Por Juan Fernando Terán
Un mandatario que gobierna a través de decretos sin control del Poder Legislativo, ¿cómo se llama? Seguramente, un atisbo de respuesta podrá encontrarse en la “Enciclopedia de la Política” escrita por Rodrigo Borja. Si les conviene encontrarla a sus coidearios, obviamente.
¿Qué podrá hacer ese gobernante durante seis meses? Para responder a esta interrogante, la tarea es más difícil pero no imposible si los ciudadanos hacemos una “vaca” de ideas para detectar los posibles cursos de acción que tomará el gobierno de Guillermo Lasso.
A continuación, aportaré algunos elementos para un debate del cual depende la construcción de mecanismos de defensa colectivos.
1-. No podrá cumplir “su plan de gobierno”. Esto es obvio, especialmente en el caso de quien solo tuvo un “plan de negocios” personal.
2-. No podrá efectuar cambios permanentes. Esto no es tan evidente… al menos no lo es para esa derecha absurdamente irreflexiva, racista y clasista que anhela una dictadura militar, represión preventiva contra los indígenas y exterminio de los correístas.
Como me comentó un abogado constitucionalista, para visualizar lo que podría suceder, se debe considerar que:
a). Aunque gobierne sin vigilancia parlamentaria, Lasso emitirá decretos que deberán ceñirse a las normas legales y constitucionales vigentes.
b). Incluso los “decretos ley de carácter económico urgente” están sujetos al control de la Corte Constitucional.
c). La nueva Asamblea Nacional podrá revisar todos los decretos que Lasso haya emitido hasta que abandone definitivamente su cargo.
d). El próximo Presidente de la República también podría derogar los decretos emitidos durante la administración semestral de Lasso.
En resumen, por la vía de los “decretos” autocráticos, el banquero no puede hacer cualquier cosa aunque quisiera… salvo que recurra a actos de violencia jurídica y física.
3-. No podrá firmar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Lasso tampoco podrá implementar esa y otra cualquier otra medida similar “altamente publicitaria” que pudiese alagar a las elites empresariales nacionales o transnacionales.
Si quienes amasan “SU” riqueza abusando de los demás ciudadanos tienen un poco de sentido común, entonces ellos no aceptarán ni aplaudirán medidas demagógicas de esa naturaleza.
Cuanto más abusen de la presencia de un banquero en la Presidencia, más contundente será la reacción social expresada a través de las urnas a fines del 2023. Obviamente, esto bajo el supuesto de que ellos estén interesados en regresar a un régimen plenamente democrático.
En caso contrario, entonces no les importará nada y convertirán al abuso en la norma de comportamiento gubernamental de los próximos 180 días.
4-. No podrá privatizar activos o patrimonio nacional. A través de decretos de duración efímera, eso no será factible. Como se dijo antes, toda medida tomada con esos instrumentos podrá ser revertida y se convertirá en un lastre para la derecha durante una campaña electoral.
Para privatizar todo aquello que las oligarquías voraces han anhelado apropiarse desde hace décadas, se requiere una dictadura que dure algo más que un semestre… y, por supuesto, se requiere dictadores competentes… lo cual no lograrán fácilmente tener con Lasso en el poder.
El banquero no podrá hacer muchas cosas aunque se le haga agua la boca. Entonces, ¿por qué quiere quedarse en el poder?
Al margen de aquellos asuntos relacionados con la protección de sus activos y de “su honra” personal, Lasso podría proponerse crear condiciones para que cualquier gobierno que venga se vea obligado a servir a los grandes empresario aunque no quiera hacerlo.
Dicho en otro modo, él podría dedicarse a crear condiciones para doblegar al Estado ecuatoriano ante el “poder estructural” del capital financiero transnacional.
¿Cómo lograrlo? Utilizando los instrumentos del ejercicio cotidiano del Poder Ejecutivo… esos instrumentos que los políticos saben que están ahí, pero simulan desconocerlos.
Pensando en el manejo de las potestades de gasto y decisión circunscritas a la voluntad presidencial, se me ocurren las siguientes cosas que Lasso sí podría intentar hacer:
1-. Si podrá seguir utilizando a las compras públicas para traspasar dinero al empresariado. En seis meses, no se puede privatizar la seguridad social… pero sí se puede, so pretexto de atender las “urgentes necesidades” del pueblo ecuatoriano, convertir a la provisión de salud a través de prestadores privados en un negocio muy… pero muy… pero muy… lucrativo.
Cuanto más colapsadas estén las instituciones públicas de salud, más fácil será remitir “clientes” a los consultorios y clínicas privadas. El resultado acumulativo de este “Festín de las Atenciones” será incrementar la inviabilidad financiera del IESS.
En unos pocos años más, con algo de publicidad anti-izquierdista y fanatismo anti-correista, los presidentes y asambleístas del futuro podrán “salvar al país” privatizando al IESS, aumentando la edad de jubilación, reduciendo las prestaciones de salud o proponiendo cualquier otra medida de ajuste neoliberal similar.
Las compras públicas son un mecanismo para hacer plata a costa de la colectividad. Y ese mecanismo no es ni inmediata ni fácilmente auditable. Hasta que se descubran los negociados, los autores, cómplices y encubridores del saqueo estarán felizmente bronceados en un paraíso fiscal caribeño… o en Albania donde también hay playas con aguas azules.
2-. Si podrá entregarle a Estados Unidos algunas concesiones geopolíticas interesantes. Aunque haya firmado un Acuerdo de Libre Comercio con China, Lasso es y será un amigo fiel de la Embajada. Si no fuese así, él no se habría animado a hablar con tanta confianza mientras disolvía la Asamblea Nacional el 17 de mayo.
Pero no se confunda… los gringos no están detrás de los minúsculos negocios que las oligarquías locales apetecen. Ellos sí tienen una mirada a largo plazo. En América Latina, Washington está interesado en contener su pérdida de hegemonía desacelerando el avance las relaciones económicas con China. Y para eso Lasso si les es funcional.
También un gobierno de seis meses le bastará al Presidente Joe Biden para que los analistas del Departamento de Estado y los operadores de la CIA mejoren su técnica de golpes de estado. Aunque muchos no quieran admitirlo, el Imperio aprende…
El experimento con Jeanine Añez, la “demócrata” autoproclamada presidenta de Bolivia, fue patético y les duró apenas un año, después del cual el Movimiento hacia el Socialismo (MAS) volvió a la presidencia. Los gringos no pudieron evitarlo.
Pero este ensayo les sirvió para perfeccionar su técnica para orquestar el golpe de estado contra Pedro Castillo utilizando a con Dina Boluarte, otra protegida de Washington que defiende al Perú del “castro-chavismo-lulismo-putinismo-jinpingnismo” encarnado en el “Grupo de Puebla”. Y ella lo hace disfrazando la ruptura de la ley con rostro de “defensa de la democracia”.
En Perú, Estados Unidos perfeccionó su técnica de violencia contra obreros, campesinos, estudiantes y pobladores. A menos de un año de su gobierno, ya nadie dice nada… o, al menos, eso dicen, los medios de comunicación empresariales.
Para los años que se vienen, Washington utilizará a policías y militares para la promoción del “respeto” a la democracia. Y para seguir aprendiendo “proactivamente”, el Imperio necesita un nuevo escenario de maniobras.
Y para eso, sin duda alguna, Lasso si les sirve y mucho. El banquero les permitirá hacer lo que quieran a cambio de comprar tiempo en el poder, un tiempo valioso para concluir los negocios pendientes y dejar amarrados los negocios para sus descendientes.
En Ecuador, la CONAIE y los pueblos indígenas serán los ratones de laboratorio en la guerra de baja intensidad que los banqueros nacionales e internacionales instrumentalizan a través de las clases medias y sus periodistas liberales.
En las próximas elecciones, compañeritos… votarán nomás ideológicamente… votarán nomás. Ya lo hicieron una vez y seguro serán capaces de hacerlo de nuevo.
¿Acaso imaginan que “una limpia” en un sitio cósmico y con unas plantas milenarias les evitará ser las victimas de la violencia de los poderosos?
Cuidado, compañeritos… la próxima vez Ustedes podrían estar contribuyendo a la elección de un dictador menos incompetente y más duradero.