migrantes) debe ser respetada -insistió el portavoz-, así como sus derechos como refugiados, y estaremos ahí para garantizar que se atienden sus necesidades más básicas, pero esto es un asunto que debe tratarse directamente entre los dos países», insistió. (Agencia EFE)

Los instrumentos de la Protección Internacional son varios y muchos de ellos aplicables. Los principales organismos de las Naciones Unidas para este tema, ACNUR y OIM, están más que preparados para dar soluciones. Las cifras de personas son manejables, los recursos económicos abundantes y el personal es altamente calificado.

¿Qué impide entonces dar respuestas inmediatas?

Para dos gobiernos, el de Chile, con decreciente popularidad, y el de Perú sin ninguna aceptación, dar protección internacional o visas humanitarias a migrantes es muy poco rentable políticamente. Ambos pueblos votaron por la izquierda o por el progresismo. Ambos pueblos han sido traicionados en el cumplimiento de los programas electorales.

Para la dupla Boluarte-Otárola, cuyo gobierno es acusado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de “grave violación de derechos humanos” durante la represión contra las movilizaciones, por la muerte de 49 ciudadanos ejecutados con armas de guerra de la Policía y de las Fuerzas Armadas, este tema es una tabla de salvación para distraer a la opinión pública. El reportaje del programa peruano Cuarto Poder, mostrando a Carabineros o soldados chilenos, enseñando por donde cruzar la frontera hacia Perú, facilita levantar la noticia y el antichilenismo  latente en el sur del país. Aún así el discurso deberán manejarlo con cuidado ya que hay más de 250 mil peruanos migrantes en Chile, y están además, las ingentes inversiones chilenas en Perú.

Tensiones entre países vecinos, en el Pacífico de América del Sur, son rentables para la política exterior de los EEUU. El fantasma de UNASUR y la unidad de intereses en América Latina, preocupa indudablemente al Imperio. Todas las señales nos llevan a leer una ofensiva coordinada, estratégicamente elaborada y que atenta contra nuestras soberanías y voluntades populares. Esta estrategia tiene los siguientes puntos en común:

  1. Construcción de un discurso fascista con participación de la clase media empobrecida y sectores lumpenescos. Brasil, Argentina, Perú, Ecuador (en este último país, un Decreto Ejecutivo, autoriza a las FFAA a combatir el terrorismo. En principio se refiere a mafias delincuenciales, sin embargo es suficientemente amplio como para permitir golpes contra la movilización social).
  2. La reaparición de las FFAA como actor político en las calles, bajo la excusa de la lucha contra la delincuencia o el control de migrantes.
  3. La desaparición y persecución del discurso Soberanista y progresista, en nombre la protección de la inversión extranjera.
  4. El alineamiento “natural” con la política exterior de los EEUU como “nuestro socio principal” en contra de la “injerencia” de China y Rusia en el Continente. Esto último queda más en el discurso que en la práctica, debido a las inversiones Chinas y a la rentabilidad del comercio con esa potencia mundial.
  5. La demonización de Cuba, Venezuela, Nicaragua, como los enemigos a vencer. Junto con ello el resurgimiento de la palabra “comunismo”, como fantasma decimonónico, que espanta a los sectores más retrógadas e ignorantes de la población.

Las posibles soluciones a la situación humanitaria de la frontera

Las condiciones mínimas de vida de esa población en esa área, se resuelven en pocos días. Requiere de decisión política de ambos gobiernos y del apoyo de la Comunidad Internacional. Carpas, letrinas, sistemas de agua potable portátiles, iluminación del área, protección de mujeres, niñas, niños, adolescentes. Todo ello es de emergencia y por lo tanto de implementación de muy corto plazo.

Las soluciones de mediano y largo plazo tienen diversas aproximaciones. Para los venezolanos que desean volver a su país, tanto el ACNUR (refugiados) como la OIM, (migrantes) deben implementar un programa de repatriación voluntaria y desarrollarlo, en acuerdo con el Gobierno de Venezuela y los gobiernos de Chile y Perú. Por supuesto es la repatriación voluntaria, la mejor de las soluciones. El gobierno venezolano ha puesto a disposición vuelos para ello.

Para Colombianos que deciden retornar a su país, es lo mismo. Puede ser mucho más delicado si son refugiados. En Colombia siguen existiendo actores del conflicto y el retorno de algunos puede ser riesgoso. Para ello el ACNUR tiene los mecanismos de verificación necesaria y otras soluciones duraderas. Nuevamente los gobiernos involucrados tienen la palabra y la decisión política.

Para haitianos y nacionalidades africanas, la OIM (salvo que sean refugiados o solicitantes de refugio, donde interviene el ACNUR) deberá facilitarse la documentación necesaria para que puedan circular en libre tránsito hacia el destino que decidan.

Todo lo descrito es absolutamente factible. Decisión política es lo que se requiere. Las ambiciones y las codicias, utilizan a la migración como un instrumento político. Debe primar lo humanitario y la protección internacional. Muchas veces esto es simplemente una ilusión y niñas y niños mueren por los intereses bastardos de los poderosos. Así está ocurriendo en la frontera de Chile con Perú.

Por RK